Recuerdos de Santa Tecla

Traigo esta foto en donde debía rondar los veinticinco años cuando me dio por descubrir el mundo. Este viaje vino motivado por un libro de P.D. Ouspensky llamado; «Fragmentos de una enseñanza desconocida», basado en las enseñanzas de su maestro Gurdjieff. En el interior del libro me encuentro una frase subrayada que dice «El hombre siempre es responsable, la máquina no», supongo que me llamaría la atención dicha frase, hace décadas que no lo abro.

Hoy es día del medio ambiente y el lugar donde se realizó esta fotografía era por entonces casi desconocido, recuerdo que ascendimos la montaña acompañados de una espesa niebla. Recorrí el lugar en busca de algo que el autor del libro denominó como «lo milagroso», entonces acababa de descubrir el Parsifal de Wagner con lo que aquello supuso su punto de heroísmo por si solo.

A día de hoy, es un lugar turístico, dotado de hoteles y multitud de tenderetes donde se ofertan las más absurdas pamplinas y recuerdos, pero por entonces había árboles que dotaban de magnificencia el lugar, podía uno cerrar los ojos y percibir la esencia mágica de la montaña, ese conglomerado milagroso que se mantiene incomprensiblemente a lo largo del tiempo.

Volvería sin duda, y no lo digo por la edad, tampoco por ese cuerpo fuerte y rejuvenecido, lo digo porque entonces percibía mucho más cercano el encuentro con «lo milagroso», lo tenía ahí, en la punta de los dedos. Hoy, siento que es necesario el alejarme, al igual que la figura del ermitaño en los naipes del tarot, habiéndose convertido tan noble disciplina en algo extravagante y carente de sentido.