lunes, 31 de mayo de 2021

Más allá del álbum familiar, una introducción a la fotografía psicológica I

 


«Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño,
por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre»

Gabriel García Márquez



Judy Weiser, en su ya clasico libro Phototherapy Techniques hace una amplia descripción de las principales técnicas utilizadas y señala que las fotos personales y los álbumes familiares son metáforas visuales de una experiencia; añade que son una ventana al inconsciente, pudiendo ayudar a las personas a comprenderse a sí mismas.

Utiliza las fotografías como técnica de indagación para desbloquear a las familias, traer recuerdos de situaciones olvidadas o bien observar su estructura, los roles, la comunicación y las relaciones e investigar aspectos generacionales.

Weiser, parte de un enfoque fenomenológico, donde las fotografías por si mismas han capturado un momento de la realidad en el tiempo y el espacio, pero estas no son la realidad, son tan solo una representación de ella. 

Cada uno de nosotros puede llevar una manera inconsciente de dicha representación en la fotografía y usarla como estímulo en el trabajo. Cuando se usan individualmente, se activa el mecanismo proyectivo de cada persona a través de procesos de recuerdos del pasado que operan en el presente.

La foto-biografía es una guía para que cada uno pueda reencontrarse con su pasado, aprender a leer el lenguaje de las emociones en los cuerpos retratados y ponerle voz a los silencios y a la ausencia de imágenes en determinados períodos de la vida. Nos ayuda a comprender y comprendernos; a poner en paz con nosotros, nuestro entorno y nuestras relaciones.


En Arteterapia se trabaja sobre la producción de imágenes inconscientes. Es una tarea de asociación de imágenes, tarea prioritaria sobre el uso de la palabra. Ya nos decía Freud que las imágenes se hayan más cerca del inconsciente que la palabra. Y si es así, no nos cabe más que pensar que las imágenes pueden expresar y representar aquello que va más allá, eludiendo el pensamiento o razonamiento directo.

Todos guardamos viejas fotos en algún lugar de casa. Las mantenemos en la retina de nuestros ojos como parte inseparables de nosotros mismos o colgadas en la pared como testimonio del paso del tiempo. Sobre el aparador, mesita de noche o incluso en el trabajo; son puros archivos de nuestro inconsciente personal, archivos íntimos de nuestro recorrido por la vida y donde quedaron marcados esos momentos especiales; aquellas personas que conocimos o los lugares por los que transitamos.


«Dichoso aquél que recuerda con agrado a sus antepasados, que gustosamente habla de sus acciones y de su grandeza y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila»

Johann Wolfgang von Goethe

Los álbumes, revelan por lo general instantes amables, sigilosos y motivadores. Un tiempo pasado, una nostalgia infinita de quienes nos quisieron y ofrecieron parte de su vida y que ya no están entre nosotros. Aun así, nuestro álbum, nos puede derogar sorpresas; ya que desde la perspectiva terapéutica nos hace emerger recuerdos, sensaciones, pesquisas, interrogantes en el análisis de la reconstrucción de la personalidad y en donde se adivinan sentimientos, relaciones, secretos olvidados, traumas, amores, detalles que nos hicieron ser cuanto hoy somos.


«Un hogar es más que la suma de los elementos materiales que lo componen: es un almacén de recuerdos, un archivo, un guardián de todo lo que ha sucedido dentro de sus límites»

El álbum familiar es el mapa de nuestro tesoro íntimo, una realidad de la que podemos incluso dudar hoy. En él se hallan nuestros mitos, genealogía, espontaneidad y anécdotas. Según Kraus, las fotografías sirven como iconos, tótem mágico que nos permite conectar con el pasado, sueños congelados en el simbolismo del sujeto, descubrir verdades de nuestro propio universo.

El Dr. Akeret en su Photoanalysis va más allá y alude como ayuda al álbum familiar para la interpretación de significados de gestos, posturas y expresiones inconscientes de la persona fotografiada. Poses, miradas, conductas, maneras de comunicación no verbal.

Repasamos nuestra vida, la revisamos; hacemos consciente una evocación permanente y sellada de los sustratos de la memoria. Actualizamos, desmenuzamos el paso, el tránsito de cuanto somos y como hemos llegados hasta aquí. Trozos inconclusos, navegantes de espacios y de tiempo; un puzle que toma forma, proyecto y expresión.


Willy Ronis