jueves, 28 de octubre de 2021

Paul Gauguin, el viaje de mi vida.



                                                ¡Déjame entrar, déjame entrar! 
                                                ¿Quién eres? —pregunté pugnando por soltarme.
                                                Catalina Lintón —contestó, temblorosa.
                                                Me había perdido en los pantanos, y vuelvo ahora a casa.

De Emily Brontë, Cumbres Borrascosas

Mi padre, siempre me producía temor era un ser alejado y arrogante. Muy independiente y nunca sabía uno en que pensaba. Tenía tierras, era colono y comerciaba con los negros, aunque de vez en cuando me decía:

— ¿Ves esas nubes? ¿Distingues como yo sus formas cambiantes?

Recuerdo que me hacía mirar el cielo y bajo ese cielo mutable  veía formas tornadizas; seres quiméricos y extraordinarios.

Ello hizo que me justifique ante él ya que tras su ruda apariencia debó ser un hombre de gran ternura. En 1868 me llegó una carta de él, que terminaba así;

—Tu padre que siempre te quiere, aunque no te lo exprese.


Solo siento las sombras, los relieves visibles, sin duda. 
Todo contorno es difuso y forma parte de la abstracción”

El gran viaje de mi vida lo hice antes de nacer y en el vientre de mi madre. Imaginé haber nacido en el mar y es que… el viaje de mis padres, desde Luisiana hasta Francia, fue muy largo. Viaje en el que yo navegaba en el vientre de mi madre, ya lo he dicho, y en donde el agua fue dos veces agua y aunque aún no había nacido ni presenciado las nubes, el mundo de lo líquido caracterizó mi manera de habitar en el mundo.

Muchas veces, y conforme pasan los años, pienso que mi alma persistirá de por siempre en esa travesía sin escapatoria posible. De ahí la sensación de residir al borde de un abismo, de ser una persona sin tierra firme, un ser de nubes algodonadas y profundidades marinas.

De lo delicado y sensible del agua fui confinado a la más absoluta de las soledades y donde los campos de Médoc me acogieron en una llanura inmensa colmada de viñas, pero sin árboles. En ese desierto que se extendía hasta el infinito dibujé los primeros lienzos y pasteles de mi infancia.

Bajo esa misteriosa y cansina luz, crecí al cuidado de mí nodriza y de mi tío, un hombre bonachón de ojos tremendamente azules…

Una casa solitaria en medio de unas tierras abandonadas sin sombra y en donde un océano de nada cubría los espacios desiertos; se estaba tan solo allí. Incluso en el aire se había acumulado una gran reserva del alma humana, llena de coyunturas y tiempo, cómo el espíritu de las cosas muertas y de las casas abandonadas.
A pesar de la enorme tristeza que invadía mi alma llegué a querer ese lugar.


Ese carácter dado al ensueño retrasó la llegada del hombre. En oposición a cualquier indicio de irracionalidad o vulgaridad; era pues un ser delicado y muy dado a los sensible.

Violette Heiman

Se me calificó, tras la fama y la muerte, de una mente sombría o taciturna, pero reconozco que mi alma quedó en Médoc para siempre y que años después de salir de allí, aún pasaba las horas tendido en el suelo, con los ojos cerrados y mirando sin ver.

Allí sucedieron los primeros once años de mi vida, abandonado a mí mismo, paseando y presenciando el paso de las nubes bajo el cielo…

Pienso que el artista viene a la vida por una misteriosa necesidad. Nace desnudo sobre el vasto paisaje y es ya artista aún antes que la madre haya dispuesto los paños que lo envolverán.

Entregado a la causa de la flor, el perfume de lo desconocido tiende sus redes y hará que todo el mundo se le aparte. De ahí el alejamiento fatal, incluso trágico del artista.


—Yo creo que los discípulos del gran arte, serán glorificados y que, envueltos en un celeste tejido, de rayos de luz, perfumes y acordes, regresarán para fundirse en el seno de la fuente de toda armonía”

—Así pues, mi querido Paúl, seguro que volveremos a vernos, no sabemos cómo ni cuándo, pero seguro que volveremos a vernos".

De Richard Wagner a Paul Gauguin, en abril de 1891 
y a punto de partir este, para las islas Marquesas.

sábado, 23 de octubre de 2021

El otro lado del puente

 


Cruzarlo significaría para él una gran aventura, de eso no cabe duda alguna. El miedo paralizaba sus piernas, le costaba avanzar y dudaba a cada paso que daba.

Tenía miedo.

No había opción y atrás dejaba más cosas para morir que para vivir. Quedaba una trayectoria que con el desgaste de los años había desmontado cualquier posibilidad de continuidad.

Se dice que cuando se cruza un puente se salva cierta una dificultad.

Algunos puentes son viejos y otros se acaban de levantar… cruzan ríos, vaguadas, desfiladeros o cualquier tipo zona comprometida.

Tenía miedo.

Tras cruzar un puente nace una nueva senda siendo lo más probable que la naturaleza de las cosas cambien y con la posibilitad de poder descubrir situaciones y escenarios diferentes.

Él tenía miedo ahora que se hallaba justo en medio del pasaje y, si lo pensaba fríamente, quizás hubiese preferido no conocer la existencia del puente y morir al inicio del mismo. Así no hubiese tenido la tentación de cruzarlo.

Lo había intentado muchas veces, pero siempre había fracasado.

Tenía miedo.

Ahora, tenía la certeza de que, si no lo cruzaba, su alma se consumiría sin remedio alguno y eso lo motivó en dar un primer paso. Cerró los ojos y llevó a cabo un primer movimiento; atreviéndose Avanzaba inseguro y con peso en las piernas, hasta que cierto airecillo le acarició el rostro y se animó a proseguir.

Conforme avanzaba los temores se fueron diluyendo y del miedo pasó al júbilo. Las dudas se disiparon y aceleró el paso, hasta llegado el momento en que podía percibir con toda claridad el extremo final del puente y ahora sí que deseaba alcanzarlo rápidamente.

Se sintió animado, al descubrir que el miedo se encontraba detrás y justo al inicio, al otro lado del puente.

Un relato de R. Reina Martel

martes, 19 de octubre de 2021

Henry Darger, el extraño

Henry Darger por Joe Coleman
(abril de 1892 - abril de 1973)

“El derecho de los niños a jugar,
a ser felices, a soñar.
El derecho a que duerman bien de noche,
el derecho a una educación,
a que tengan las mismas oportunidades
para desarrollar sus mentes y corazones”

Henry Darger


Parece ser, que la adopción de su hermana, a sus cuatro años de edad, marcaría de forma definitiva el carácter de este paseante solitario de la ciudad de Chicago. Aunque avisamos que este invitado a nuestra Casa del Árbol rayó el rizo en lo que respecta a ciertas rarezas.

Su madre murió al darle a luz y su padre fue incapaz de cuidarlo, hasta que definitivamente a los ocho años de edad le internó en un orfanato católico. Debido a sus continuos desvaríos le ingresaron en una institución psiquiátrica y de la que tras innumerables intentos consiguió fugarse. Tenía 16 años y trabajó de fontanero, portero y otras labores manuales. Asistía hasta cinco veces a misa diariamente y solo se le conoció un único amigo; William Shkoder, con el que compartía el sueño de fundar una asociación de protección para el menor. Le fue denegada la petición de adopción de una niña, hecho que modificaría su fe y creencias religiosas.


Nuestro paseante era dado a dar largas caminatas y en las que recogía todo tipo de basuras y coleccionaba cuantos objetos encontraba por la calle; sobre todo revistas y periódicos.

A principio de 1930 se instala en una habitación del North Side de Chicago. Residencia que no abandonaría jamás hasta el día de su muerte y en donde los caseros Nathan y Kiyoko Lerner, encontraron su obra tras su muerte, ocurrida el 13 de abril de 1973 en un hospicio de las Hermanitas de la Caridad.


Su obra abarca más de 16.000 páginas, cientos de dibujos y collages. Se dice que posee el récord a novela más larga escrita y cuyo nombre se podría traducir en algo así como; «La historia de las siete chicas Vivian, en lo que se conoce como los reinos de lo irreal de la tormentosa guerra glandeco-angeliniana, causada por la rebelión de los niños esclavos».

El héroe, que no es más que el capitán Henry Darger; lucha por imponer el orden y la justicia en el mundo de las niñas Vivian.

Una saga de locura, delirio, alucinación, irracionalidad y demencia.


Y es que, el ser humano no termina de sorprendernos, y una vez más nos vuelve el modelo del lobo estepario, tal como mencionamos en personaje de Franz Xaver Messerschmidt. Ese arquetipo magistralmente perfilado por Herman Hesse o Dostoievski, en su Crimen y Castigo.

Ser atormentado, fruto de una severa represión infantil e incapaz de superar el trauma desencadenara en psicosis y que le hizo cuestionar el sentido de la realidad. Los expertos se quedaron perplejos al ver que aquel libro de 15.154 páginas contaba una historia desquiciada, con rasgos de claro tormento.


Obsesivo con la meteorología, parece ser que presenció de pequeño la devastación de un pueblo entero a causa de un tornado y en donde nos llama poderosamente la atención la doble sexualidad o transexualidad de algunos de los personajes de sus dibujos, siendo causa de múltiples especulaciones

Su obra se expone en El American Folk Art Museum de New York.


sábado, 16 de octubre de 2021

El Pozo, un texto de Murakami


Imagen de Andy Goldsworthy

La figura de un pozo que jamás he visto con mis propios ojos está grabada a fuego en mi mente como parte inseparable del paisaje. Puedo describirlo en sus detalles más triviales. Se encuentra en la linde donde termina el prado y comienza el bosque. Es un gran agujero negro de un metro de diámetro que se abre en el suelo, oculto hábilmente entre la hierba. No lo circundaba brocal alguno, ni siquiera un cercado de piedra de una altura prudente.

Se trata de un simple agujero negro en el suelo.

Aquí y allá, las piedras del reborde, expuestas a la lluvia y al viento, han mudado un extraño color blancuzco, se han agrietado y han ido desmoronándose. Unas lagartijas verdes se deslizan entre las grietas. Sé que si me asomo y miro hacia dentro no veré nada. Es muy profundo. No puedo imaginar cuánto. Y está tan oscuro como si en una marmita alguien hubiera cocido todas las negruras del mundo.

Hay un pozo muy hondo por alguna parte. Pero nadie sabe encontrarlo.

Si alguien se cae dentro está perdido.

—Es muy, pero que muy profundo— decía Naoko, escogiendo cuidadosamente las palabras.

Ella hablaba así a veces: muy despacio, buscando los términos adecuados.

—Es muy profundo.

—Pero nadie sabe dónde se encuentra.

—Claro que está por allí, en algún sitio.

—Eso es seguro.

Murakami
Tokio Blues

miércoles, 13 de octubre de 2021

Tugpa, la sopa sagrada del Tíbet


Convivir con un lama tibetano, conlleva la posibilidad de intercambiar costumbres más que diversas. Y si a ello le sumamos la relación entre culturas tan dispares, como son las del sur de España con las tradiciones y hábitos alimentarios del Himalaya, ni que decir tiene.

Geshe Tamding Gyatso, fue mi maestro durante un tiempo de mi vida. Conviví con él, durante algunos meses al año. Además de su profunda sabiduría he de reconocer que me dejó pequeños hábitos que, de una manera u otra, han enriquecido mi vida. Como ejemplo de ello os presento esta rica sopa.

No es que sea milagrosa ni nada de eso, lo que sucede es que un hombre de mi edad, comienza a darle la merecida importancia a los recuerdos amables que atesora.

Geshe-la, nos contaba sobre tradición culinaria del Tíbet. Sostenida en unos productos básicos y que se entre mezclaban, una y otra vez. Llamándonos poderosamente la atención, la adversidad que este pueblo sentía sobre el pescado y cualquier producto derivado del mar.

Pero vayamos a la receta que es lo que nos interesa. Advierto que no discutiré con los puristas y sabiondos de la tradición. Limitándome a relatar la receta que cada noche elaboraba Geshe Tamding en la cocina.


INGREDIENTES

Aceite de oliva virgen extra

Puerro

Patata

Carne de ternera picada

Col blanca

Especias diversas como;

Curry, Jengibre, Cúrcuma, Pimentón, Comino, chile o guindilla molida.

Pasta, como fideos orientales o quínoa

Cebollino o Cilandro

Pimienta negra

Sal


ELABORACIÓN

Pelamos las patatas y limpiamos los puerros retirando las hojas más duras y las que presenten signos de mal estado.

Sofreímos hasta que dore el puerro, a fuego muy suave para que no se queme.

Añadimos las patatas cortadas.

Agregamos la carne de ternera picada

Removemos hasta asegurarnos que la carne queda sofrita y suelta.

Añadimos el agua necesaria y dejamos hervir. 

Bajamos el fuego y espumamos las impurezas que broten de la superficie.

Sacamos toda la grasa que suelte la carne.

Mientras, vamos picando la col blanca muy finita o en juliana. Sed generosos con la col que ha de cubrir por entero la superficie de la sopa.

Remover con la espumadera para que todo quede ligado.

Ya tenemos la sopa hirviendo. Tenemos que intentar concentrar el sabor lo máximo posible. Media hora estaría bien para cuatro comensales.

Una vez enternecida la col y la carne, les toca turno a las especias.

Para ello, o bien compramos un compuesto de especias orientales y que, a fin de cuentas, resulta lo más sencillo o bien decidimos añadirlas de una en una. Como por ejemplo el jengibre (natural y rallado), cúrcuma, curry, comino y pimentón.

Dejamos hervir y añadimos la pasta, tal como fideos asiáticos o quínoa.

Ghese-la, de manera ritual confeccionaba lo que él llamaba «Momos» y que resultaba ser una pasta de harina y agua. En un bol, los elaboraba mientras recitaba oraciones a la vez que le daba forma de pequeños anillitos que cocía en la sopa.

Para rematarla una picada de cebollinos o cilandro, además del picante.

Punto de sal y pizca de pimienta negra. 


OBSERVACIONES

Se le puede añadir uno o dos huevos batidos al final de la sopa, también una pastillita (media mejor) de caldo concentrado. La especia que suelo utilizar se llama «Ras el hanout» y que no es difícil de encontrar. Procedente de Marruecos nos puede proporcionar intensos aromas.

Algo de pollo también le vendría de lujo al caldo y la sopa

El picante, recuerdo que siempre resultaba un problema, pues no encontrábamos ninguno que satisficiera al Lama. Ya que según su gusto ninguno estimulaba en demasía.

Cuestión que se resolvió con un pequeño cuenco apartado de la sopa y con su correspondiente cucharilla de café, para que cada cual se lo sirviese a su gusto.

Comprobamos la importancia de esta sopa para la comunidad de monjes.

Hidratos de carbono, vitaminas, grasa, proteínas, además del calor corporal. En Tíbet es frecuente que las temperaturas ronden bajo cero....

Ellos utilizan la carne de yak y que viene a ser parecida a la de buey. Un ejemplar de largo pelo que desde el inicio de la historia fue domesticado. Utilizándose como animal de carga y proporcionando carne, mantequilla, además de lana un tanto áspera, pero que permite elaborar mantas, alfombras, cuerdas y otros objetos. Los excrementos secos son utilizados como combustible, muy apreciado en las zonas pobres en maderas.



domingo, 10 de octubre de 2021

El último viaje

 


    Ya no queda nada de mí en Punaania. Quiero huir lejos y ocultarme de todos; gritar y morir, y si es posible en medio del bosque, en Hiva-Do.

Han tomado Tahití; hombres ruines venidos de San Francisco. Ahora contaminarán lo poco que queda de verdad entre mis nativos y por mi parte… ya ni siquiera valgo para matarme. Lo he intentado con arsénico; siempre fui un hombre dado a los excesos y fijaos que tomé tanto arsénico que hasta me embriagué de él.

El dolor me puede, mi cuerpo ya no da para mucho más.

Me viene el tiempo pasado en París, el café Voltaire y Meyer, mi poeta. También Mallarmé y hoy, más que nunca, rememoro al sentimental Vincent y hasta el viejo Cezanne; ahora que he descubierto que, después de todo, no éramos tan diferentes.

Aquí en Hiva Do, junto a María Rose, transito el final de mis días. Mi pierna se pudre, mi cuerpo se corroe y tengo la sensación de que hasta también se consume mi alma.

Me he permitido desafiar a cuantos he conocido y va siendo hora de detenerse. Y ahora que lo consigo ¿Por qué demonios no me dejan en paz? ¿Pretenden que un espíritu bárbaro como el mío comulgue con los mansos y pedigüeños? Nunca me arrodillaré y menos ante el misionero que infecta con sus creencias a quienes nacieron puros de corazón. Dejadme ser un salvaje, dejadme ser un indígena, dejadme ser irracional.

Lo he deseado durante toda mi vida; esa alianza entre lo salvaje y originario. La he buscado como una difamación y siempre en el límite de lo desconocido. No pude evitarlo, nací maldito y con un alma condenada.


¿Cuándo comienza todo?

Con apenas un año de edad acometí mi primera huida y marché con mi familia al lejano Perú, debido al regreso de Louis Napoleón. Más tarde, me acogió la ciudad de Orleáns, en la casa del tío Isidoro, y ya siendo un mozo, embarqué como grumete en el Lusitana y sin tiempo que perder; pasé a ser alférez, en el Chili y en el que recorrí el mundo entero; eso sucedió allá por 1868.

Luego intenté hacerme domesticable, la fiera que habitaba en mí se apaciguó por un tiempo. Me casé con Mette Sophie y con el nacimiento de mi hija Aline casi lo consigo. Pero un día la bestia despertó, llevándose aquellos años de paz en Copenhague y, cuando menos lo esperaba, llegó el paraíso. Era 1886 y todo sucedió en la pensión de Madame Gloanec, en la pequeña aldea de Pont–Aven, en la Bretaña, donde jóvenes artistas me admiraban. Por entonces me sentía el hombre más importante del mundo. Allí junto a Bernard Laval y el bueno de Meyer, fundamos el llamado simbolismo sintético; qué tiempos aquellos…

Panamá supuso mi siguiente huida y junto a mi amigo Laval trabajamos en la construcción del gran canal. Hasta que, consumidos y exhaustos escapamos a la isla de la Martinique. Luego, los excesos nos hicieron enfermar y al final hubimos de regresar a París.


El siguiente episodio se configura en Arles, en casa de Van Gogh, donde pasé varios meses junto al más loco de los locos. Hasta que una noche, a principios de abril de 1891, partí rumbo a Tahití. De todo ello dejo constancia con la publicación de mi libro Noa Noa (Tierra Gigante). Me instalé en una cabaña y en el distrito selvático de Matacía, en Papeote. Allí conocí a la hermosa y única Tehura; la que adoraba a un dios de los muertos llamado Yupapau. La amaba como un endemoniado y en las largas noches de entonces no faltaban nativas que acercándose hasta mi lecho me seducían hasta la extenuación.

Dos años más tarde regresé a París y tomé como amante a Annah, una víbora de la isla de Java. Después de una larga lista de incidentes y vicisitudes; abandoné definitivamente Europa para no volver jamás.

En el 3 de abril de 1895, regresé de nuevo a mis islas; instalándome en este segundo viaje en una cabaña en Punoania, pasando mi tiempo entre depresiones y enfermedades. La muerte de mi hija Aline me hizo reconsiderar.

¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos?

Las Marquesas, una isla en el fin del mundo, ahora infectada por misioneros; he llegado tarde.

Bosques de Hiva- Do,
mi último viaje, apenas queda tiempo.
Corceles, corceles blancos en la playa…

Un relato de R. Reina Martel

sábado, 9 de octubre de 2021

Oda a la Inmortalidad de William Wordswort

 


William Adolphe Bouguereau

Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.

Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos,
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.

En aquella primera
simpatía que habiendo
sido una vez,
habrá de ser por siempre;
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira a través de la muerte.

Gracias al corazón humano
por el cual vivimos;
gracias a sus ternuras, a sus
alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer
puede inspirarme ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.

William Wordswort (1770 – 1850)

Arteterapia, la medicina más bella del mundo.

 


«Tener ojos y no tener miedo»

Claudio Naranjo

Los Ojibwas la llaman Kinomagewaphong, esa larga palabra significa «La roca que enseña» y era este un lugar de sanación. Puede que una de los mayores indicios en la historia del poder del arte aplicado a la salud. Estamos en Canadá y sus autores fueron antepasados de los indios Alonquinos. Más de 900 petroglifos decoran la piedra, tallados con una precisión sorprendente y diseminados sobre una pared decorada. 


Me viene a la memoria la elaboración de los dibujos de arena de los navajos, también a los monjes tibetanos mientras realizan el ritual del Kalachakra y su mándala de arena. En todos estos casos, la curación va unida a la contemplación de símbolos y colores. La arteterapia ha estado presente desde el albor de los tiempos; cuyas manifestaciones expresaban los misterios que el hombre antiguo no entendía y junto a la posibilidad de sacralizar la tierra. Todo cuanto nos rodeaba constituía un misterio y con ello la posibilidad de un marco sanador que facilitaba el acto creativo. Como decía Jung; «La deuda que tenemos con el juego de la imaginación es incalculable».

Recordamos las ruedas medicinales de los Big Horn en Wyoming y ese arquetipo que se repite durante la historia primitiva con el símbolo de la rueda como espacio destinado a sanar. Cuestión casi inseparablemente de la danza y ese ritmo que suponía la oposición natural a la quietud. Leí una vez de la existencia de una sociedad de sanadores llamada La atirenda, cuya danza se dirigía específicamente a curar la hernia que afectaba a la población Apache.


Luego estaba el rito de la pipa sagrada, tan perfectamente detallado por Joseph Brown, en su obra The Sacred Pipe: siendo útil de resaltar la incorporación al ritual de una ingesta, que en este caso concreto será el humo y en otros; el peyote, la ayahuasca o la salvia.

El ritmo del tambor, el fuego, las pinturas corporales, los baños de sudor, el bastón o las diversas figuras totémicas… todos con una única finalizad; la limpieza psíquica y corporal del individuo


Imagen de Irina Werning

También me veo forzado en hacer alusión al mundo celta y al arquetipo de la palabra sanadora con la figura de Feidhilyn como última sacerdotisa. Los relatos del bardo como figura ineludible de una sociedad que trasmitía a través del discurso poético toda su sabiduría. Los rituales del agua, las hierbas, el caldero, las fuentes sagradas, el hechizo, los lazos de colores y las ocho festividades sagradas. Todo ello, no son más que prototipos de lo que aprendemos hoy en nuestros modernos centros de arteterapia.

También estaban los Shamanes siberianos, el Tíbet con sus tankas, mudras, máscaras, festivales, oraciones, sonidos y los mándalas; recordemos al doctor Jung y su cuaderno rojo donde diariamente dibujaba. Estaba el I Ching, el Sumi-e o pintura china, traducida como La rima de las respiraciones y la circulación de la vida. Mencionemos de pasada; el Tao, el Feng Shui, el Zen, el eterno laberinto y las danzas derviches…

¿Es moderna la Arteterapia?

¿Qué hemos realmente descubierto?

¿Qué hemos puesto de nuevo sobre la mesa?

Sin duda la respuesta sería los mecanismos aportados por Perls, el psicoanálisis de Freud, la bioenergética de Reich o Lowen, el teatro de Moreno, el humanismo de Rogers o Maslow, la interpretación de los mitos por Joshep Cambell, el trabajo sobre la transpersonalidad de Wilber y puede que… unificando todo lo expuesto en este escrito; la figura sin duda de Claudio Naranjo como resorte indisoluble entre lo antiguo y lo moderno. Herramientas sin duda, para recetar la más bella medicina del mundo.

viernes, 8 de octubre de 2021

La sorprendente historia de Franz Xaver Messerschmidt

«Alguna gente no enloquece nunca.
Qué vida tan verdaderamente horrible
deben tener»

Charles Bukowski

Se cuenta que el príncipe Eugenio Francisco, Príncipe de Saboya-Carignan, murió de pulmonía en Viena mientras dormía, después de pasar una noche jugando a las cartas con su vieja amiga la Condesa de Batthyany. La leyenda afirma que un león que mantenía vivo en palacio, también murió esa misma noche. Está enterrado en la capilla de honor de la Catedral vienesa de San Esteban. Corría por entonces el año de 1736.

En esa misma noche, y a pocos metros de allí; nació nuestro artista, Franz Xaver Messerschnidt. Creció en Munich, en casa de su tío el escultor Johann Baptist Straub, quien fuera su primer maestro.


A finales de 1755 se matriculó en la Academia de Bellas Artes de Viena, y se convirtió en alumno de Jacob Schletterer. Se graduó y consiguió trabajo en la Casa Imperial. En el salón de la Construcción en 1760-1763, realizó sus obras más conocidas; los bustos de bronce de la pareja imperial y algunos relieves que representan al heredero de la corona y su esposa. Uniéndose al Barroco tardío, y bajo la influencia determinante de Baltasar Fernando Moll. A esta tendencia pertenecen las dos estatuas de tamaño natural que representa a la pareja imperial, encargado dicho trabajo por María Teresa de Austria y llevado a cabo entre 1764 y 1766. Es de mencionar algunos otros retratos de temas religiosos. Más una serie de estatuas por encargo de la princesa de Saboya, que han sobrevivido a nuestros días.

El barroco puso fin a su obra en 1769 con un busto del médico de la corte Gerard van Swieten, por encargo de la misma Emperatriz. Al tiempo que hicieron aparición sus primeras obras de estilo Neoclásico, debido a la experiencia adquirida en 1765 durante un viaje de estudios a Roma. A partir de entonces, se obsesionó por las facciones y fisonomía del rostro, influenciado por retratos de la vieja Roma. Siendo digno de mencionar los trabajos realizados entre principios del año 1769-1770, que representan al conocido médico Franz Anton Mesmer.


Franz, que debía estar hasta la sopa de esoterismos y de círculos extravagantes, se hizo seguidor y discípulo de Hermes Trimegisto, autor del libro de culto el Kybalion. Comenzando a manifestar alteraciones en la personalidad que derivaron en esquizofrenia. Admirador de la Golden Ratio y de aquello que los artistas del renacimiento llamaban la divina proporción. Que utilizaban, según decían ellos, para la constituir la belleza y el equilibrio en el diseño de la obra de arte. El divino Leonardo tendría mucho que decirnos referente a todo esto.

Comenzó a padecer de agudos trastornos digestivos; opinando los historiadores de hoy, que bien podía haber padecido la enfermedad de Crohn. Que más o menos, y con el desconocimiento del que escribe, se podría definir como una inflamación de los intestinos.


Arruinado y acosado por sus obsesiones, Messerschmidt lo vendió todo y volvió a su pueblo natal, Wiesensteig. Refugiándose en una cabaña construida en las afueras.

Allí pasó los últimos nueve años de vida, Alimentándose de leche de vaca y carne de cordero, pues ya recién cumplidos los 38 años brotó de manera permanente la locura.

Y es obvio que como artista loco fue rechazado por todo el mundo, muriendo 9 años más tarde, exactamente a los 47 años. A lo largo de ese tiempo realizó 60 esculturas de una calidad sorprendente y cuyo tema fueron los decenas de gestos primordiales que somos capaces de formar con nuestro rostro los seres humanos…


Se decía que hablaba con fantasmas y que se pellizcaba frente al espejo, con el fin de encontrar las muecas o gestos esenciales en el ser humano. Se contaba que mantenía un contacto astral con su maestro Hermes. Hasta el fin de su vida mantuvo una postal o dibujo de Egipto donde residía el poder máximo del conocimiento áureo.

El filósofo Friedrich Nicolai, editor e historiador austriaco, le visitó en su casa en 1781, dos años antes de morir, describiendo a un hombre extraño que se pellizcaba frente al espejo y que gesticulaba extrañamente con el fin de forzar el rostro y de llegar a componer una incomprensible teoría de las proporciones que, según él, gobernaban el mundo. El artista buscaba de manera afanosa los 64 gestos primordiales. Los que, pacientemente, fue modelando en sus esculturas primorosas y alucinadas.

Como curiosidad, decir que Friedrich Nicolai atribuyó parte de la locura de Franz Xaver Messerschmidt a su castidad...

Cuando le preguntó Friedrich por qué ocultaba siempre el labio inferior en sus esculturas, el artista le contestó: —Porque ningún animal de la naturaleza lo enseña.


Una exposición de gran envergadura inunda París, y en los bajos de Louvre pueden observarse los tremendos rostros de Franz Xaver Messerschmidt.

Impresionantes, fuera de toda lógica y de lo que usualmente denominamos como coherente. Esculpidos en un tiempo que sin duda no era su tiempo, pues su estilo atrevido superó el límite temporal de lo creativo; de aquello que marcan las modas y la actualidad de los tiempos.

Todos los bustos fueron creados en su cabaña de Baviera, a finales del 1700.

Un hombre que reza a un alquimista de leyenda, un mago del antiguo culto de las pirámides que habla con espectros, que le informan de la proporción perfecta de las gesticulaciones humanas, tan solo me atrevería a hacer una observación; ¿Quién fue este Franz Xaver Messerschmidt?

lunes, 4 de octubre de 2021

Hundertwasser, cronología de un hombre que amaba los árboles


«La naturaleza es libre de crecer,
allí donde cae la nieve o la lluvia.
Allí donde todo está blanco en invierno,
todo debe estar verde en verano.
Lo que es paralelo al cielo pertenece a la naturaleza
hay que plantar árboles en las calles y en los tejados;
en la ciudad tenemos que volver a respirar el aire del bosque…»

Hundertwasser

1928.

Hundertwasser nace en Viena un 15 de diciembre. Será el único hijo de una madre judía y un padre ario. Su nombre verdadero era Friedrich Stowasser.

1929.

Muerte del padre. Su vida familiar se limitó a una relación exclusiva con su madre, basada en un apego instintivo y una profunda ternura irónica. La madre empleada de banca, encarnaba los valores de la pequeña burguesía de su época. ‘Permanece en el anonimato -le solía decía- si quieres vivir en paz’.

Cuando percibió que en su hijo se estaba afirmando en una personalidad ‘diferente’, sintió un gran temor. Temor que no se calmó cuando llegaron los primeros éxitos de su hijo, a los que ella todavía asistió. Lo cual le confería un carácter taciturno: pensaba demasiado y tardaba en reaccionar y cuando lo hacía era excesiva lentitud. Pero quizá esa particular forma de ser fue la que llegó a convertirle en un gran pintor.

1938.

‘Anschluss’ (anexión de Austria al III Reich). Al ser mitad ario, esto le permitirá sobrevivir junto a su madre, pero los nazis exterminarán al resto de su familia materna.

1949.

Abandona la escuela de Bellas Artes de Viena, donde apenas ha pasado tres meses. Viaja a Italia de norte a Sur y sin dinero llega a París apoyado por su amigo el pintor René Brô (a quien conoció en Italia); y la hospitalidad de la familia Dumage que le acogen en Saint-Mandé; a Brô agradecerá el pintor ‘haberle abierto las puertas de la belleza’. Guarda en el armario viejas camisas con las que comienza a diseñar su propia ropa con trozos de tejido que le caen en las manos; empieza a confeccionar sus calcetines y sus zapatos. Su gorra aparecerá un poco más tarde, cuando el pelo se le comience a escasear… tejidos abigarrados a modo de sombrero abombado. Hundertwasser iba de bohemio por la vida. Un verdadero errante y un nómada, en el sentido de viajero.

Dice Restany que en aquella época la singularidad de su atuendo acentuaba su aureola de talento artístico o de genio en Ciernes. En el ambiente de la marginalidad intelectual su segunda piel le serviría de pasaporte social. Es el año en el que pasará a adoptar el nombre por el que será Reconocido.


1950.

Brô y Hundertwasser colaborarán en las pinturas murales de Saint Mandé.

1952.

Vende la colección de sellos que le legó aquel padre al que no conoció y le sirve para cubrir los gastos de su primera exposición en Viena, en el Art Club.

1953.

Pinta su primera espiral en el taller de su amigo René Brô. Este símbolo servirá a lo largo de su carrera para expresar su particular visión del mundo y su relación con la realidad exterior. Hay, según Restany una especie de metáfora biológica en este hecho, que le crece por ósmosis y se conforma a partir de niveles de conciencia, sucesivos y concéntricos. Para Hundertwasser el hombre tiene tres pieles: su epidermis natural, su ropa y su casa.

Desarrolla su teoría del transautomatismo; que era al mismo tiempo una crítica del analfabetismo perceptivo del público y la necesidad de una participación creadora de éste en la obra de arte. Donde se retoma la idea preferida de Marcel Duchamp; "son los observadores los que crean el arte."

Humanismo de evidencia visual. Con la educación que se nos da, la sociedad suscita en nosotros automatismos reflejos, que no nos permiten sentirnos a gusto en nuestra segunda y tercera piel, desviándonos de nuestro fin auténtico que es el bien.

1955.

Expone, gracias a Carlo Cardazzo, en la Galería del Naviglio.

Nos cuenta Restany: "Una libélula se posa en su mesa de trabajo. Resplandece en toda su gama de colores: ¡Es la modelo más bella! Conforme la va pintando, según dicta la imaginación, los fascinantes colores de la libélula se trasladan a la acuarela. Cuando termina la obra, la libélula ha muerto y está completamente gris." En ese emotivo poema ‘Libellacquerellula’, Hundertwasser describe la transición (tal vez debería decir migración) de los colores a lo que él ha creado.


1957.

‘Gramática del ver’

1958.

Año del ‘Manifiesto del Enmohecimiento contra el racionalismo de la arquitectura’. Postura fundamental en materia de sociología del hábitat y de convicción naturista. El moho es la metáfora del poder creador de la naturaleza, al germinar, sometido a su ley orgánica de expansión hará fermentar las estructuras y reventar la línea recta en la casa. Cada habitante debe cultivar su propio moho doméstico. Esta poderosa imagen se materializará en conceptos estructurales sucesivos. El hombre, si quiere vivir en armonía con la naturaleza, debe tomar conciencia de su derecho más innato: el derecho al diseño individual de la fachada de su casa. Este manifiesto recupera los temas del transautomatismo, desde el punto de vista del hábitat individual y colectivo.

1959.

Primer addendum del ‘Manifiesto del Enmohecimiento’ y que incluye una lista de construcciones ‘sanas’ que el autor juzga ejemplares para la época actual: Entre ellas, Antonio Gaudí en Barcelona.

Completa ‘La gramática de ver’: andar descalzos, una vida libre de obligaciones económicas alimentándose de cereales, la práctica del narcisismo como única forma de altruismo.

Bazon Brock, Hundertwasser y Herbert Schuldt durante la acción ‘La línea de Hamburgo’, en la escuela de Bellas Artes de Lerchenfeld, 1959

Gracias a la ayuda de su amigo Siegfried Pope, uno de sus primeros coleccionistas, es nombrado profesor en la Escuela de Bellas Artes de Lerchenfeld (Hamburgo). Ocupa su plaza en octubre y exhorta en vano a los alumnos a que abandonen la escuela. Tres meses después encuentra una ocupación para ellos: durante dos días y dos noches, pintarán en las paredes del aula, en la puerta y en las ventanas, una línea interminable a lápiz, a la tinta y al óleo. Trazaron ‘La línea de Hamburgo’.

1960.

‘Acción Ortigas’. Con motivo de su exposición en casa de Raymond Cordier. Propone a 200 personas que beban un caldo de ortigas hervido en un recipiente para la colada… Nadie lo quiso probar, pero él se tomó el brebaje; en el recipiente quedaba aún algo de detergente y el artista enfermó y necesitaría de 20 años para dejar de padecer esa tenaz pirosis.

1961.

Este año vivirá en Japón. Cambia también su nombre. Primero Friederich, y después Friedreich.


1964.

Segundo addendum del ‘Manifiesto del Enmohecimiento’. Muy breve subraya que la actividad del arquitecto debe subordinarse a los deseos de los moradores, reforzando así el derecho de estos a su tercera piel.

1967.

En Munich, el 12 de diciembre, en un acto del Pictorarium pronuncia su discurso ‘Al desnudo’ abogando por la tercera piel.

1968.

En Viena, protesta de nuevo desnudo contra la estéril arquitectura rectilínea como preámbulo a la lectura del manifiesto ‘Los von Loos’.

Se compra en Sicilia un viejo velero de madera con el que viaja a Venecia. Anclado en la laguna de Venecia, Hundertwasser vivirá, trabajará en él, y recorrerá las costas del Adriático durante los próximos 5 años.

Nuevo cambio de nombre: Friedensreich (reino de la paz) Hunderwasser Regentag (día de lluvia). Más adelante en el tiempo añadirá el de Dunkelbunt (colores vivos, un poco tristes, como animados por un fulgor que viene de las profundidades, ¿una reminiscencia de las flores del herbolario de su infancia? - nos pregunta Restany).

Año de su ‘Discurso al desnudo’ y del manifiesto ‘Los von Loos’ (Apartándose de Loos). En 1908, Adolf Loos había manifestado en Viena que ‘la ornamentación es un crimen’, como reacción a los excesos florales de Jugendstil. La arquitectura racionalista recuperó este mensaje para formar su credo. Hundertwasser quiere tranquilizar al ciudadano y provocar en él el deseo de ejercitar en él su derecho a la ventana, tomando partido por el valor decorativo de la arquitectura.

Estos cuatro años se sitúan bajo el signo del ‘Regentag’ y de la fluidez existencial. Hundertwasser vive y trabaja en su barco, sobre el agua.


1972.

Restany señala fecha a partir de aquí el comienzo del gran cambio ideológico de Hundertwasser; donde a la envoltura de las tres primeras pieles, vendrán a sumarse otras dos: la cuarta piel del hombre es el entorno social (desde la familia a la nación, pasando por los amigos que uno elige). Y la quinta piel sería la planetaria: el destino de la biosfera, la calidad del aire que respiramos, el estado de la corteza terrestre que nos nutre y fomenta nuestra existencia. Hundertwasser es ya un pintor de éxito, con más de 20 años de carrera a sus espaldas.

En este año, la amistad con Joram Harel se convierte en su agente y confidente, le expatria de todas las obligaciones materiales y le permite vivir según su más querido deseo; es decir en armonía con la naturaleza y actuar en cada momento de su existencia mundana en completa sintonía con sus principios.

También muere su madre. A la que el artista estaba profundamente unido y que deja un enorme vacío que ninguna mujer logrará llenar nunca, a pesar de que hubo multitud de mujeres en su vida. Se trata de un punto crítico en su vida, ‘die kehrtwendung’ (la vuelta atrás). Éste es el título del discurso que pronunciará dos veces, en Viena y en Pfäffikon (Suiza). Su arte se identifica cada más íntimamente con las opciones fundamentales de su visión del mundo.

Publica su manifiesto ‘Tu derecho a la ventana – tu deber al árbol’. Este manifiesto supone la reanudación de su actividad ideológica militante. Aquí ha precisado ya el discurso ideológico que se gesta en el 58. Y que supone el comienzo de toda una serie de acciones, que completarán la receta de la felicidad en la tierra… Hundertwasser declarará también la guerra a la contaminación en todas sus formas: la polución atmosférica, el peligro nuclear, los atentados contra la naturaleza y la destrucción del patrimonio cultural.



«No sobrevivirás si no amas
al árbol como a ti mismo»

1973.

En el marco de la Trienal de Milán, Hundertwasser da un paso más con el ejercicio de su deber al árbol. Planta doce árboles-inquilino en las ventanas de una de las fachadas más nobles de la Via Manzoni e interrumpe la circulación por la noche … Lo que era un símbolo de la visión del pintor durante el desarrollo de la teoría será pronto aplicable a la pintura a partir de este año y los árboles inquilino abandonan los balcones para interrumpir en los cuadros de Hundertwasser.

Descubre Nueva Zelanda con motivo de una exposición itinerante de sus obras por las principales ciudades de este país. Y que alegría tuvo cuando en una de esas visitas descubrió la casa de Ivan Tarulevic, en la costa de la Bahía de Plenty, con ovejas pastando en el tejado.

Presenta su primer álbum de litografías japonesas ‘Nana hyaku mizu’: es el primer europeo al que los maestros japoneses graban sus obras.

1974.

Llegada a Australia. Participa en la campaña, en que el país se encuentra inmerso, con entusiasmo. Campaña a favor del proteccionismo de la naturaleza. Dibuja el cartel de la ‘Conservation Week’. Y a este seguirán otros en la misma línea. Pero quizás el primero sea el más bello y fascinante.

1975.

Aseos de humus

«Quien utiliza los aseos de humus no tiene miedo de la muerte, porque nuestra mierda hace posible nuestro renacimiento… el olor del humus es el olor de Dios, el olor de la resurrección, el olor de la inmortalidad»

1976.

Se embarca en Tahití a bordo del ‘Regentag’ destino a Nueva Zelanda que se convertirá en su segunda patria y donde, a partir de entonces, pasará una media de seis meses al año, en Kaurinui Valley, cerca de Kawakawa, en la isla del norte.

1977.

Es víctima de dos accidentes y permanece dos meses en el hospital de Kawakawa. Abandona Nueva Zelanda y se dirige a la Amazonia, donde remonta el Río Negro, a partir de Manaos.

1978.

En Venecia diseña ‘La bandera de la paz en Oriente Próximo’. Una asociación, un grupo, un partido, una etnia o una nación se reconocen por determinadas señas de identidad, empezando por la bandera. La bandera hace las veces de segunda piel de la nación.

Invitado por el presidente de Senegal Léopold Sédar Senghor realizará una serie de sellos para el servicio de correo senegalés. Preparará una serie de cuadros nuevos para una exposición itinerante, que se inagura en Nueva York (galería Aberbach) con el título de ‘Hundertwasser pinta’.

Junto con Brô pasa los meses de este invierno trabajando juntos en los bosques austriacos.


1979.

El manifiesto ‘La Santa Mierda’ (Pfäffikon)

La mierda se convierte en tierra que reposa sobre el tejado -se convierte en hierba, bosque y jardín-, la mierda se convierte en oro… El círculo se cierra y deja de haber deshechos… el elemento constitutivo de nuestra resurrección… la mierda es nuestra alma

1980.

Pasa el verano pintando en la isla de Porquerolles. El alcalde de Washington D. C., Marion Barry Jr., proclama el 18 de noviembre ‘Dia de Hundertwasser’. El artista planta oficialmente los doce primeros árboles en Judiciary Square, de los cien previstos. Regala al alcalde el primer ejemplar de su cartel ‘Plantad árboles-luchad contra el peligro nuclear’, que ha confeccionado para la campaña ecológica de Ralph Nader y pronuncia varios discursos, uno de ellos en el Senado de los Estados Unidos, a favor de la ecología contra la energía nuclear y en pro de una arquitectura más respetuosa con la Naturaleza y con el hombre.

Este año es una fecha clave en la carrera de Hundertwasser. La ciudad de Viena presenta la maqueta de la futura ‘Casa de Hundertwasser’ en la confluencia de la Löwengasse con la Kegelgasse. Así se convierte en constructor y declara su vocación de ‘médico de la arquitectura’.

1981.

Un texto redactado en este año, ‘Zell and See’ (El color de la arquitectura, que no llega a pronunciar) culmina lo expuesto en el manifiesto ‘Los von Loos’ del 68.

Trabaja en el proyecto de la Hundertwasser-Haus de la Löwengasse, cuya maqueta presentó oficialmente al Ayuntamiento de Viena el año anterior, por encargo de éste. El poder político se dirige al artista, que comienza a trabajar como arquitecto a los 52 años, porque ha decidido apostar por el poder del arte. Y eso supone un juego poético en el espacio urbano; se le está pidiendo que edifique espacios dispensadores de felicidad, porque además serán viviendas sociales (50 apartamentos de diferentes medidas y 37 plazas de garaje), y ese gesto tendrá el doble de sentido. La primera piedra se pondrá en la esquina de la Löwengasse en el año 1983.

Y Hundertwasser siente al respecto que este primer proyecto será su gran obra. Una vez realizada tendrá un valor ejemplar y reflejará su proyecto completo de la sociedad a través de la afirmación tangible de sus convicciones arquitectónicas. Y la realidad dará la razón al teórico de la arquitectura, que se convierte en médico, especialista del ‘reediseño’ de las viviendas enfermas.

Con motivo de la entrega del Gran Premio Nacional austriaco, que se le concede, pronuncia un discurso en Viena el 14 de febrero, de carácter profético, visionario y entusiasta: ‘El arte hipócrita y las pretensiones del poder político-cultural’, que le vale una carta entre apenada y encolerizada de su biógrafo y amigo Wieland Schmied. En ese discurso califica al arte contemporáneo de ‘degenerado’.

Junto con Brô viaja por la India, Nepal y Nueva Zelanda. Brô es el modelo de complicidad existencial y de intimidad espiritual que Hundertwasser buscó a partir de 1972. La fecha de la muerte de la madre. Pero tendrá sintonía intelectual con Joram Harel, Peter Pelikan, Alfred Schmid, Wolfang Seidel, Claudio Barbato, Wörner. Y esta lista se amplía a diario…. contando también con los marinos del ‘Regentag’, algunos amigos de París, algunos granjeros de Nueva Zelanda, un presidente africano y dos astrólogos de Viena. Esto es significativo para reclamar la importancia que adquiere a partir de algún punto la cuarta piel para Hundertwasser.

Lejos ya de aquel 1959 contestatario, hay un acercamiento a la Escuela que se traduce en una renovación de su actividad docente. El pintor es nombrado profesor de la Academia de Bellas Artes de Viena. Y redacta los ‘Estatutos para la Escuela Hundertwasser’, que se encargará de poner en práctica su ayudante Peter Dressler.

1982.

Año del ‘Water plant purification system’. El sistema de depuración del agua con plantas acuáticas, que se inspira en la técnica de la doctora Käthe Seidel (Krefeld). Así funciona el ciclo orgánico de la típica casa ecologista-naturista de Hundertwasser: el humus de los aseos alimenta la hierba del tejado y los árboles inquilino en las ventanas. Esta vegetación recoge el agua de la lluvia, que se incorpora el circuito de la alimentación doméstica. Las plantas acuáticas de filtrado purifican el agua sucia. Para Hundertwasser la evolución conduce al hombre a su perdición.

Termina 16 cuadros en Nueva Zelanda y se lanza a una acción mundial bajo el signo del arte al servicio de la paz, como atestigua su cartel ‘Artistas por la paz’. El cartel, los carteles de las campañas múltiples en las que se embarca, se convierte, de esta forma, en el elemento más directo de la moral práctica de Hundertwasser. El medio más eficaz de sensibilizar a la opinión pública.


1983.

Dibuja un proyecto de bandera para Nueva Zelanda (Koru)

«La ley de la naturaleza es la ley del arte, la del juego aleatorio de la creatividad espontánea. Los detalles más espectaculares de la belleza de la naturaleza se nos presentan con total gratuidad. ¿Para qué sirven los preciosos dibujos sobre las alas de las mariposas o sobre las plumas del pavo real?»

1984.

Obtiene el premio al sello más bello y la medalla de oro del Presidente italiano Sandro Pertini, por el sello de 1’20 francos suizos de las Naciones Unidas, en Ginebra. Y más adelante habrá otras obras… otros premios…. Aunque el primer encargo data de 1975, y posteriormente los encargos se sucederán con regularidad

1986.

Otro proyecto de bandera para Australia. Con motivo de una estancia en Sydney: la Uluru (la montaña sagrada de los aborígenes)

Muerte de su amigo René Brô en París.

«La belleza es siempre funcional. Es la base de todos los logros tecnológicos de la ecología».

La prueba es la siguiente: estoy convencido de que las alas de las mariposas desplegadas al sol son recolectores de energía que actúan a la manera de paneles fotovoltaicos de la energía solar, e incluso de forma más eficaz, gracias a la belleza del diseño que engalanan las mariposas y que contrasta con el rigor geométrico de los paneles colectores industriales”.



1987.

Transformación del Palacio de Bellas Artes de Bruselas para Europalia 87.

1988.

Será un año este cargado de expectativas militantes. Pero, sobre todo, se lanza a una apasionada campaña contra la decisión del Estado austriaco de cambiar el dibujo y el color de las placas de matriculación de los coches (fondo negro). Un asunto que levantará mucho ruido y desembocó en una votación del parlamento. Ganarán los socialistas que apoyan el fondo blanco. Hundertwasser se opuso también a la adhesión de Austria a la Unión Europea.

Hundertwasser ve en la unión de Europa la aniquilación de su proyecto de sociedad y la desaparición definitiva de las pocas huellas que ha dejado el territorio austriaco… Para él, la bandera de la Unión Europea es un plagio de la bandera de los Estados Unidos. Y pronostica para la Europa Unida el destino del Titanic y la inminencia del naufragio del barco de Maastrich, que hace agua por todas partes, le confirma sus temores.

1989.

Hundertwasser diseña la decimonovena edición en 24 tomos de la enciclopedia Brockhaus, en una edición limitada de 1800 enciclopedias. Cada tomo de esta edición difería en el color de la encuadernación, así como en la contraportada, de esta forma cada ejemplar era único en su estilo.

1991.

Hundertwasser transformó en ‘pueblo’ el vecino aparcamiento en la Hundertwasse-Haus, Kalke: lugar de encuentro, café, librería, centro comercial.

1992.

Es el año del comienzo de ‘Arquitectura creativa; parábola de la creación’, de la exposición de sus maquetas en varios centros comerciales alemanes, el año en que termina la maqueta de Blumau y en el que también se erige en Tokio el Monumento de la cuenta atrás del siglo XXI, con una estación depuradora sobre columnas, para la cadena de televisión TBS.


1994.

Diseño del diccionario de latín Stowasser, redactado por Josef Stowasser, tío lejano de Hundertwasser.

1995.

Pinta y trabaja en un proyecto de Biblia ilustrada que publicará la editorial Pattloch en Augsburgo. Y completa así su gran trilogía bibliográfica. Formato: 20 x 28,5 cm, 1.688 páginas, 80 ilustraciones a doble página. Cada Biblia muestra una combinación de colores en las encuadernaciones, de tal forma que se mezclan los tonos coloridos con las mallas metálicas de las estructuras. Cada tomo se ha elaborado a mano.

2000.

Hundertwasser muere de un ataque al corazón el 19 de febrero, en el Océano Pacífico, a bordo del Queen Elizabeth II. Es enterrado desnudo sin ataúd que lo separe de ‘su tierra’, como él llamó a Nueva Zelanda. Y se planta un árbol encima, conforme a su voluntad. Para vivir a través de él.