viernes, 9 de junio de 2023

Presentación de Tiempo de Espera de José Sarria


«Los hombres no sucumbimos a las grandes penas y a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes. Y la vida es esto, niebla. La vida es una nebulosa».

Niebla
Miguel de Unamuno


Tiempo de espera.


Tiempo de espera, ese que nos permite mirar con cierta intimidad. Libro en el que se manifiesta la conciencia, el rostro más esencial y profundo del escritor, del ser humano que hay detrás de José y de todo cuanto en él llamamos literatura.

Obra que nos permite alcanzar ese rincón de nosotros mismos en el que siempre partimos con desventaja, aunque aún nos quede lugar para la redención y la esperanza.

Tiempo en que José, forzado por las circunstancias, decidió convertirlo en un momento para la retrospección personal y en un diálogo que le hiciera buscar un sentido a la vida. 

Pasado, presente, memoria — Pasado, vivencia y armonía. 

El arte de detenerse para, de esta manera, poder dialogar con la vida. Compromiso que nos reconcilia con los valores humanos en estos tiempos de mentira, en estos tiempos de deshumanización, soledad y violencia.

Y fruto de dicho dialogo nace Tiempo de espera.

Este pequeño poemario; cuya joya nos recuerda aquellos libros de las horas medievales y cuyo contenido era capaz de serenar el espíritu al final del día.

El libro se compone o divide en cuatro partes o apartados.


Tiempo de Espera

La Tarde

Incertidumbres

Final


Todo comienza con la madre, ese, y no otro, es el principio y final de José: su patria.

A mi madre, que me dio tanta luz en su tiempo de espera…

Y nada mejor para introducirnos que ese inicio desde donde parte el viaje, ese espejo que nos hace enfrentar con el Yo más inmediato; descrito de manera sublime por Borges.

«Un hombre se propone la tarea de dibujar un mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincia, de reinos, de montañas, de bahías de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara».



Tiempo de espera


Momento para la reflexión, para el aquí y el ahora de un antes de la partida; de dónde vengo y hacia dónde voy. 

Partimos de cierta fórmula que nunca falla.

Reconocimiento del pasado + recuerdos personales + aromas de infancia = esperanza por un mundo mejor.

Comienza el viaje y como no, José recurre al mito de Las Ítacas. El largo viaje de Ulises y de ese regreso a casa que, a lo largo de la historia, nos ha llevado a todos consigo. Emprendemos un viaje largo, muy largo; desde donde José aborda su imaginario y recuerdos.

Motivados por la profundidad de Constantino Cavafis, nos sumergimos en esa larga travesía y en ese encuentro con el misterio que conlleva el ser humano.

En palabras de José:

«Ítaca es pobre, pero puede ofrecértela riqueza del camino y una rama de olivo en la tarde; este es su tesoro».

La sigue Jacinto, donde ya José se enfrenta, según sus palabras a esa: Geografía de naufragios que duerme en la habitación del tiempo. El petirrojo, El color de la memoria.

Poema con el que comienza nombrando a nuestra querida Mariluz Escribano, haciendo un recorrido poético incomparable y en el que conjuga su pasión con el paso de todas aquellas culturas milenarias que un día cruzaron el Mediterráneo. Sus leyendas, el mito de ese oriente lejano y evocador, que siempre estuvo ahí, tan cercano, pero tan lejos a su vez.

Desde el Café Hafa en Tánger, gasta el mítico gigante Gerión y esa Andalucía de la que tan solo van quedando las viejas leyendas como certeza.

Le siguen:

El recuerdo, Eternidad. —Lugares que existen, adormecidos, como el susurro de los espejismos—. Palabras Fragmentos. —Ser, sin estar en el tiempo—. La Tarde—. Esa tarde, ese atardecer de siempre ese ocaso desde donde se oculta el día, para dar comienzo a la poesía.

«Siempre nos queda solo un día, el cual siempre comienza de nuevo: es dado a nosotros por el amanecer, y nos es arrebatado al atardecer».

Jean-Paul Sartre

«Incluso el día más largo termina en un atardecer»

Nos diría Marion Zimmer Bradley, en sus nieblas de Avalon.

Estaciones —Existen estaciones ajenas a los mapas donde todos sus trenes quedaron detenidos en el tiempo. —Republica de Venecia, Café Hafa, Huerta del cementerio de Macharaviaya, Apolo 11, Eternidad, El nombre puro de las cosas, Pájaros del sueño, Temblor —Hay pájaros que tiemblan al pronunciar tu nombre— Memoria, La Tarde —Este es mi hogar, entra y no te inquietes— Existencia La Oscuridad —Algunas preguntas sobre el sentido de la vida; a donde mirarán los muertos…— Tiempo, Ahora— Ahora que sostengo entre mis manos esta vieja espada…

***

¡Qué lástima que yo no tenga siquiera una espada!
Porque…
¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria, 
ni una tierra provinciana,
ni una casa solariega y blasonada, 
ni el retrato de un mi abuelo que ganara una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?

Poema que nos transporta a lo más genuino y verdadero de León Felipe


Hace tiempo creí tener a Dios —Aquí José se detiene, reflexiona y hace alusión al miedo, a la soledad— Lo mejor de mí mismo— Pura reflexión para la mitad del recorrido. —

«Una taza más de café para el camino, una taza más de café, antes de marchar camino del valle de abajo». —Nos diría Bob Dylan

Infancia. —Inconmensurable regreso hacia el principio de todo, nos propone José como punto de inflexión: Cuando cae la tarde quiero llegar hasta el fondo de las aguas.

Yo soy el Oriente. —Mis raíces se encuentran en una ciudadela detenida en el tiempo, y desde entonces supe que la patria es beber, a breves sorbos, el café preparado por mi madre.


Incertidumbres

Preguntas que el autor va debatiendo, como principio y lugar en el tiempo.

Cuatro poemas cargados de interrogantes:

Elemento que confirma una cuestión vital en la metafísica de José Sarria; la identidad de conciencia de ser en los otros. Muerte, Dios, necesidad de comprender y comprenderse a través de la mirada del otro y junto con aquellos elementos que conforman esa cuestión vital que conlleva búsqueda de la identidad y esa indiscutible conciencia de ser el ello, en el otro.

Tiempo y olvido, La Muerte, La espera y el silencio, La palabra.

Concluye de la forma más hermosa posible: ¿Cuántos ríos fluyen de la palabra Éufrates?


Final

El final es tan simple y pequeño que la frondosidad de todo lo vivido podría contenerse en una diminuta gavilla de palabras…

***

José Sarria, Pepe, para los amigos, en palabras de nuestro querido y admirado Manuel Gahete;

En José se constituye en el ejemplo más notable que conozco de responsabilidad literaria y el crisol más acendrado de sinceridad poética.

Pues bien, con dicha credencial y con este salvoconducto de entrada, yo te digo:


Bienvenido seas a mi casa, a esta roca, tal como fue llamada en la antigüedad y mucho antes de que Écija se posicionara como baluarte indefinido entre Sevilla y Córdoba.

Desde este cruce de caminos universal llamado Carmona, desde este alto obligado en el camino, cuyo lugar en la historia se nos presenta como de parada obligada, antes de proseguir con la búsqueda del misterio y en este caso simbolizado en las Ítacas, cuya fantasía siempre ha alimentado a quien se preste a llamarse escritor.

Bienvenido de nuevo a formar parte de esa larga lista.

Lancemos la poesía al viento: Richard Ford, Theophile Gautier, Hans Christian Andersen, Washington Irving; el que llegó a llamar esta ciudad como «espectáculo para los sentidos».

Cervantes: Que se detuvo por estos lares durante febrero y marzo del año de 1590, quince años antes de publicarse la primera versión del Quijote (1605)

San Juan de la CruzQue también hiciera su parada y descanso en nuestra ciudad y antes de proseguir hacia Marchena, donde se refugió en un monesterio de la ya desaparecida Orden de San Juan, para dar lugar a la creación y acto poético más bello de nuestra historia, me refiero a su Cantico Espiritual.

Ibn Arabi, el sabio sufí:  Que cursara sus estudios en nuestra ciudad, tras la caída de Murcia en manos de los Almohades en 1172. Bajo la tutela de Fátima de Córdoba y Shams de Marchena.

Lubna de Córdoba

Lubna, la escribana eterna y que nos cuenta la leyenda se refugió en nuestra ciudad, bajo el amparo de Fatima, la poeta maestra de Ibn Arabí. Se dice que le buscó refugio en un viejo palacio de la ciudad de Qarmuna (Carmona), en casa del gramático Masluma que le ofreció protección frente al despiadado Almanzor.

Lubna, la que también se cuenta que miraba hacia Córdoba en cada atardecer, y en los que recibía aquellos mulos cargados de libros que se guardaban en Madīnat al-Zahrā, salvándolos de sucumbir devorados por las llamas en una trágica noche de verano.

Desde aquí, se despidió de Rhadia, su amante, también conocida como «La estrella feliz», Desde la muralla, la vio partir hacia el Oriente, y en donde su palabra continuó alumbrando el mundo.

Desde aquí, se despidió de Fátima, el único consuelo y su gran amor. Fatima que regresó, al final de sus días, a la casa de Ayja buscando el amparo de los felices recuerdos de la infancia.

Aquellos cielos azules y este sol de la infancia…

Nos diría Machado.



Concluimos afirmando que José, con su palabra, con su integridad, nos dice; No existe revolución desde a lo alto, ni desde lo bajo, ni desde el centro: existe tan solo la revolución interior.

Bienvenido a mi patria amigo José, pero no a es patria imperial que siempre fue sinónimo de fracaso a lo largo de nuestra historia; sino aquella, la patria de Redondo, en el café de la Unión, y en esa tertulia que significaba el vórtice de la vida de un hombre y cuyas Ítacas no iba más allá del rincón perdido de una taberna. 

Así fue como nos lo contara ese genio de la literatura llamado Miguel de Unamuno.

Por lo tanto, y ante el temor de extenderme en demasía; quien me conoce sabe que cuando algo me apasiona, bien podría pasarme toda la noche disertando.

Concluyo pues de la mejor manera que sé; reafirmando aquella frase que me llegó y ahora no sé exactamente de dónde…


No hay más patria que Sancho y don Quijote.
Ellos son el principio y el fin de la patria
y si no podemos ser Quijotes seamos al menos Sancho.


En Carmona a 8 de junio del 2023

2 comentarios:

  1. Maravillosa reseña amigo mío, fantástica. Lo cierto que "Tiempo de espera" lo merece con creces. Besos :D

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