jueves, 30 de septiembre de 2021

Christo y Jeanne–Claude, una historia de amor.

«En nuestro trabajo se trata siempre de la libertad.
Ella es la enemiga de la posesión y la durabilidad».

Jeanne Claude

«Hoy podemos hacer este proyecto sin ellos porque, Christo y Jeanne-Claude, ya han trazado todos los aspectos visuales y artísticos. Este proyecto es 100% suyo. Su deseo era que se realizara incluso después de su muerte. Sólo estamos haciendo realidad su visión».

Vladimir Javacheff, sobrino de Christo, en declaraciones a The Guardian.


La idea de envolver el Arco del Triunfo en tela empezó en 1962, cuando la pareja de artistas vivía en una pequeña habitación alquilada cerca del monumento parisino. En 1961, tres años después de conocerse en París, Christo y Jeanne-Claude comenzaron a crear obras de arte en espacios públicos, y uno de sus proyectos más deseados fue el de recubrir Arco de Triunfo, motivo por el cual realizaron varios estudios de proyecto, como un fotomontaje del Arco del Triunfo envuelto visto desde la avenida Foch.

La obra podrá visitarse entre el sábado 18 de septiembre y el domingo 3 de octubre de 2021, después de más de un año de retraso como consecuencia de la pandemia.


Una historia de amor, de unión conformando una incomparable capacidad creativa.

Una pareja donde el obstáculo no existía, ni el temor al fracaso entorpecieron una fidelidad destinada hacia el acto creador. Ejemplo de compromiso, de superación ante el conflicto, un amor ilimitado al paisaje a la gratitud a la tierra y a todo cuanto se percibe en ella.

Christo Javacheff

Nació el 13 de junio de 1935 en Gabrovo, Bulgaria.

Su padré Vladimir Javacheff, fue científico y su madre Tsveta Dimitrova, secretaria de la Academia de Bellas Artes de Sofía. Se cuenta que fueron los artistas de la Academia que frecuentaban el círculo familiar quienes se percataron del talento artístico de Christo.

Christo recibió una enorme fortuna procedente de una herencia familiar, pero él decidió vivir solamente de lo que produjeran sus obras artísticas; donando la mayoría de los ingresos y la totalidad de la herencia a organizaciones de caridad.

Christo se interesó por el teatro y por Shakespeare. Más tarde fue admitido en la Academia de Bellas Artes de Sofía, donde trabajaba su madre. Luego marchó a Praga, hasta que en 1957 huyó del estado socialista escondiéndose en un camión que transportaba medicinas a Austria.

Se instaló en Viena, matriculándose en la Academia Vienesa de Bellas Artes. Pasó solo un semestre allí, hasta terminar definitivamente en París. Perdiendo su ciudadanía y convirtiéndose en una persona apátrida. Ganaba entonces dinero pintando retratos, padeció multitud de dificultades económicas y graves problemas de aislamiento. Christo, siempre presento muchas dificultades para aprender otros idiomas.

Le encantaban las obras de Joan Miró, Jackson Pollock, Jean Tinguely y sobre todo Jean Dubuffet.

En enero de 1958, Christo creó su primera pieza de arte envuelto. Cubrió un tarro de pintura vacío con un lienzo remojado en acrílico. Lo amarró y coloreó con pegamento, arena y pintura de automóvil. Dieter Rosenkranz, empresario alemán se interesó por sus obras, comprando varias de ellas...

Christo falleció, el 31 de mayo de 2020, en su casa en la ciudad de Nueva York.


Jeanne - Claude

Nace el 13 de junio de 1935 (igual que Christo) en Casablanca, Marruecos.

Su madre Précilda tan solo tenía 17 años cuando se casó con el mayor León Denat. Se divorciaron poco tiempo después del nacimiento de Jeanne - Claude.

Su madre Précilda combate en el frente francés durante la segunda guerra mundial. Jeanne – Claude, queda adoptada por la familia del padre.

Al finalizar la guerra en 1945, Précilda vuelve a Casablanca y encuentra a su hija en muy mal estado físico. Desnutrida y emocionalmente perturbada.

En 1946, Précilda contrae nupcias con el general Jacques de Guillebon. De Túnez pasan a vivir a París desde 1945 hasta 1952, volviendo de nuevo a Túnez y regresando definitivamente en 1957 a París.

El 18 de noviembre de 2009 a los 74 años, Jeanne-Claude murió a los 74 años en un hospital de Nueva York, debido a un aneurisma.


De Christo y Jeanne-Claude

Nacen el mismo día; un 13 de junio de 1935.

Se conocen en París en noviembre de 1958, cuando Christo fue contratado para pintar el retrato de Préscilda de Guillebon.

Jeanne - Claude se encontraba recién casada con Philippe Plachon, al que abandonó en plena luna de miel para marcharse con Christo. Llevándose un verdadero disgusto los padres de Jeanne- Claude, sobre todo por los orígenes humildes de Christo.

La pareja contrajo matrimonio un 28 de noviembre de 1962.


Las Grandes Obras

En 1961, Christo envolvió barriles en el puerto alemán de Colonia.

En 1962, el primer escándalo y la primera obra monumental; la llamada Rideu de Fer (cortina de acero).

Con objeto de manifestar la oposición hacia el muro de Berlín, bloquearon con barriles de petróleo la Rue Visconti, una pequeña calle sobre el Sena. Logrando persuadir a la policía durante unas horas. De esta manera, Christo y Jeanne-Claude se dieron a conocer en París.

En 1964 se establecen en Nueva York, donde Christo comenzó a envolver las vitrinas de las tiendas, lo que les ayudó bastante para financiar deudas y acometer nuevos proyectos artísticos.

En 1968 participan en Documenta 4 en Kasser, Alemania.

El proyecto consiste en construir un tubo de 5.600 metros cúbicos, suspendidos por grúas y que se podría ver a una distancia de 25 kilómetros. Se usaron las grúas más grandes de Europa. Tras muchas vicisitudes el proyecto se hizo realidad.

En 1969 Wrapped Coast (La costa Envuelta)

Envolvieron la costa de Little Bay en Sidney, Australia. Con la colaboración de 130 ayudantes que dedicaron 17.000 horas de trabajo. El proyecto necesitó 9.300 metros cuadrados de tela sintética y 56 km. de soga.


En 1970 Alley Curtain (Cortina del Valle)

Un paño de 400 métros de largo sería estirado a través del Rifle Gap, un valle en las Montañas Rocosas, cerca de Rifle, Colorado.

En 1973, Chirsto se convirtió en ciudadano estadounidense.

Desde 1973 hasta 1976 trabajaron en la obra Running Fence. Una cerca hecha con postes y cables de acero cubierta por un velo, que se extendía por el paisaje hasta el mar. Hubieron de pagar una multa de 60.000 dólares por carecer del permiso de las autoridades.

En 1977, Christo volvió a ver a sus padres, pasados más de veinte años. Realizaron la obra Wrapped Walk Ways. Cubriendo cuatro kilómetros y medio de pasarelas del parque Loose, ubicado en Kansas City, Missouri.

En 1983, realizan el increíble proyecto Surrounded Island (Islas Rodeadas)

Rodearon once islas en la Bahía Vizcaína de Miami con 603.850 m/2. de polietileno rosa. La obra quedo expuesta durante dos semanas.

En 1984, envolvieron en tela el Pont Neuf (puente nuevo) de París.

En 1990 el trabajo Umbrellas (Paraguas) que consistió en instalar paraguas azules y amarillos en California y en Ibaraki, Japón, al mismo tiempo.

En 1995 cubrieron el edificio Reischstag en Alemania.

En 1998 el trabajo denominado Verhülle Bäume (Árboles Cubiertos), en el que envolvieron 178 árboles en el parque Berower, al noroeste de Basilea, Suiza. Utilizando brillante poliéster de color plata.

En 2003 presentó la obra Wrapped Snoopy House (Casa de Snoopy Envuelta).

En 2005 el proyecto The gates (Las entradas).

Un total de 7.053 entradas fueron fabricadas con material con un material amarillo azafrán y fueron instaladas en los senderos del central Park de Nueva York.

El destino separó inesperadamente a ambos artistas, el 18 de noviembre de 2009 a los 74 años, Jeanne-Claude murió a los 74 años en un hospital de Nueva York, debido a un aneurisma.

«Todos nuestros proyectos tienen como tema la libertad. Cuando una de nuestras propuestas está realizada, nos supera. Nadie, ni siquiera nosotros mismos, podemos comprarla. La libertad es enemiga de la posesión y la posesión es sinónimo de permanencia. Por eso, nuestro trabajo es efímero».

domingo, 26 de septiembre de 2021

Unicornios en París

«A esa música he de acercarme...
Dulce y maravillosa música,
Cuando los pasos de los Unicornios.
Hacen retumbar la montaña bajo sus cascos».

William Butler Yeats


Estuvimos en Cluny, la antigua abadía benedictina, y termas romanas ubicada en el corazón del barrio latino de París. Allí pudimos observar los tapices y un curioso cuerno supuestamente verdadero de un Unicornio. Motivada mi visita, esta vez, tras la lectura de la novela de Tracy Chevalier.

También, recuerdo que había una tienda de antigüedades y elementos extraños, justo en un lateral de la abadía. Donde me vendían otro supuesto cuerno y esta vez el verdadero por unos 150 €. Aquello se quedó grabado en mi retina y decidí volver a Cluny, en cuanto hubiese posibilidades para ello. La tienda ya no existe, pero el palacio se mantiene aportando una sugerente carga magnética.

Cluny, lugar mágico donde los haya; convertido hoy en un verdadero templo de adoración hacia el mito del Unicornio. Lo cierto es que siempre sentí una especie de atracción por tan mítico animal, empapándome todos los libros que se cruzaban en mi camino sobre el tema, de los que recomendaría De Hitoria et Veritate Unicornis de Peer Abat y Unicornios de Robert Vavra.


Los tapices de La Dama y el Unicornio son de origen flamenco (de finales del siglo XV, tejidos en lana y seda) fueron descubiertos por Próspero Merimée en 1841 en el Castillo de Boussac, y entraron en la leyenda inmediatamente gracias a los escritos de George Sand, contratada después para describirlos.

Lo extraordinario es que hayan conservado su color y su textura intactas. Se trata de seis piezas. Cinco de ellas describen los cinco sentidos; la sexta, puede que el sentido oculto o sexto sentido y recibe el nombre de A mon seul désir y se distingue de las demás no sólo por su tamaño, también por su extraña factura.

Los animales fantásticos, míticos, el león y el unicornio, llevan las armas que permiten identificar como su dueño al comandante Jean Le Viste, personaje muy cercano al rey Carlos VII, aquel que fuera coronado en Reims tras las victorias de la doncella de Orleáns, Juana de Arco. Los pájaros, las liebres, habitan los fondos de los tapices, otorgándoles un ambiente de sueño feérico.

Para la directora del museo, Elisabeth Taburet-Delahaye, "el misterio reside en muchos ámbitos", entre ellos el de la iconografía, que generalmente se ha interpretado como representación de los cinco sentidos y de un sexto, sobre el que ella se interroga cuál podría ser, "¿un sentido interno?". No se sabe a ciencia cierta quién los encargó ni quién los crearon Los enigmas de estas telas también van más allá de su desconocida autoría, dado que no se sabe a ciencia cierta quién los encargó. Aunque los escudos de armas que aparecen una y otra vez pertenecen a la familia Le Viste, se desconoce qué miembro pudo haberlos solicitado.

Gusto

La dama coge dulces de una bandeja que delante de ella sostiene una doncella. Sus ojos están en un periquito que lleva en su mano izquierda. El león y el unicornio se alzan sobre sus patas traseras llegando a los banderines que enmarcan a la dama a ambos lados. El mono está a sus pies, comiendo uno de los confites.

 (El Gusto): león y unicornio encuadran a la dama cuya vista se vuelve hacia el perrillo que la contempla, mientras con la otra mano se dispone a recoger una golosina que le tiende su sirviente.

Oído

La dama toca un órgano portátil sobre lo alto de una mesa cubierta con una alfombra turca. Su doncella está en pie, al otro lado, y opera el fuelle. El león y el unicornio de nuevo están enmarcando la escena sosteniendo los banderines. Lo mismo que en los demás tapices, el unicornio está a la izquierda de la dama y el león a la derecha - un común denominador de todos los tapices.

Vista

La dama está sentada, sosteniendo un espejo en su mano derecha. El unicornio se arrodilla en el suelo, con las patas delanteras apoyadas en el regazo de la dama, desde donde mira su reflejo en el espejo. El león a la izquierda sostiene un banderín. El unicornio posa sus patas de manera familiar sobre las rodillas de la dama y se contempla en el espejo que ella le presenta.

Olfato

La dama está de pie, haciendo una corona de flores. Su doncella sostiene un cesto con flores para que ella las coja fácilmente. De nuevo, el león y el unicornio enmarcan a la dama mientras sostienen los banderines. El mono ha robado una flor que está oliendo, lo que da la clave de la alegoría. 

Tacto

La dama se alza con una mano tocando el cuerno del unicornio, y con la otra sostiene el banderín. El león se encuentra a un lado y se queda mirando.

La dama, retratada de una manera soberbia y con absoluta maestría, sostiene en una mano un estandarte, mientras con la otra toca amorosamente el cuerno del unicornio.


À Mon Seul Désir
(Solo por Deseo Mío)

Este tapiz es más ancho que los otros, y tiene un estilo algo diferente. La dama se alza enfrente de una tienda, en lo alto de la cual se puede leer À Mon Seul Désir, un lema oscuro, interpretado de manera diversa como mi (único) deseo; sólo según mi deseo o sólo por deseo mío. Su doncella está de pie a la derecha, sosteniendo un cofre abierto. La dama está colocando el collar que lleva en los otros tapices en el cofre. A su derecha hay un banco bajo donde aparece un perro sobre un cojín. El unicornio y el león se alzan en sus posiciones habituales enmarcando a la dama mientras sostienen los banderines.

Este tapiz ha suscitado una serie de interpretaciones. Una interpretación ve a la dama que coloca el collar en el cofre como una renuncia a las pasiones suscitadas por los otros sentidos, y como una afirmación de su libre albedrío. Otra ve el tapiz como una representación de un sexto sentido del entendimiento (derivada de los sermones de Jean Gerson de la Universidad de París, h. 1420). Otras interpretaciones diversas ven el tapiz como una representación del amor o la virginidad. También se debate si la dama en À Mon Seul Désir está cogiendo o dejando el collar.

jueves, 23 de septiembre de 2021

Chiho Aoshima, la princesa de un reino mágico.

«Mi trabajo son como hebras de mis pensamientos 
que han volado por todo el universo antes de volver a materializarse».


Os presento a la princesa Chiho Aoshima, nacida en Tokio en 1974.

Trabaja a través de técnicas digitales, creando mundos imaginarios mezclados con adolescentes de largos cabellos y donde llama la atención la similitud de los cabellos con las largas ramas de los árboles.

Sus rosas, amarillos y azules crean una atmósfera de pastel de fresa o de mazapán. Sus obras son dulces, inocentes, cargadas de poesía, magia infantil y de paisajes oníricos.


Aoshima, carece de formación artística, tal como la entendemos por aquí, Surgió de la escuela del maestro Takashi Murakami, y es miembro del colectivo Kaikai Kiki. Se graduó del Departamento de Economía de la Universidad de Hosei e intercambia residencia en la actualidad entre Texas y su Tokio natal.

Aoshima, sobre todo imprime a gran escala sus creadoras imágenes con impresoras de gran potencia, pero también ha imprimido en materiales diversos, algunos como el cuero y superficies de plástico para dar y jugar con diferentes texturas. También ha realizado una escultura y una animación, y ha revelado al público su reciente imagen que mide 32,5 metros de longitud y 4,8 metros de altura.


Además, mantiene su trabajo en las paredes de la New York City Transit. Las imágenes de la estación de tren son parte de su serie llamada «De la Ciudad del Resplandor».

Ella también ha mostrado su trabajo, exponiendo en la estación de metro Gloucester Road de Londres y la calle 14-Union Square estación en la línea Canarsie del Metro de Nueva York.


Sus dibujos son altamente recomendables para la terapia infantil y de adolescentes. Transmiten serenidad, equilibrio y esperanza. El amplio imaginario que abarcan sus imágenes nos muestra la fusión entre un mundo tradicional antiguo y la fantasía abrasadora que desde hace algún tiempo inunda el mercado juvenil.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Vicent Van Gogh y los Comedores de Patatas


«Un cuadro de aldeanos jamás debe de estar perfumado»

Vicent Van Gogh


Quien diría que la patata llegada a Sevilla en 1570 tardara más de dos siglos en considerarse comestible, a la vez que iba dando volteretas por toda Europa.

Planta de uso ornamental acusada de maléfica, portadora de la lepra o alimento afrodisíaco por los intelectuales y religiosos.

Su consumo se lo debemos a un señor llamado Augusto Parmentier, quien se atreviera a presentarla al mismísimo rey Luis XVI, como remedio salvador de la hambruna que padecía Francia por entonces.

Sucedía este hecho en una tarde de agosto de 1775 en el palacio de Versalles

—Señor, quiero ofreceros un ramo digno de su majestad: La flor de una planta que puede solucionar la alimentación de los franceses.

Y la respuesta de dicho rey fuera esta;

—Lo siento señor jardinero, las cuestiones de jardinería las lleva la reina.

Curioso, esto sucedía justo cien años antes de la elaboración del cuadro. ¿Casualidad o simplemente un accidente del destino?


Homenaje a la patata y en toda regla por parte de Vicent, que muestra en su obra la salvación o la posibilidad de resurrección, diría yo, del campesinado de la vieja Europa.

Donde en dicha obra queda magistralmente retratado el acto venerable de ser alimentado por el tubérculo sagrado, venido de los andes.

En esta obra maestra, la humildad y autenticidad por parte del pintor, se traduce en la creación de una escena que supera lo pictórico, sumergiéndonos en un ambiente onírico plagado de miseria y a su vez por la mayor de las dignidades.

En mayo de 1885, Vicent, termina su obra Los Comedores de Patatas, en él se puede observar la familia del sacristán católico Shafrath. Vicent, por entonces, habitaba en dos habitaciones alquiladas a Shafrath en Neunnen. Una de ellas era utilizada como estudio, ofreciendo cobijo a la inspiración del pintor para crear esta obra maestra.

Este cuadro representa la suma de todas sus búsquedas anteriores.  El tema de la pobreza es vivido con una interpretación que roza lo identificativo, las figuras humanas, sobre todos los rostros, denotan la influencia de las grotescas distorsiones de Daumier.

La pincelada espesa y sin duda motivada por la pasión que Vicent mantiene sobre la figura del maestro Delacroix. Obra criticada en sus principios, incomprendida entre el círculo de amigos que le rodeaban.

Pero dejemos que sea el mismo Vicent quien nos cuente que sentía y que se esconde tras la intención de la obra:

«He querido dedicarme de manera consciente a expresar la idea de que esa gente que, bajo la lámpara, come sus patatas con las manos que meten en el plato, ha trabajado también la tierra. Mi cuadro exalta pues, el trabajo manual y el alimento que ellos mismos se han ganado tan honestamente».


«He querido que haga pensar en una manera de vivir completamente distinta a las personas civilizadas. Así, pues, no deseo en lo más mínimo que nadie lo encuentre ni siquiera bello ni bueno».

«Durante todo el invierno, he tenido en mis manos el hilo de este tejido del cual buscaba el modelo definitivo, y si ahora se ha vuelto un tejido de un aspecto rudo y grosero, no es menos cierto que los hilos han sido elegidos con cuidado y siguiendo ciertas reglas. Por mi parte, estoy convencido de que a la larga se obtienen mejores resultados pintándolos en toda su crudeza que dándoles su primor convencional».

«Con su falda y camisa azules, cubiertas de polvo y remendadas, y que bajo el efecto del tiempo, del viento y del sol, han tomado los más delicados matices. Una muchacha de una granja es, a mi parecer, más hermosa que una dama; que se vista como una señora y todo lo que hay en ella de verdadero desaparecerá».

«Un aldeano es más bello entre los campos, con su traje de fustán, que cuando va a la iglesia el domingo, acicalado como un señor».

De Cartas a Théo

martes, 21 de septiembre de 2021

La mujer del sillón rojo de Cezanne

«No se trata de pintar la vida,
se trata de hacer viva la pintura»
Cezanne

    ...Hoy cierra el Salón. Y como de allí iré por última vez a casa, todavía me gustaría buscar un violeta, un verde o ciertos tonos azules que me parece tendría que haber visto mejor, para no olvidarlos jamás.

Aunque tantas veces me haya parado delante con inflexible atención, el gran complejo de colores de La Mujer del Sillón Rojo, me cuesta memorizarlo, tanto como un número de muchas cifras. Y sin embargo me lo he grabado en la mollera, cifra por cifra. La consciencia de su existencia ha alcanzado una exaltación de mi sensibilidad, que la siento hasta en el sueño; mi sangre me la describe en mi interior, pero el decir pasa de lejos y no es reclamado. ¿Te había escrito ya sobre ella?

Delante de una pared verde terrosa, en la que se repite con mesura un motivo azul cobalto (una cruz con el centro vacío) figura un sillón bajo, rojo, acolchado; el respaldo redondeado se inclina adelante hacia los brazos (que están cerrados como el trozo de manga de un manco). El brazo izquierdo y la borla que pende de éste, saturada de bermellón, ya no tienen como fondo la pared sino una ancha cenefa verde azul que proporciona a su contraste toda su resonancia.

En este sillón rojo -solo un personaje- está sentada una mujer, con las manos en el regazo de un amplio vestido de rayas verticales, muy ligeramente indicada por medio de pequeños toques dispersos de amarillo y de verde amarillo, hasta el borde de la chaqueta gris azul, cerrada por delante con un nudo de seda que juega con reflejos verdes. En la claridad del rostro, la proximidad de todos estos colores es aprovechada para un sencillo modelado; hasta el castaño de los cabellos en trechas rematadas por un moño y el marrón plano de los ojos deben manifestarse contra su entorno.

Es como si cada punto supiera de los otros. Tanto participa; tanto actúan en él adaptación y repulsa; tanto cada punto se cuida a su modo del equilibrio, creándolo: como al fin de cuentas todo el cuadro mantiene la realidad de un equilibrio. Se dice que es un sillón rojo (el primer y definitivo sillón rojo de toda la pintura): pero lo es solamente porque en él se ha asociado una experimentada suma de colores que, como quiera que sea, lo refuerza y afirma en el rojo.

Para alcanzar el máximo de su poder expresivo, el sillón está pintado con gran vigor en torno al suave retrato, al extremo de producir la impresión de una capa de cera. Y, no obstante, el color no pesa en demasía sobre el objeto: Este aparece tan perfectamente traducido a sus equivalentes pictóricos que, aun estando tan logradamente comunicado, su realidad burguesa pierde todo el peso en su existencia definitiva de imagen.

Cartas sobre Cezanne
R. M. Rilke



lunes, 20 de septiembre de 2021

Carta de Amor de Simone de Beauvoir a Jean Paul Sartre

 


Querido pequeño ser:

Quiero contarle algo extremadamente placentero e inesperado que me pasó: hace tres días me acosté con el pequeño Bost. Naturalmente fui yo quien lo propuso, el deseo era de ambos y durante el día manteníamos serias conversaciones mientras que las noches se hacían intolerablemente pesadas. Una noche lluviosa, en una granja de Tignes, estábamos tumbados de espaldas a diez centímetros uno del otro y nos estuvimos observando más de una hora, alargando con diversos pretextos el momento de ir a dormir.

Al final me puse a reír tontamente mirándolo y él me dijo: 

    —¿De qué se ríe? —por lo que le contesté:

    —Me estaba preguntando qué cara pondría si le propusiera acostarse conmigo —y él me replicó:

    —Yo estaba pensando que usted pensaba que tenía ganas de besarla y no me atrevía.

Remoloneamos aún un cuarto de hora más antes de que se atreviera a besarme. Le sorprendió muchísimo que le dijera que siempre había sentido muchísima ternura por él y anoche acabó por confesarme que hacía tiempo que me amaba.

Le he tomado mucho cariño. Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas. Me parece una cosa preciosa e intensa, pero es leve y tiene un lugar muy determinado en mi vida: la feliz consecuencia de una relación que siempre me había sido grata.

Hasta la vista querido pequeño ser; el sábado estaré en el andén y si no estoy en el andén estaré en la cantina. Tengo ganas de pasar unas interminables semanas a solas contigo.


Te beso tiernamente,
Simone de Beauvoir



domingo, 19 de septiembre de 2021

Apuntes sobre Musicoterapia

 

«La mayoría de nosotros no tenemos oídos.
La gente espera que los oídos estén afuera y hablan
Y esperan que alguien los escuche.
Pero, ¿Quién escucha?
Si la gente escuchara tendríamos paz en el mundo».

Fritz Perls.

*****

La música suele evocar sensaciones, sentimientos, asociaciones y recuerdos. Esta actividad brinda el permitir que la música actúe como una fuerza externa capaz de afectar la creatividad y también de utilizarla como estimulante emocional.

Después de los sonidos aparece por fin la música...

Las palabras pueden no ser tan eficaces en la descripción de algo como son los sentimientos, ya que éstos constituyen el universo de la música.

La expresión no verbal a través de un arte que no utiliza conceptos ni ideas. Sino un lenguaje pre-lógico que acaba convirtiéndose en una herramienta eficaz en el proceso comunicativo, en el cual:

La música es un factor terapéutico de primer orden porque sugiere sin imponer.

Permite que el yo profundo pueda expresarse, y eso es ya de por sí un alivio, pero además hay un intento de buscar la expresión creativa del conflicto como camino conducente al reconocimiento del propio poder interior.

La música es una energía vibratoria que va unida al movimiento. Primero aparece el movimiento y a partir de él surge el sonido. El sonido se produce cuando un objeto vibra, es decir, recibe un impulso y es desplazado de su eje.

La diferencia entre ruido y sonido no es más que el movimiento de una vibración. El gráfico de la vibración de lo que consideramos ruido desigual, con abundancia de picos y una arrítmica no definida.

La vibración del sonido es más homogénea, más redondeada, con ciclos regulares y bien limitada.

Cuando las vibraciones sonoras penetran dentro de nosotros actúan sobre los centros energéticos autónomos situados en nuestro interior (chacras, plexos) vinculados a órganos y sistemas que pueden ser activados y favorecidos mediante frecuencias vibratorias correspondientes a su propio movimiento interno.

El acompañamiento musical en el taller va unido a la naturaleza del ponente.

He realizado talleres donde el ponente se ajusta a los ritmos de Grabielle Roth, otros donde se aprovechan bandas sonoras del cine que motiven o estén relacionadas con el trabajo. Hay quienes siguen las pautas del ciclo gestáltico y quienes aprovechan la letra de la canción para llevar al asistente a una evocación proyectiva.

La música que nos otorga la naturaleza siempre es válida; sonidos del viento, el cantar del gallo, la lluvia o las olas del mar. Ruidos caóticos combinados con esos instantes de silencio que penetran en lo más profundo de uno y nos desmontan, cayendo en picado tal como se muestra en la imagen de la Torre del Tarot.

El silencio también es música.


Kit Básico para un taller de Musicoterapia; Autoestima, Confianza y Seguridad.

Hoy hemos trabajado comprobando cuanto saben y conocen de sí. A su vez, hemos intentado fortalecer el yo y la expresión emocional. Crear la imagen unificada de uno mismo.

Desmontar la excesiva identidad de un yo que nos conduce a la exaltación y el engaño

Reconocer en la búsqueda de identidad como una oportunidad de crecimiento y el descubrimiento de uno mismo como un reto apasionante en la vida.

Aprovechar las oportunidades; oír y aprender a identificar los sonidos.

Los conflictos y respeto con la autoridad.

Mi exposición ante los demás y el grupo.

El dolor de mi piel desnuda

 


«Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café 
y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… 
en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas»

Francesca Woodman

*****

Nací en Denver, Colorado un 3 de abril de 1958 y me suicidé, al saltar por una ventana del Lower East Side de Manhattan, el 19 de enero de 1981. Apenas tenía 23 años de edad.

Mi padre era fotógrafo y mi madre una reconocida ceramista.

Fui una de esas niñas americanas de la Toscana, rodeada siempre de los amigos artistas de mis padres y para cuando vine a darme cuenta, era una adolescente becada en Roma. Es más que probable que el gusto por los escenarios bucólicos, añejos y decadentes me llegaran de esa parte de mi vida.

Empecé a hacer fotografías a los 13 años, en blanco y negro, de pequeño formato y de la que casi siempre era yo la protagonista. Me imaginaba entre libros, ramas, bosques, pájaros... y muchas casas con sus paredes, muros y ventanas... que jugaban un papel fundamental en la composición. Había algo siniestro en aquella densidad simbólica, historias llenas de melancolía y tristeza de la que yo era el centro de todo.


Francesca Woodman a los 13 años

Entre los años 1975 y 1979 fui estudiante de la Rhode Island School of Design en Provedence, siendo aceptada en el Programa de Honores, situación que me permitió vivir durante un año en las instalaciones de la escuela en Palazzo Cenci en Roma.  

Lo cierto es que, allí me identifiqué con el surrealismo y el futurismo, que fueron ganando presencia en mis fotografías, así como la decadencia que representaban las paredes desnudas y los objetos antiguos. Nunca llegué a ganarme la vida como fotógrafa, mi universo era la exploración artística.

El arte era una religión tanto para mí como para mi familia. Por lo que puedo afirmar que el arte me sujetó a la vida hasta que, tremendamente desequilibrada, entré en una profunda inestabilidad emocional. Las paredes y sus agujeros me arrastraban; todos los caminos estaban formados por cristales rotos.


«Hago fotos de la realidad filtradas a través de mi mente»

Demasiadas drogas en mi cuerpo, junto con eso que llamamos desamor me arrastró hasta un profundo desequilibrio emocional del que no pude percibir la salida.

Me suicide cinco días antes de que mi padre, inaugurara en el Guggenheim de Nueva York una importante exposición colectiva. Me hubiese gustado ir y estar junto a él, pero ya he dicho que me fue imposible. Ya no había tiempo para más...


«Esta noche no estoy contenta.
Pienso y hablo a menudo de mi detestable tendencia al romanticismo»

jueves, 16 de septiembre de 2021

Fósforos de Laura Esquivel

«Todos los espacios íntimos son los que se relacionan con la sensualidad, con la vida, con un orden mucho más cósmico»

Laura Esquivel

Uno de los textos más hermosos que he leído nunca, fruto de una extrema sensibilidad y de una profundidad difícil de igualar. El texto pertenece al libro, Como Agua para Chocolate, de Laura Esquivel. He utilizado estos párrafos en innumerables talleres y encuentros. Sin duda, ideales para un cierre o para momentos donde tenemos necesidad de detenernos.


"Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela.

En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla.

Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma.

Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca.

    —Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo. -¡Qué ciertas eran estas palabras! Si alguien lo sabía era ella.

Desgraciadamente, tenía que reconocer que sus cerillas estaban llenas de moho y humedad. Nadie podría volver a encender una sola. Lo más lamentable era que ella sí conocía cuáles eran sus detonadores, pero cada vez que había logrado encender un fósforo de los habían apagado inexorablemente. John, como leyéndole el pensamiento, comentó:

    —Por eso hay que permanecer alejados de personas que tengan un aliento gélido. Su sola presencia podría apagar el fuego más intenso, con los resultados que ya conocemos. Mientras más distancia tomemos de estas personas, será más fácil protegernos de su soplo.

Tomando una mano de Tita entre las suyas, fácil añadió:

    —Hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillas húmeda, pero puede estar segura de que tiene remedio.

Tita dejó que unas lágrimas se deslizaran por su rostro. Con dulzura John se las secó con su pañuelo.

    —Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo las cerillas una a una. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todas de un solo golpe, producen un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte…"