viernes, 10 de junio de 2022

Henri de Toulouse-Lautrec, ese exquisito cocinero


«Uno es horrible pero la vida es hermosa»

Lautrec

Oí decir que Henri de Toulouse-Lautrec fue creador del postre llamado Mousse de Chocolate y también de las exquisitas Espinacas a la Crema. Cosa que forzosamente he de poner en duda, y no precisamente por el pasado aristocrático del pintor, donde debiera de heredar de sobra el buen gusto francés por la gastronomía.


Lo digo sencillamente porqué dudo de la disponibilidad de Toulouse para componer susodichos platos, ya que, entre cogorza y cogorza, serigrafías, dibujos, sexo, bailes y en fin... su pasión por la vida y la sociedad nocturna, me hace imposible de imaginar que también dispusiera de tiempo para la disposición culinaria.

Era este artista un visionario, poesía pura en el dibujo y la definición del personaje. Lo hizo de manera diferente de cuantos creaban por entonces en el París de la época, puede que quizás obligado a tener que presenciar el mundo desde una barrera desigual a la mayoría.


Disponía de una mesa en el famoso Moulin de la Galette, desde donde respondía con mirada irónica e inquisitoria a la sociedad que le tocó vivir y desde donde se sumergiera a ella con una absoluta pasión y un entusiasmo desmedido.

Ilustre Conde de título, nacido en el castillo de Albi. Sus padres eran primos en primer grado, padeció una enfermedad que le condicionó el desarrollo de los huesos, sufriendo por ello dos fracturas; una en cada pierna que le impidieron crecer más de 1,52 cm.

Se refugió en la poderosa vida parisina huyendo de su portentoso y autoritario padre y. de una madre extremadamente demente, dada a refugiarse en una religiosidad enfermiza y extrema.


El hada verde (absenta) fue su musa, y también impulsora de fantasía en muchos de los artistas de la bohemia: Rimbaud, Verlaine, Van Gogh, Baudelaire, Lautrec, Manet, Gauguin, Victor Hugo e incluso Oscar Wilde utilizaron la absenta de modo frecuente con fines de embriagarse de sí mismos y de paso estimular sus estímulos creativos.

Tolouse Lautrec, el pequeño de Albi, espíritu de la noche, del cabaret, de la frustración y desasosiego. Vaya mi homenaje a tan insigne maestro, pues su despotismo y mordacidad, impulsan y posiciona al que escribe estas letras. Otorgando fuerzas para responder con paciencia y dignidad al absurdo mundo me rodea.

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