"Emoción , si eres digno de ella,
será sentida detrás de la sonrisa de un niño
que vuelve a casa con los libros del colegio,
un tulipán en un jarrón tocado por un rayo de sol,
o el rostro de una mujer enamorada"
Willy Ronis
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El trabajo de Willy Ronis nos llega desde un tiempo que no ya está, desde la nostalgia, desde un tiempo que se nos pasó de largo.
Sí se observa su obra con rigor y detenimiento, dicha obra, en toda su magnitud, nos ofrece una sensación de tremenda melancolía. Melancolía cargada de una poesía; fruto de un humanista que retrataba los pequeños detalles y aquellos fragmentos que suelen pasar inadvertidos para la mayoría de las personas como lo más importante. Detalles reservados para unos pocos, para los espíritus más sensibles.
Un área concreta de la vida, y muchas de las veces, malinterpretadas o incomprendidas.
"Toda fotografía es un registro sellado
y permanente de un instante concreto en el tiempo."
Todo en estos días, es un París donde no hay corredor en el metro en el cual no se estampe su "Desnudo Provenzal". En el que se representa a su esposa Marie Anne, aseándose en la intimidad y desde un lugar en la Provenza, donde muros y ventanales antiguos la observan envuelta por un entramado naturalista y arcaico.
Es muy hermoso contemplar una obra que no se deleita en sucesos concretos la historia, si no que tan solo se limita en captar pequeños instantes, cargados de ternura y templanza.
Besos abiertos, besos cerrados, gente que camina por la calle, gente que solicita en las sombras, trabajadoras que de exigen, niños que portan el pan debajo del brazo, desnudos femeninos desde el sigilo y la admiración clásica.
Willy Ronis debió ser un gran humanista que, escapó del sensacionalismo que hoy rige la fotografía. Su obra, portadora de los pequeños detalles, engrandecieron el transcurrir de todo un siglo, demostrando que no todos pasado demuestra que no todos pasamos por la vida, afortunadamente, con una misma mirada.
