lunes, 6 de junio de 2022

Bansky, la niña y el globo.

 


La pintura realizada con plantilla Balloon Girl (Niña con el globo), apareció junto a una tienda del este de Londres en 2002, liderando una lista de las mejores obras de arte británicas.

Inspirada en el film El Globo Rojo de 1956. Un film silencioso donde Albert Lamorisse nos transmite inocencia, sonrisas y grandes emociones. Trasladándonos esa genial metáfora que reproduce el globo rojo sin necesidad de apoyarse en diálogo alguno.

Más tarde, una versión de la obra ha sido creada cediéndola a la Organización no gubernamental (ONG) "#WithSyria", para promover la paz en ese país.

La diferencia que marca a esta obra del original es la forma en que viste la niña. En la nueva versión de su conocido mural, la niña, dibujada en blanco y negro, y que sostiene un globo de color rojo con forma de corazón, lleva la cabeza cubierta, en alusión directa a las niñas, siendo el objetivo de Banksy el de colaborar con la ONG para ayudar a las víctimas de la guerra.

«Después de tres años de violencia, debemos demostrar a nuestros líderes que no vamos a abandonar a la gente de Siria, que tienen que trabajar por el fin del derramamiento de sangre y por brindar ayuda a todo el que lo necesite».

«Demostraremos a cada niño, mujer y hombre envuelto en el conflicto que estamos con ellos».

Ahora la obra ha sido finalmente subastada por el precio de 1,18 millones de euros por Sotheby’s, el triple de lo previsto y récord para el artista.

Tras cerrarse la compra, sonó una alarma desde el cuadro y al momento siguiente empezó a caer. “Going, going, gone!”, escribe Banksy debajo de la imagen y que puede traducirse como «se va, se va, se ha ido».

Múltiples significados para el desenlace, tantos como personas han presenciado el evento. Lo único que realmente me llama la atención es que la obra se auto destruya una vez finalizada la compra. ¿Por qué no unos segundos antes? ¿El efecto no hubiese sido el mismo?

Sin embargo, ocurre cuando el comprador cierra el trato. Creo que ahí está la clave de todo, cuando está el dinero de por medio.

Luego caben todas las interpretaciones que queramos. Incluida la frase dedicada a Picasso en el día después, pronunciadas por el autor de la obra; «El impulso de destruir también es un impulso creativo».

Pero eso ya nos lo enseñó y de sobra el maestro Ernesto Sábato prendiéndole fuego a sus dibujos o el mismo Borges, destruyendo escritos.

Otros cuestionaran lo efímero del arte y por supuesto la crítica al mercado del arte. El caso es que la obra destruida vale ahora más que antes de ser destruida.

Lo efímero del tiempo. Nada permanece, todo se destruye, aquí nada se mantiene eternamente, ni las pirámides tan siquiera.

El comprador nos priva de la obra y se la queda solo para poder contemplarla él ¿Venganza por despojarnos de presenciarla en la calle?

El arte como provocación, como reflexión filosófica, como agitador de la conciencia. Banksy parece perseguir eso en su obra. Que nos replantearnos nuestra existencia, que nos cuestionemos, empujándonos a que vayamos un poco más allá, atreviéndonos.

Sea lo que sea, el acto ha constituido un auténtico performance que improvisa, provoca y finalmente asombra. Traspasando cualquier limite imaginado hasta el momento en el marco de lo artístico.

«Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos».

Charles Bukowski

2 comentarios:

  1. En este caso quiero quedarme con la última frase, esa de Bukowski que tanto me ha resonado. Besos :D

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    1. Gracias por tu visita Margarita, Bukowski es siempre Bukowski, aunque ahora todos quieran apropiarse de él.

      Besos, Ricardo.

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