martes, 21 de junio de 2022

Hadas

 


Cuando el reverendo Robert Kirk murió un año después de haber publicado «La comunidad secreta», se dijo que su muerte fue un castigo por haber revelado los secretos de los elfos y las hadas.

Su cuerpo fue hallado en Fairy Knowey, la colina de las hadas, y hubo quien creyó que su cadáver era el de un doble, pues su verdadero cuerpo se hallaba, bajo la colina, pagando el castigo por haber revelado los secretos de «la gente pequeña».

Siglos más tarde, Sr. Arthur Conan Doyle, sufría uno de los engaños más espectaculares de la historia, al defender, a cal y canto, la autenticidad de unas fotografías de hadas tomadas por las niñas de Cottingley, a pesar de la evidencia. Sin embargo, el hecho es que dichas fotografías mantuvieron en jaque a la sociedad británica durante al menos diez años.

Ayer os hablé mi biblioteca, pero os oculté mi colección de libros de hadas y creedme si os digo que puede ser una de las colecciones más voluminosas de este país en lo referente a dicha zoología.

¿Por qué esa fascinación por el mundo de lo feérico en ciertos escritores? ¿Una huida de la realidad? ¿Necesidad de experimentar en otros planos de la existencia?

Cuestión ardua de solventar, y lo único que se me ocurre de aportar es cuán difícil supone dominar una maestría capaz de hacernos confundir de realidad; y he ahí el cometido de todo escritor; ya sea en el marco de lo fantástico o en cualquier plano que este proyecte su obra. Hacernos dudar de cualquier tipo de convencimiento o certeza, dicho sea de paso.

1 comentario:

  1. Lo cierto es que el misterio siempre rodeará esa cuestión, por no hablar de que siempre habrá quien crea que las hadas no existen. Yo estoy segura de que sí que están, pero son muy listas, y saben que no todos los humanos pueden verlas.
    Besos :D

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