lunes, 31 de enero de 2022

Algunas consideraciones sobre Clarice Lispector

 

«Escribo para mí misma, para sentir mi alma hablando y cantando, a veces llorando».

Que uno se sorprenda a estas alturas yo diría que es bastante difícil, pero que además de sorprenderle le llegue un libro que sea capaz de emocionarle, a la vez que le roe los sesos; eso sí que es un Imprevisto, tal como diría Clarice.

Pues eso me ha sucedido, tras oír cierta recomendación en radio, no pude impedir acercarme a esta mujer cuyo enigma comenzaba a desbordarme.

Ya con el libro en mano y conforme me adentraba en su lectura, concretamente en la colección de sus «Cuentos Reunidos» de la editorial Siruela, descubrí una manera diferente de expresar lo emocional. Una mujer capaz de desnudar sus más íntimos y enrevesados secretos hasta límites insondables, abordándolos de forma metafísica y capaz de desmenuzarlos como miguitas de pan.

Reconozco que me ha costado entender alguno de sus relatos y que a veces hasta he llegado a pensar que no me encontraba a su alcance. Terminaba de leer el cuento y me decía; no tengo ni idea de que me has querido contar, Clarice, pero que bien me lo has dicho, hija.

El alma de la mujer expuesta sin tapujos, entre el dolor y las más absurdas banalidades. Sin duda el mejor diálogo interior desde Joyce.

Me llega algo de la poetisa nicaragüense Gioconda Belli, para nada la Señora Wolf, como tantos la comparan, y mucho menos de Kafka.

Clarice es dulzura y una aguja clavada en la epidermis a la vez. Pincha, y sabes que cuanto escribe ha pasado por el proceso de ser vivido. En Clarice no hay trampas, es la vida la que cuenta nada más.


Llegó a Brasil desde Ucrania cuando apenas tenía un año de edad. Nació un 10 de diciembre de 1920 y falleció un 9 de diciembre de 1977, para ella todo sucedía en diciembre.

Su padre se llamaba Pinkhas y era un hombre brillante que tuvo que abandonar la carrera de matemáticas, para sobrevivir a la barbarie nazi.

Tras la revolución bolchevique, su madre Mania fue violada por soldados rusos que le contagiaron sífilis. Por entonces el matrimonio ya tenía dos hijas, Elisa y Tania, razón por la que decidió buscar otro bebé, dado que en su país existía la creencia, que de esa forma una mujer podía curarse de aquella enfermedad venérea.

«Así que fui creada adrede: con amor y esperanza. Pero resulta que no curé a mi madre. Y hasta el día de hoy me pesa esa culpa: me crearon con una misión específica, y les fallé».

Desconsolada, la niña le volvió la espalda a Dios. «Se enojó con él, porque le quitó la vida a su madre». Sin embargo, ella poseía un talento y cierta vocación mística que se percibe en su obra, razón por la que con el tiempo se fue acercando cada vez más a ese Dios que había matado a su mamá. Descubriendo que se hallaba forjado de la misma naturaleza que ella, porque todos somos sangre y entrañas; tenemos una universalidad que nos hace nacer y morir con algo interior. Esto era lo que Clarice llamaba Dios. 

Ella, como muchas personas tras el holocausto, se cuestionaron si el pueblo judío era el pueblo elegido por Dios. Si los nazis mataron a dos millones de niños, sin duda que debía ser un Dios monstruoso. «¿En qué dios podemos creer entonces?», se preguntaba. En ese sentido, nos dice su biógrafo; «Ella es la más grande escritora judía después de Kafka, porque revela una posibilidad espiritual para los que creemos que el mundo es cruel y no tiene sentido».

Los escritos de Kafka dejan las puertas cerradas. Uno llama y no hay respuesta. En Clarice, en cambio, las puertas se abren a cosas diferentes de las que se esperaban antes del siglo XX.

sábado, 29 de enero de 2022

Entre Cuentos de Hadas



Siempre me gustaron los cuentos de hadas, significan un alto en el camino; algo así como un café a media tarde, un descanso o un dejar ir las contrariedades que diariamente embotan nuestra mente.

A través de sus lecturas mi imaginación escapa y, en cierta manera, casi podría manifestar que me sucede una especie de desdoblamiento astral; de esos que tanto menciona Leadbeater en sus escritos. Al regresar de ellos y tras la debida lectura siento cierta placidez y el muro que se había levantado ante mí ya no existe.
Ese es el principal poder de los cuentos de hadas; trasladarnos a un lugar donde los códigos que manejan nuestro entendimiento difieren del mecanismo al que, por norma general, están siendo sometidos. Charles Dickens dijo; "Todo viajero tiene un hogar, no importa dónde".

Es por ello que continuaré caminando, como cada día, pero cuando la terquedad sea insoportable; un buen vino, un café de media tarde será el vínculo mágico que me conecte con "la otra tierra", esa donde solo puede entrar uno.

jueves, 27 de enero de 2022

Una anécdota de Clarice Lispector

 


Clarice Lispector se hospitalizó por una obstrucción intestinal y durante el viaje de ingreso fue capaz de echar mano de la ficción (lo imprevisto) para burlar la realidad.

En el taxi de camino al hospital, le propuso a su amiga Olga Borelli:

    —Fijamos que no vamos al hospital, que no estoy enferma y que nos vamos a París. Comenzaron a hacer planes de lo que harían allá y el taxista, que no pudo resistirse, se introdujo en la conversación preguntando:

    — ¿Puedo ir yo?'

    —Claro, y traiga también a su novia—, le respondió Clarice.

    —Mi novia es una mujer mayor de 70 años, y no tengo dinero —respondió el taxista siguiéndole el juego.

    —También viene. Finjamos que ha ganado usted la lotería —le respondió Clarice.

Al llegar al hospital, el chófer le cobró 20 cruzeiros y ella le dio 200.

Su invención, no pudo evitar lo inevitable y Clarice murió un mes y medio después. Un día antes de cumplir cincuenta y siete años, en el Hospital Lagoa de Río de Janeiro, a causa de un cáncer de ovario.

miércoles, 26 de enero de 2022

La burda mentira


Aún no he levantado las persianas, me refugio bajo el calor de la lumbre. Acabo de corregir un relato y una idea. Ya se filtra la luz de la amanecida y va siendo hora de regresar a la realidad. Se me da bien el steampunk, que es un subgénero literario en el que me muevo como pez en el agua, por eso quizás la vida me ha puesto por delante a una hija en Bristol. También eso que ahora llaman vintage, junto con las comunidades que se han formado alrededor de estas nuevas ideas conformando todo un estilo de vida.

De fondo, suena el piano de Yann Tiersen compartiendo sonoridad con el piar de los pájaros. Se aproxima un nuevo día y, por mi parte, se me antoja un buen café sin mascarilla de por medio. Repasar cuanto sucede o simplemente pasa por delante mí, sin poner nada; tan solo observar para luego refugiarme.

No son tiempos de intentar cambiar el mundo; todas las formas conocidas han caído, tan solo nos queda la mirada vacía e intentar que nada traspase al interior. Ni nuevas vacunas, ni publicidades engañosas; tan solo ser lo que siempre hemos sido, con eso ya vamos sobrados. Todo lo demás suena a burda mentira.

martes, 25 de enero de 2022

Una carta de Clarice Lispector a Olga Borelli



11- 12- 1970

Olga, te escribo esta carta a máquina porque mi letra anda pésima. He encontrado, sí, una nueva amiga. Pero tú sales perdiendo.

Soy una persona insegura, indecisa, sin rumbo en la vida y sin timón para guiarme: en realidad no sé qué hacer conmigo. Soy una persona muy miedosa. Tengo problemas reales gravísimos que después te contaré. Y otros problemas, de esos de la personalidad.

¿Tú me quieres como amiga, aun así?

Si lo quieres no digas que no te he avisado. No tengo cualidades, sólo fragilidades. Pero a veces (no pongas atención en los acentos, quien los pone por mí es el tipógrafo), tengo esperanza. El paso de la vida a la muerte me asusta: es igual como pasar del odio, que tiene un objetivo y es limitado, al amor que es ilimitado. Cuando me muera (modo de decir) espero que tú estés cerca. Tú me has parecido una persona de enorme sensibilidad, pero fuerte.

Tú has sido mi mejor regalo de cumpleaños. Porque el día 10, jueves, fue mi cumpleaños y tú me has regalado el Niño Jesús que parece un niño alegre que juega en su cuna tosca. A pesar de que, sin que tú lo sepas, me has dado un regalo de cumpleaños; sigo creyendo que mi regalo de cumpleaños ha sido tu propia aparición, en una hora difícil, de gran soledad.

Necesitamos charlar. Resulta que yo creía que no había más que hacer. Entonces vi un anuncio de un agua de colonia Coty, una llamada a lo imprevisto. El perfume es barato, cierto. Pero me sirvió para recordarme que lo bueno e inesperado también sucede. Y siempre que estoy desanimada, me pongo al imprevisto. Me da suerte. Tú, por ejemplo, no estabas prevista. Y yo de manera imprevista acepté la tarde de autógrafos.


Tuya, Clarice

sábado, 22 de enero de 2022

Una visita a la tierra



Visitando la tierra, sin decorados ni flores. Solo tierra y piedra que se mantendrá cuando ya no estemos e incluso cuando las edades ni tan siquiera recuerden nuestro paso por el planeta.

Bendita tierra, tú si que mereces mis oraciones y respeto. Aquí no subsisten banalidades ni decorado alguno. Tan solo el viento y un azul que carece de ornamentos. Todo es simple, demasiado simple; tanto que no necesita de escaparates ni vendedores de escoria. Por lo tanto, solicito que no llaméis a mi puerta y mucho menos a mi móvil. Queda dicho que en la tierra está el todo, en la flor y el loto que subsisten sobre la superficie del estanque.

Los cinco ritmos de Grabielle Roth

 


«En el punto de quietud del mundo giratorio
está en el baile.

Y sin el punto
ese punto de inquietud
no habría baile.

Y sólo existe el baile».


Grabielle Roth

He tenido el placer de experimentar con esta práctica que se me antoja más espiritual que artística. Una experiencia que me llevó a iniciar un recorrido amoroso con mi cuerpo, liberando el letargo al que se había sometido durante tantos años de abatimiento y desidia.

Advertir que no es necesario disponer de conocimiento alguno ni técnicas de danza para realizar los 5 ritmos. Más bien es mejor aparcar todo eso y comenzar un viaje donde lo aprendido no nos vale para nada. Nos sobra.

Descubrir los ritmos de Grabielle Roth significa abrirse al universo. explorar una nueva perspectiva que nos posibilita dejar atrás la vulgaridad, escapando de las tensiones y presión al que nos sometemos sin que apenas seamos consciente de ello.

Los 5 ritmos significan la libertad, nada más y nada menos.

Os invito a indagar en esta nueva ciencia que descubrió Grabielle tras años de danza y movimiento. Sumergiéndose en un mundo interior que la hizo trascender del cuerpo.


Martha Graham

«La primera tarea creativa es liberar al cuerpo para experimentar el poder del Ser»

«Todo lo que nos ocurre se guarda y se refleja en el cuerpo. la relación entre el yo y el cuerpo es indivisible, insoslayable, inevitable».

                
Phina Baush


Los 5 Ritmos


Te convendrá ponerte ropa ligera, holgada, y zapatos livianos para danza, o simplemente baila descalza.

Pon música tranquila, ondulante, de cualquier tipo, es el ritmo lo que importa. Sintoniza con la música, deja que penetre; siente su impulso, sus contornos, sus olas. La música es una aliada, un estímulo, una inspiración o aliciente; suscita espontáneamente nuestros ritmos interiores e induce nuestro cuerpo a moverse.

«El cuerpo es la metáfora elemental de la vida, la expresión de la existencia. Es nuestra biblia, nuestra enciclopedia, la historia de nuestra vida».

Lo ideal es disponer de una misma hora todos los días y dedicar una hora diaria a practicar los ritmos.

Quietud

Se comienza desde la quietud como nacimiento, como despertar.

Poco a poco movemos el cuerpo desde la más absoluta ingravidez hasta encontrar la fluidez.

Fluido

Ahora es el ritmo fluido lo que importa. Música tranquila y ondulante de cualquier tipo. Sintonizamos con la música, nos entregamos a ella. es nuestra aliada, nuestro estímulo nuestra inspiración.

Nos estirazamos sintiendo cada movimiento en el espacio, los pies sobre el suelo ejerciendo movimientos circulares, brazos y manos describen una continua evolución.

Staccato

Llega otro ritmo, el Staccato. Cadencia fuerte, angular podríamos decir. Dura, dinámica, impulsora y vibrante. Nos movemos en líneas, en ángulos ya no hay movimientos circulares. Son bruscos y violentos, palpitantes podríamos decir.

Caos.

La gran ola. Vienen los tambores y el descontrol, sacudidas nos atrevemos más allá del límite, aunque las piernas aun nos conecten con la tierra. Llega un momento en que nos rendimos ante la música y la tormenta. Ahora ya no hay inhibiciones; somos el Big Bang, somos animales, somos el universo en detonación.

Caemos en el vacío se hace un suspenso ingrávido.

Lírico

…Se acerca el movimiento lírico.

Pasamos a la más pura emoción, nos dejamos arrastrar por esa corriente amorosa y plena, el éxtasis absoluto de ser, de poder ser...

Regresamos a la Quietud.

Lo externo va desapareciendo, volvemos a situarnos en nuestro mundo interior, el movimiento ahora no es meditación, sino la quietud total. La respiración es fuerte, intensa. el tiempo es el ahora, mi lugar está en el aquí...

La tierra nos sostiene.


«Inventa tu propio Tai Chi, siente los pies firmes bajo el suelo, y los movimientos circulares de tus piernas, brazos y manos describen una continua evolución. tu atención centrada en tu vientre, todos los movimientos comienzan y vuelven ahí. sigue tus pies y fluyes con la música según te mueva el espíritu. no hay manera correcta para hacerlo, poco a poco irá surgiendo tu estilo, tu manera única de ser».

miércoles, 19 de enero de 2022

Una apuesta por la vida


«La nostalgia del paraíso, es el deseo del hombre de no ser hombre»

Milan Kundera

Sentirse como en una cárcel. Un estado que se ha ido acrecentando conforme pasan los años. Lo intenté viviendo tal como un hippie de finales de los sesenta, hermosa experiencia, lo busqué a través del Budismo, la más profunda de las filosofías que se haya transcrito en la tierra, también en la danza, para de esa manera poder volar, me hice caminante, tal como describe Herman Hesse en sus libros, amé atreviéndome con todo, me aísle durante un tiempo prolongado en una caverna y viví tal como lo debió hacer un primitivo de esos que tan bien describe Jean M. Auel ¡Quería ser Tribu!

Me hice poeta y mi voz buscó por los rincones; razón que me hizo marchar a París, deseaba experimentar los fenómenos y la experiencia de quienes pintaron en libertad. Quizás Eric Satié, con su ritmo, me empujó una tarde en Les Vosgues; allí creí percibir algo de cuanto buscaba. He cultivado la fábula y demasiados, sobrados diría yo, orgasmos visuales, pero aún así mi alma sigue presa de un anhelo insaciable que, a pesar de tanto, me devora por dentro.

 

domingo, 16 de enero de 2022

Juan Salvador Gaviota, un libro para sanar.

 


Una fábula donde las gaviotas conversan entre ellas. Donde hablan principalmente de la superación y de búsqueda de la libertad. Con ciertas connotaciones místicas, progresivamente va haciendo referencia a diferentes planos de conciencia, una búsqueda interior que impulsa a volar y alejarse de la bandada, conllevando con ello el destierro y la incomprensión del grupo.

De influencia evangelizadora, un grupo de designados soportan el aislamiento de la colectividad. Expulsado nuestra gaviota de la bandada, deambula y se eleva, practicando una evocación interior que impulsa y supera cualquier obstáculo que se le presente por delante.

La libertad como primicia y privilegio de la especie. Dogma y superación que nos traslada a un mundo extraordinario, más allá de lo apreciado. Un libro sin duda para sanar.

sábado, 15 de enero de 2022

As de Picas


La locomotora humeaba en esa fría mañana de febrero, el gran reloj de la estación marcaba las nueve en punto de la mañana. Había concluido su estancia en Alyn Hall, el orfanato en el que había trascurrido su corta existencia. No tenía nadie en el mundo, tan a solo a la tía Emily en Birmingham, a la que solo había visto una vez. Con catorce años recién cumplidos sentía un miedo terrible a salir del mundo que siempre había conocido.

Su pesada maleta de madera le delataba. Los cristales del vagón se habían empañado. Al fin tuvo algo de suerte y se hundió en el asiento, junto a la ventana.

El mundo se hallaba dividido entre los gorros rojos y amarillos, pero él era apenas un niño y sabía poco. En el orfanato poco le habían contado sobre eso.

El vagón se fue llenando, mientras la locomotora de vapor no paraba de silbar. Una chica joven, un poco mayor que él, quizás 16 o 17 años se sentó frente a él. De rostro dulce y afable, vestida de blanco y luciendo un generoso escote captó de inmediato su atención. Su deficiente relación con el sexo opuesto se había limitado al personal de cocina y limpieza del orfanato, constituyendo el mayor de los misterios.


La chica se hallaba rodeada por dos sombreros rojos, flácidos, larguiruchos y de nariz aguileña. Aguardaban, como pájaros de presa, la mínima oportunidad para lanzarse sobre su presa.

A su lado se acopló un señor rechoncho y bajito de gorro amarillo. Estaba claro que irían a por él. Un último asiento que quedaba libre, lo ocupó una dama con vestido de encajes. Era un comodín no cabía la menor duda.

La locomotora silbó lacónicamente en el aíre, comenzaba la batalla. Conforme se alejaron de los suburbios londinenses el paisaje se fue inundando de campiña verde. Los sombreros rojos manifestaron sin pudor sus ojos saltones, mirando de un lado a otro, igual si fuesen alimañas desquiciadas. Y el de gorro amarillo lució su negruzca lengua, tan larga que era capaz de tocarse la punta de la nariz. La dama sacó un abanico y comenzó a mover el aíre. La niña le lanzó un As de corazones sobre la entrepierna del chico.


    —Juega —le dijo.

    —Va —le devolvió la misma carta convertida en un dos de corazones.

    —Tuya —el naipe presentaba ahora un As de diamantes. Los sombreros miraban nerviosos, mientras durase el juego no podrían intervenir.

    — ¿Cómo te llamas? —dijo el chico arrojándole un dos de diamantes.

    —Nyn Brighid y soy la única esperanza que dispones salir vivo de aquí. Te han introducido en un matadero, así que sigue jugando —le deposita suavemente sobre las piernas un As de trébol.

La dama se abanica sofocada, la locomotora coge velocidad.

A los sombreros rojos parecen salirse los ojos de sus órbitas, aunque la lengua del sombrero amarillo roza el lóbulo derecho del chico.

    —Date prisa, se acerca el túnel —grita Nyn Brighid.

Justo a la entrada le devuelve el dos de trébol, apenas queda tiempo. Se hace la oscuridad.

La chica se coloca una diadema de cobre, forjada en ruedas dentadas. El vagón se halla ahora vacío —demasiado lento —se dice para sí misma

    —El As de picas de quedó en camino, los chicos de hoy ya no saben jugar.





jueves, 13 de enero de 2022

Reflexiones tras la lectura de Peter Pan



«Todos los niños crecen, excepto uno»

«No sé si habéis visto alguna vez un mapa de la mente de una persona»

«A estas tierras mágicas arriban siempre los niños con sus barquillas cuando juegan. También nosotros hemos estado allí; aún podemos oír el ruido del oleaje, aunque ya no desembarquemos más»


James Barrie
(9 de mago de 1860 - 19 de junio de 1937)

El libro leído es Peter Pan de J. M. Barrie. Alianza Editorial 1987.

Es conocido que James Barrie, a los seis años de edad, perdió a su hermano mayor de trece años en un trágico accidente. Desde entonces este suceso quedó retenido en la mente de Barrie, eternizándolo en su obra.

Tras el fracaso de su matrimonio, Barrie conoció a la familia Devies y más concretamente en un encuentro fortuito con los niños George y Jack Llewelyn Davies, mientras paseaba a su perro Porthos por los londinenses Kensington Gardens. Se hizo amigo de los pequeños, jugaban en el parque y de esa manera, la exuberante imaginación del escritor dio salida a su inagotable mundo interior, llevando a cabo representaciones teatrales e historias sobre indios y piratas.

En 1910 muere la señora Daviesa a edad temprana, por lo que Barrie se hizo cargo de los niños.

De todos es conocido la aproximación de Barrie a la sociedad esotérica Golden Dawn, por lo que es probable que de ahí pudo configurar los elementos necesarios para una obra que se nos antoja más psicológica que otra cosa; razón para que este sea el cuento que más haya influido socialmente desde su estreno en Londres un 27 de diciembre de 1904.


Estatua de Peter Pan en Hyde Park, Londres

«Mira Wendy, cuando el primer bebé se rio por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos y éstos se esparcieron y ése fue el origen de las hadas».

Uno de los niños ellos se llamaba Peter y ahí damos paso al inicio del personaje creado por Barrie, seguido del apellido Pan que, sin duda alguna alude al dios Pan, que representa la naturaleza y se simboliza con patas de carnero, orejas puntiagudas y pequeños cuernos.

El traje verde con flecos representaba sin duda la naturaleza, la estrella a la que seguían para llegar al país de Nuncajamás hace alusión indirectamente de la estrella Sirio; aquella que siempre han seguido los magos.

El País de Nuncajamás representa el imaginario, la infancia perdida y no el cielo como muchos autores designan.

Campanilla, la pequeña hadita, es más hada que ángel por aquello de los celos y las envidias; recordemos el origen escocés de Barrie.

Los niños salvajes son siete y alude, una vez más, al número más sagrado de la antigüedad; siente enanitos, colores, notas musicales...


Peter Pan representa un mundo interior narcisista donde todos intentan imponerse; Garfio, Campanilla y Peter. Salvándose de esta trilogía Wendy que representa esa madre reverenciada que cuida de todos.

Es fácil de deducir la infancia que debió de pasar Barrie, el amor incondicional a su madre y la lucha contra el padre representado por Garfio y el señor Darling; padre de los niños que muestra en un episodio el comportamiento cruel con la perrita llamada Nana.

Se dice que James le leía cuentos a su madre para que olvidase la pérdida de su hermano.

Lo que pocos saben es que Wendy también representa a una niña muerta llamada Fwendy, amiga de infancia que falleció a los cinco años de edad.


Ilustración de Scott Gustafson

Nuncajamás nos reafirma en la sensación de recibir un castigo más que de alcanzar el paraíso, por otro se encuentra ese sonido inquietante del tic-tac que conlleva la figura del cocodrilo, compartiendo con su presencia devoradora el tiempo que nos aleja de la infancia.

La presunción de Garfio tampoco nos deja indiferentes, la elegancia y el dolor que se padece al ser «una persona mayor», las sirenas como objeto de diversión y placer, la oscura Tigridia, personaje olvidado por todos cuantos han analizado la obra y que representa a una princesa india de fuerte carácter.

Dejamos el símbolo de la sombra para el final, mítico símbolo tratado en el psicoanálisis de Jung. Recordemos que Peter acude a casa de Wendy a recuperar la sombra que ha perdido. y ella, representando la madre, la cose a la planta de sus pies para que no escape de su lado «hablamos de consciencia e inconsciencia».

Sin duda que esta narración dispone de un amplio repertorio de oscuros trasfondos psíquicos para un simple post. Por lo que anuncio que muy pronto abordaremos los síndromes de Wendy y Peter Pan que han pasado a formar parte de nuestro epistolario psicológico.

Multitud de símbolos emergen tras cada página de esta impresionante narración, que se me antoja de lo menos infantil que he leído. A veces cruel y despiadada, una búsqueda y huida, lucha y desesperación y si no tuviéramos constancia del carácter más bien asexuado del autor dudaríamos de interpretar esa frase que se puede leer en el texto original; «Al cabo de un rato se quedó dormido y unas hadas tambaleantes tuvieron que trepar por encima de él, al volver a casa después de una orgía».

Concluiría diciendo que este pequeño librito tiene demasiados trasfondos oscuros para un simple post, tanto que pronto abordaremos los síndromes de Wendy y Peter Pan que han pasado a formar parte de nuestro epistolario psicológico.



Ilustración de Michael Foreman

sábado, 8 de enero de 2022

Entrevista a Margarita Hans


«Y desciende despacio, observándome, 
y roza sus labios con los míos, 
lentamente, como si tuviese miedo a dañarme.
Como si presintiese que dentro de mí se librase una fuerte batalla
entre el deseo y el miedo a lo desconocido...».

Estatuas de Sal

Margarita Hans, acaba de sacar un nuevo libro; Como espuma de mar tras un largo tiempo de silencio. En este caso Margarita, se aventura por el género del relato, además de hacer sus primeros pinitos como ilustradora. 

Tal como era de prever el libro está apunto de agotarse esta primera edición, por lo que ante la sorpresa de la editorial, que no sabía donde se metía, ya se prepara una segunda edición. 

En mi casa del árbol, traigo al recuerdo aquella primera entrevista que le hice tras publicar su segundo libro; Estatuas de sal. Palabras henchidas de añoranzas y de unos momentos donde el tiempo transcurría con esa inocencia de quien posee un talento descomunal y aún no es consciente de ello, además de una ternura y bondad que, sin duda, se deben acercar a la de los ángeles. 


Margarita no es muy alta y sonríe siempre, dentro de sí guarda un universo en el que uno es incapaz de deducir que ocurre en su interior. Acaba de publicar su segundo libro; un volumen de cerca de quinientas páginas llamado «Estatuas de Sal».

Impresiona que alguien se atreva a tanto en su primera novela. Una trama familiar envuelta en un entorno costumbristas, casi asfixiante, que a veces hace demasiado lánguida y sosegada la lectura. Recreándose principalmente en los personajes, en el ambiente que los rodea y en esos pequeños detalles que nos fastidian y que solemos obviar en la vida diaria. El entramado avanza sin apenas darnos cuenta, hasta alcanzar el ritmo preciso que nos acerca a ciertos secretos y misterios. Encerrados en una casa de campo donde no faltan torres de cristal ni jardines encubiertos. Un mundo donde emergen fantasmas del pasado y magia por doquier.

Todo visto desde una mirada cándida e inocente de una chica llamada Anabel. Nombre que conjuga el de la gran madre Anna con el del fuego (Bel) en tradiciones antiguas. No reseñaré más no es mi cometido. Tan solo apuntar que si esta es su primera novela, ¿Cómo será la segunda?

«Te propongo un último juego...
busca lo que esta llave abre
y encontrarás tu auténtico legado»

Estatuas de Sal


El café se halla a esta hora de la tarde tranquilo, las cristaleras de colores y las recias maderas ayudan a crear cierta atmósfera literaria de los viejos pubs londinenses.

    —Buenas tardes Margarita.

    —Buenas tardes Ricardo, me vas a permitir agradecerte esta entrevista después de leer mi libro. Me hace mucha ilusión. ¡Gracias!

    —Me han dicho que presumes de ser andaluza por los cuatro costados.

    —Ser andaluza significa ser hija del sol, fruto de unas tradiciones y cultura milenaria, arraigarse a las raíces de la tierra y sentir el calor de su gente.

    —Vamos con la primera pregunta referente al libro, ¿te parece?

Margarita, asiente con la cabeza mientras abre esos pequeños ojillos y juega, nerviosa, con un sobre de azúcar.

    —Mencionas varias veces el término Alas en tu libro y eso me da que pensar. Te pregunto; ¿Si tuvieses que describir tus propias alas, estás cómo serían? —Margarita se echa a reír, le coge de sorpresa la pregunta.

    —Serían blanditas por fuera y fuertes por dentro. De color azul sueño, con olor a libertad y ribeteadas de te quieros. Sé que suena cursi, pero serían así, mis alas se han hecho mucho de rogar. Han necesitado muchos años de madurez para ir desplegándose con lentitud y paciencia, pero creo que hoy en día ya están desplegadas al completo — me mira con cierta sátira e indulgencia a la vez.

    — ¿304 páginas has necesitado para un primer beso? —Suelta una buena risotada que hacen vibrar las paredes del bar.

    —Por supuesto, como buena romántica cursi y empedernida es lo mínimo y además; ¿por qué tener prisa? La historia de ese beso requería un tiempo para cuando el momento llegase y el lector dijera por fin. Un beso como ese es el preludio de muchos más, no es un beso de amistad, sino un enorme cúmulo de sorpresas y expectativas. Yo quería que el lector viviese conmigo ese juego previo, ese tira y afloja entre ambos y que cuando al fin sus labios se unieran representara algo más que un simple contacto. A veces lo bueno se hace esperar, pero merece la pena —desvía la mirada mientras habla...


«¿De qué están hechos los ángeles, mami?
—de nubes de algodón.
¿Y a que huelen, mamita?
—A helado de vainilla y flores de azahar...».

    —En el libro Anabel sufre de mareos, hemorragias, perdidas de conocimiento, envenenamiento y dudosas enfermedades.... —me mira intrigada, no sabe por dónde le voy a salir— ¿No te sorprende que Alejandro, su amor, sea casualmente médico? ¿Te dice algo eso?

    —Supongo que, para algunos lectores, eso puede ser una especie de simbolismo, y Alejandro es un héroe que salva a la chica en apuros. Es más, ella debe salvarse sola y el motivo de que Alejandro sea doctor tiene dos fundamentos:

    »Primero, confieso que cuando escribí Estatuas de Sal había muchos médicos en mi vida. Alejandro fue una especie de exorcismo, para no asociar la palabra medico a la enfermedad, sino más bien a una cura.

    »Segundo, ¡Me venía de perlas que fuese médico! Estatuas de Sal es una historia que crece con el misterio de un lugar encantado y en donde confluye un asesino en serie. La mayoría de la trama ocurre en ese caserío andaluz. Necesitaba de algunos personajes, como Irene, María, Andrés o Alejandro que, aun siendo externos a la casa, tuviesen un motivo para acudir a ella con frecuencia o relacionarse de forma activa con Anabel. Por ello, que el fuese médico, me dio alas para que ambos tuviesen una cercanía que pedían a voces.


    —Llama la atención que en tu libro haya tantas puertas, cuadros que se pintan solos, torres, jardines ocultos, pasillos subterráneos, llaves... en suma multitud de cosas escondidas.

    Todos guardamos secretos, Margarita y no te voy a pedir que nos desveles el tuyo, pero algo me dice tras la lectura del libro, que has aprendido muy bien a guardártelos ¿En el fondo es tu vida un enigma para quien te conocemos? —cambia el rostro ante la pregunta, quizás es demasiado directa.

    —Uf, que pregunta, Ricardo. Soy muy transparente, demasiado me temo.  Fíjate en ti, por ejemplo, no hace tanto que nos conocemos y, sin embargo, a través de las preguntas de esta entrevista, he podido comprobar que me conoces bastante bien. Sí es cierto que aprendí a aseverar dentro de mí lo que considero que es mejor que esté no salga a la luz. Creo que es una especie de instinto protector que no puedo detener con las personas que amo. Considero que todos guardamos algo de nosotros, incluso las personas como yo que charlo por los codos. Muchos de los que me conocen no saben de mi autentica timidez, la enmascaro con una sonrisa y parezco una persona abierta la mayoría de las veces, pero soy tremendamente tímida y tiemblo como un flan cada vez que tengo que hacer, por ejemplo, una lectura pública. Si alguien me hace un cumplido enrojezco hasta la raíz del pelo y pongo caras raras cuando tengo que hacerme una fotografía. El resto de los enigmas no puedo desvelarlos. —Se echa a reír, al fin consigo que se relaje y hable un poco de ella. Sus respuestas estaban siendo demasiado formales y se remiten al libro como defensa.

    —Terminamos la entrevista, pero déjame hacerte una última pregunta ya que te veo algo sofocada —vuelve a reír abiertamente.

    —Anda pídeme una coca cola fresquita que me tienes engollipá, hijo.

    —Te toca hacer de ángel o hada madrina; imagínate con la varita mágica en la mano, ¿Sí pudieses concedernos un don? ¿Cuál sería?

    —Si he de elegir, entre hada y ángel, prefiero hada. Los ángeles me causan mucho respeto, pues los asocio con la muerte y la bondad extrema. Mientras que, si eres hada, aparte de pasarlo chachi piruli, revoloteando por ahí y tener una melena de infarto, puedes ir haciendo truquitos de magia. Lo veo mucho más divertido ¿otorgar un don? 

Se toma su tiempo y da los primeros sorbos al café, a la coca cola ni la ha tocado. 

—Si pudiese otorgaría dos —dice al fin—, primero otorgaría el don del aquí y el ahora. Creo que es de las mejores facultades que puede tener una persona consigo misma, y en segundo lugar, y a quien lo necesitase, le regalaría la capacidad de sonreír, No lo cura todo, pero ayuda mucho.

«El brillo en los ojos de Ángela es un poema».

Estatuas de Sal

jueves, 6 de enero de 2022

Marguerite Sirvins y el vestido de novia

 


Marguerite nacio en Lózere (Francia), en una familia campesina, allá por1890.

A la edad de cuarenta y un años, sus graves trastornos esquizofrénicos le conducen a la hospitalización en Saint-Alban, el centro psiquiátrico de Lózere. No se dispone de ningún retrato de ella.

Trece años más tarde comienza a diseñar y bordar, de manera compulsiva y sin necesidad de bocetar previamente sus trabajos. 

Extrañas formas nacen de las fantasías y pesadillas de Marguerite; chalecos desbrozados y agujereados, algunas camisas con tres mangas...

Pero, de repente, todo cambia en ella cuando comienza el proyecto de confeccionar un vestido de bodas. Siendo esta su obra más ambiciosa y su último legado.

Utilizando agujas de ganchillo cose y cose encajes, trozos de telas desgastadas, su propia tragedia, su lucha, su dolor y la vida misma que se le escapa en un suspiro.

Con el tiempo, sus alucinaciones empeoran, razón por la que en 1955 deja de realizar toda actividad artística, a excepción de su obra maestra y la razón de su vida; su vestido de novia.

Tal vez el hecho de nunca haber tenido una familia o de no haber conocido a su «Príncipe azul» le llevó a fantasear con dicha prenda. Se cuenta que de cada sábana que llevaban a su habitación arrancaba algunos hilos con los que continuaba confeccionando su vestido de novia, elaborado con tela blanca en el pecho y abotonado, en su espalda con botones de colores...

Ningún psicólogo ni terapeuta ha sido capaz de descubrir el secreto de sus botones de colores...

Una vez terminado el vestido, Marguerite lo colgó en el armario de su habitación y en un lugar visible desde donde lo observaba hasta conciliar el sueño...

Toda su existencia fue conducida hacia el proyecto del vestido de bodas. Dos años antes de su fallecimiento le fue imposible continuar con su obra. Alucinaciones y delirios ganaron la batalla durante el último tramo de su vida. Dejándonos Marguerite, en 1957.

Las enfermeras colocaron sobre su cuerpo el vestido que nunca lució; blanco sobre el pecho y con botones de colores en su espalda.

Su obra se encuentra actualmente expuesta en el museo de Art Brut, en Laussane (Suiza).



martes, 4 de enero de 2022

La Poesía del Clown

 


«Los payasos, con su ternura y su transparencia, nos ofrecen también todo un abanico de emociones que forman parte de la esencia del ser humano. Sus muecas reflejan dolor, ilusión, escepticismo, picardía, tristeza, amor, rabia, alegría».

Jesús Jara

El Clown es una especie en extinción y nadie se da cuenta, puede que sea debido al cambio climático, además de otros factores, pero lo cierto es que su especie disminuye día a día sin que apenas lo apreciemos.

Comenzaría diciendo que el estado clown es un estado, similar al trance. El estado Clown o payaso se define principalmente por la sensibilidad y la ternura que expresa. Para llegar o alcanzarlo hay que entrenarse, no todos estamos preparados para ello. Hace falta mucha bondad, entrega, inocencia y poesía.

Todo buen payaso es un poeta, es un niño o humano con corazón de niño.

Cualquier descubrimiento por muy fugaz que sea implica una buena ración de asombro y sorpresa en el estado clown.

Los payasos abren mucho sus pupilas, suelen caminar rectos mientras mantienen una sonrisa que conmueve, aunque la mayoría de las veces suelen ser torpes de movimientos si lo comparamos con las personas normales; claro que si lo comparamos con las personas normales jamás serian payasos.


Charlie Rivel

Les gusta jugar y descubrir; poseen una curiosidad innata. También ríen y lloran con la facilidad de un niño pequeño; bailan, saltan y dan vueltas constantemente.

No tienen afinidad al sexo, y no sabría decir a ciencia cierta el porqué de dicha cuestión. Lo que sí puedo afirmar es que jamás he conocido a ningún clown que el sexo le produjera el más mínimo interés.

Si tienen sueño se tienden y duermen, no les importa el sitio. Eso sí, suelen soñar mucho.

Los payasos o clowns son especies en extinción, como tantas en este planeta. Son seres únicos que no saben cuándo nacieron ni porqué se hicieron payasos.

Les encanta imitar a la gente que pasa frente a ellos, pues intentan buscar o reflejarse en el ego de las personas comunes. Ellos tienen la desgracia de carecer de egoísmo y si lo tienen es tan poquito que apenas se les nota.

Les encanta la música y de entre todos los instrumentos, los que más les gusta son la trompeta y el acordeón. Este último porque cuando lo tocan es lo que más que se parece a un abrazo (esta afirmación me lo dijo un payaso).


David Larible
«Y veo secarse los lirios
al contacto de mi voz
manchada de luz sangrienta,
y en mi lírica canción
llevo galas de payaso
empolvado».

Federico García Lorca


Oleg Popov

«Descubrí todo un mundo apasionante, loco, tierno... un universo ilimitado dentro de mi limitado cuerpo, y lo dejé salir a través de ella, mi payasa. A veces, ver las cosas desde ella me ayuda mucho, y pienso que si todos dejáramos libre el payaso que llevamos dentro, el mundo funcionaría mejor».

Rosana Mira Talón, Alzira

Los payasos no suelen mantener mucho tiempo el deseo, ya que su aspiración es vivir el momento presente, por lo que pasan de una cosa a otra rápidamente.

No les gusta el dinero y prefieren mil veces el trueque o intercambio; lo tuyo es mío, lo mío es tuyo. Así siempre, es muy simple y da menos mareos.

Nunca tienen miedo, son atrevidos y valientes, porque sueñan y solo a quienes sueñan les está permitida la osadía (me lo dijo un payaso).