miércoles, 3 de febrero de 2021

El Momento Blanco


«Creativo no es el que imagina, 
sino el que hace imaginar»

Frida Khalo

Nuestra intuición se alimenta directamente del vasto archivo de la información que recibimos, siendo este un libro abierto para el inconsciente, pero hasta cierto punto cerrado para el consciente.

De hecho, ciertos estudios han comprobado que, en general, las primeras corazonadas de las personas forman la base de las mejores decisiones; al contrario de aquellas decisiones tomadas tras un análisis racional. Es por ello que la habilidad de ver cosas de una manera nueva es de vital importancia para el proceso creativo, radicando en las ganas de cuestionar cualquier supuesto.

Cuando la actividad está en su apogeo, se puede experimentar esto que los atletas y actores llaman; «El momento blanco».

Este «momento blanco» es lo que los psicólogos llaman; «El Fluir»


«Quien busque el infinito, que cierre los ojos»

Milan Kundera

En el estado de fluir, las personas se hallan en su punto más profundo. Puede darse en cualquier ámbito de actividad; mientras se pinta, se baila, en la ducha, se juega al ajedrez o incluso cuando se hace el amor; en cualquier momento. El único requisito es que tus habilidades se ajusten tan perfectamente a las exigencias del momento que desaparezca toda inhibición.

Al contrario de todo ello, la cuestión que nos impide alcanzar «El fluir» se denomina «Fijación funcional», suponiendo la trampa que nos mantiene percibiendo y advirtiendo la manera obvia de solucionar un problema. La misma repetición que nos mantiene procesando y pensamos siempre lo mismo, cuestión obvia que impide fluir o llegar al momento blanco.

Otra manera que impide absorber información nueva es la autocensura, esa crítica o voz interior que confina nuestro espíritu creativo dentro de los límites de lo que juzgamos aceptable.


«No hay necesidad de templos, 
no hay necesidad de filosofías complicadas. 
Mi cerebro y mi corazón son mis templos; 
mi filosofía es la bondad»

Dalai Lama

La frustración surge en el momento en que la mente analítica, racional, en busca de una solución, alcanza el límite de sus habilidades, dado que en el inconsciente no existen juicios de auto censura, allí las ideas son libres de recombinarse con otras de esquemas nuevos y asociaciones impredecibles, en una suerte de promiscua.

La espontaneidad aparece cuando la actitud deliberada cae, cuando somos capaces de dejar que la naturalidad y claridad tome el control de los movimientos. La gracia de un bailarín, la libertad de trazo de un pintor o la fluidez de un pianista son consecuencia de que una gran parte de sus movimientos, regulados por la naturalidad. Al cuerpo, tal como la mente; si se le deja hacer, es grácil.