La percepción de la imagen.

Dormimos como el oso, y cuando despertamos tenemos hambre, por lo que devoramos cuanto se encuentra a nuestro paso.

Denunciamos la violencia y sin embargo nuestro discurso va cargado de ella. Nos creemos los dueños de todo cuanto se sostiene, y lo que es mucho peor; constantemente y en a cada instante valoramos el pensamiento del otro como si no fuese nada y sin merecernos el más mínimo respeto ni oportunidad. Tan solo hay que subir una imagen a la red y la respuesta está asegurada; de todos los colores y respondiendo a lo que sucede por nuestro interior.

Lo tenemos todo, jamás una sociedad alcanzó los estados de confort que disfrutamos en este presente y sin embargo nuestra pobreza espiritual no tiene límites. Por lo tanto, quizás lo mejor sea dormitar como el oso.

Nos creemos súper héroes de la razón, nos creemos inmortales y nos vamos a la mierda directamente, sin darnos cuenta de ello; discutiendo y confrontando, los unos contra los otros, tal como animales de laboratorio.

Por mi parte, seguiré soñando e inventando historias para huir de cuanto percibo; eso que llaman realidad. Intentaré crear un marco donde navegue a salvo y donde pueda manifestarme en libertad. Uno tiene sus defectos.

No creo nada, ninguna versión me vale. He llegado a esa conclusión. Como dijo Hesse; tan solo oiré el latido de mi sangre y mis pies serán los encargados de saltar cercas y recorrer los senderos.

Me interesa la poesía, esa poesía que brota como la simiente en primavera y para nada la poesía razonada; todo lo contrario.

Te miraré a los ojos y coquetearé contigo e imaginaré como debe ser hacer el amor contigo, pero no te diré nada para que no puedas juzgar mi pensamiento. Me guardaré la repuesta para mí, por lo que será todo mía y así todo será más fácil. No habrá rencor ni resentimiento, nada de eso; yo te miraré a los ojos y me montaré una historia, de esas donde al final los besos se encuentran por si solos y sin necesitad de arbitrio ni juicio.