miércoles, 15 de diciembre de 2021

Andy Goldsworthy, el hechicero.

 

«La construcción es un proceso de registro, parte por parte, célula por célula.
Decir que el ciclo ha alcanzado su final es quizás incorrecto al terminar la pieza».

«A pesar de todos los esfuerzos en la preservación, vendrá un momento cuando inevitablemente se deteriore; como con todo, no sé cuándo tiempo tomará para que ocurra ese hecho, pero durante un tiempo la escultura ocupará este espacio».

«Necesito desesperadamente tocar mi trabajo,
como una especie de análisis razonado detrás del arte, no lo entiendo si no lo toco».

«Mi arte no puede ser creado como algo distante,
como en una pantalla de la computadora».


A este señor le llaman El hechicero, apelativo que se queda corto cuando uno lo ve trabajar. El máximo precursor del Land Art hoy día, pese a quien le pese. Para muchos un gurú cuyo arte, aunque novísimo, da la sensación que emerge de épocas arcaicas.

Sus materiales son siempre naturales y trabaja con aquello que produce la naturaleza y sus herramientas las manos. Parece asombroso, que Andy sea capaz de transformar objetos que a la mayor parte de nosotros nos pasa desapercibidos; maderas, piñas, hojas, piedras, arena, hielo.

Transformar y jugar con lo efímero, como parte inaudible de su obra. Nacimiento, crecimiento y muerte.


Nació un 26 de Julio de 1956 en Cheshire, y se crio en West Yorkshire junto al bosque. Trabajó en su adolescencia realizando tareas agrícolas en diversas granjas de la zona.

Se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Central Lancashire en Prestón y se le confirió un doctorado honoris causa por la Universidad de Bradford en 1993.

Actualmente vive en Escocia, aunque es obligado el resaltar que sus obras y viajes han dado la vuelta al mundo.

El documental Ríos y Mareas, dirigido por Thomas Riedelsheimer le catapultó a la fama, una joya del arte natural cargado de poesía y de alquimia, me atrevería a manifestar.


Resaltaría el trabajo en ríos y lagunas, con sus serpientes ondulantes fabricadas con hojas y el color que es capaz de otorgar por medio de pigmentos naturales a lagunas y arroyos; como un Moisés bíblico o un hechicero de la selva.

Andy, es un referente, algo trasciende con su arte, que se propaga como el primer aroma de la tierra cuando se moja con las primeras lluvias. Es eterno, no es algo nuevo; y al mismo tiempo es todo tan sencillo…


«Mente, cuerpo, pensamientos y deseos no constituyen mi verdadero Ser, cómo no lo son los árboles, las estrellas, las nubes y las montañas, porque con igual acierto puedo dar testimonios de todos ellos en cuanto a objetos».

La fotografía y el vídeo son cruciales en su testimonio artístico; es la forma por la cual su obra nos alcanza, para luego llegar la ofensiva de los elementos modificando su labor hasta llegar a formar parte, la obra, del ciclo de lo natural. De todo ello, nos queda el registro de la imagen de Andy que lo intenta, que no desfallece hasta que su tela de araña queda suspendida en el aire. Y es entonces cuando se produce el milagro, es algo que está, y que no debería de estar allí, pero es tan familiar en ese espacio.
Como si el entorno se hubiese construido para la obra, y eso es precisamente el buen arte de la tierra. Cuando uno desconoce que se construyó primero si la obra o el entorno que le rodea.


«Si procedo de esta manera, me vuelvo transparente para mí ser, mi yo, y caigo en la cuenta de que, en cierto sentido, lo que soy va mucho más allá de este organismo aislado y limitado por la piel. Cuando más me adentro en mí mismo, más salgo de mí mismo».
Ken Wilber
La Conciencia sin Fronteras

2 comentarios:

  1. Simplemente maravilloso, no tengo palabras para describir lo que me produce el ver la obra de este genio. Besos :D

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  2. Tienes que ver su película "Ríos y mareas", a partir de ella mi concepción del arte cambió por entero.

    Besos, Ricardo.

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