sábado, 14 de enero de 2023

Las cinco pieles de Hundertwasser


«Friedensreich Hundertwasser»
«Reino de la Paz con Cientos de Aguas»

Nació en Viena, en 1928 y murió en el año 2000; siguiendo su voluntad, fue enterrado sin un féretro, en el interior de la tierra. Sobre su sepultura se plantó un árbol.

Según su creencia; «Ahora vive en el árbol que crece sobre el lugar de su regreso a la Gran Madre».


Primera piel: La epidermis

Hundertwasser significa «Cien aguas», los otros dos normes que este artista eligió para si son: Friedensreich y Regentag, es decir —Hundertwasser entre el reino de la paz y el día de lluvia—.

«La epidermis es la zona membranosa más cercana al yo interior, la que encarna la desnudez del hombre y del pintor». Los discursos como «al desnudo» en 1967, reclamando el derecho a la «tercera piel», no sólo enfrentaba a la sociedad, sino que imponía el lienzo de los cuerpos para pintar en él lo que nosotros somos.

Esa primera piel no sólo es la de la epidermis, sino la piel de la infancia: ese lugar en el que nos conformamos a nosotros mismos. Hundertwasser decide aceptar esa su primera piel: «Como hijo único, me sentía responsable hacia los demás, quería demostrarles que sabía pensar, actuar, ser… mejor».

Al aceptar esos defectos, esa primera piel, aprende a aceptarse a sí mismo. Así llega a su principal descubrimiento: El camino a la felicidad a través de la belleza.


Segunda piel: La ropa

Hundertwasser deja su país en 1949 para seguir su destino; llega al Norte de Italia donde conoce a René Brô al que seguirá a París. En París descubrirá un circuito artístico paralelo y oculto al que regentaba la Escuela de París. Según sus propias palabras; «En este círculo el arte tiene la sencillez y la experimentación del que está libre».

Hundertwasser fabrica su propia ropa. Su figura desgarbada, la vestía con fragmentos de diferentes telas, comenzando a ser familiar en las exposiciones y eventos. Su ropa pretendía denunciar los tres males de la segunda piel: «La uniformidad, la simetría en la confección y la tiranía de la moda».


Tercera piel: El hogar

Esta es la más compleja de las ideas de Hundertwasser y a la que dedicó más tiempo a lo largo de su vida para poder explicarla es más sencillo recurrir a sus propias palabras:

    » Algunas personas dicen que las casas consisten en paredes. Yo digo que las casas consisten en ventanas. El que vive en una casa debe tener derecho a asomarse a su ventana y a diseñar como le apetezca todo el trozo de muro exterior que pueda alcanzar con el brazo. Así será evidente para todo el mundo desde la lejanía, que allí vive una persona. Cualquier clase de diseño personal es mejor que la estéril muerte.

    » Nuestras casas están enfermas desde que existen planificadores urbanos dogmáticos y arquitectos de ideas fijas. Todas estas casas, que tenemos que soportar por miles, son insensibles, carecen de emoción, son dictatoriales, crueles, agresivas, lisas, estériles, austeras, frías y prosaicas, anónimas y vacías hasta el aburrimiento. Nuestras ciudades son la realización de los caprichos dementes de arquitectos criminales que nunca hicieron el juramento hipocrático de la arquitectura: me niego a construir casas que puedan dañar a la naturaleza y a las personas. Un buen edificio debe lograr unir dos cosas: La armonía con la naturaleza y la armonía con la creación humana individual. Somos simples huéspedes de la naturaleza y deberíamos comportarnos consecuentemente.

    » La naturaleza debe crecer libremente donde cae la lluvia y la nieve; lo que está blanco en invierno debe ser verde en verano. Todo lo que se extiende en horizontal, bajo el cielo, pertenece a la naturaleza. En las carreteras y los tejados deben plantearse árboles. La relación entre el hombre y el árbol tiene que adquirir proporciones religiosas. Así, la gente entenderá por fin la frase: la línea recta es atea.

A lo largo de su vida Hundertwasser diseñó, construyó y reparó edificios en diferentes países con su idea y discurso en mente. Emparentadas con la arquitectura de Gaudí y otros arquitectos; surgieron casas, apartamentos, museos, iglesias ecuménicas, centrales térmicas, balnearios, jardines de infantes y restaurantes. Tal como en aquella primigenia espiral, capaz de romper la línea recta y les da tanto al individuo como a la naturaleza; un hogar para amar; techos cubiertos de césped, paredes cubiertas de colores al igual que un rompecabezas; ventanas desiguales, al igual que sus timbres y cerraduras. Así, aprovecharíamos la variedad de la fabricación en masa, adaptándose a paredes y suelos irregulares y árboles inquilinos viviendo en los balcones, son las características fundamentales.


Cuarta piel: El Entorno Social y la Identidad

Hundertwasser fue hijo único, pero siempre estuvo rodeado de un círculo de amigos íntimos, con los que no sólo compartía la amistad, sino que eran sus colaboradores en todos sus trabajos.

Para Hundertwasser la identidad no estaba conformada sólo por quien somos, sino también de quienes nos rodeamos, siendo la familia y los amigos, un círculo menor, que se ampliaba hacia la vecindad, la región y el país. Opuesto a la Comunidad Europea, como una despersonalización en gobiernos y decisiones. Abogó por la paz de Palestina, creando una bandera que aunaba la estrella judía con la luna árabe en lo que llamó: «Bandera de la paz para la tierra prometida».

También se dedicó a trabajar con elementos de identificación nacional como las banderas, estampillas e incluso matrículas de coche que dentro de la normativa respetasen el origen regional de cada persona.


Quinta piel: El Entorno Mundial, Ecología y Humanidad.

Ciudadano austriaco y de nacionalidad neozelandesa, hasta los últimos años de su vida Hundertwasser solía dar al año dos vueltas al mundo a bordo de su barco Regentag (día de lluvia), para mantener al ritmo del planeta. Sus campañas siempre trabajaron en pro de la ecología, contra el racismo y a favor de la paz, sin adscribirse ni dejarse influir nunca por partidos políticos o tendencias ideológicas. Desde los años 80 estuvo apoyando constantemente campañas contra la energía atómica, a favor del uso del transporte público, la plantación de árboles o la defensa de la lluvia. Una nueva forma de arte se plasmó en la producción masiva de carteles y posters de gran calidad para diversas campañas en diferentes regiones del planeta. Siempre trabajando y apoyando a diversas causas, Hundertwasser parecía estar en todas partes. 

«La quinta piel se extiende hasta el infinito»

2 comentarios:

  1. Qué buena entrada Ricardo. Las cinco pieles... pues sí. Me quedo con la primera, es aquella que intento llevar lo mejor posible. Besos :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este autor es una maravilla, su fida fue fantástica y un fiel reflejo de cuanto creyó con verdadero furor.

      Besos, Ricardo.

      Eliminar