sábado, 7 de enero de 2023

Fin de ciclo




Muy buenos días.

Hoy voy deprisa, dado que tengo que llevar a Marta al aeropuerto.

Ha sido un tiempo maravilloso, ensombrecido por la tragedia de Marchena, y es que, al parecer, a uno tan solo le queda el dejarse llevar y ofrecer la respuesta adecuada a cada momento; tragar saliva, mirar hacia otro lado e intentar continuar caminando.

Ruego disculpéis si denotáis algún error en la expresión, voy deprisa…

Pasaron los Reyes y dejaron montones de regalos, se han portado generosamente. Lo mejor, quizás, un viaje a La Toscana y un almuerzo en el mejor restaurante de por allí.

Dice mi hija que es hora de que escriba algo de Italia.

Un portafolios de cuero, para poder llevar mis escritos, de un lado a otro.

Un libro que me llevase a París sin necesidad de avión.

Un pantalón y un chaleco con capuza.

Unas cartas del tarot que hablen de paraísos perdidos.

Y, lo más importante, unas zapatillas de invierno que den cobijo a mis pies; ese era el regalo imprescindible.

Por otro lado, se va superando el catarro que parece haber surgido de la serie «Los inmortales».

Recurrí a Matorral, mi amigo de la sierra, el ermitaño, y este me aconsejó una retirada del mundo; además de una cucharadita de polen, zanahorias, fruta triturada miel con limón e infusión de tomillo.

Insistió en que qué cerrara el ciclo y pusiese un final al proceso. Eso era de urgencias, me dijo.

La cosa va dando su resultado y la tos comienza a ceder.

Marcho, he de llevar a Marta dirección Barcelona, para poder regresar a Bristol.

Año nuevo, vida nueva.




2 comentarios:

  1. Los fines de ciclo son necesarios amigo mío. Me encanta todo lo que nos cuentas que te han traído los reyes, ¡eso es muy buena señal! Besos :D

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    1. Sí querida Margarita, realmente estoy contento con cómo han sucedido las navidades.

      Besos, Ricardo.

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