martes, 20 de diciembre de 2022

La Sevilla de hace cien años


Cuando Manuela al fin consiguió alcanzar Sevilla, lo hizo para salir de ella. Cruzar las murallas y sus puertas significaba salir de Sevilla.

Lo hizo atravesando la Puerta Osario que ya no estaba, es decir que la habían derribado.

Cruzó por delante del laboratorio municipal y se adentró por calle Arroyo, bordeando el arroyo del Tagarete que bajaba desde la selva de los Alcores y cuyas aguas aún se mantenían limpias y claras.

Hacía mucho frío en esa mañana de noviembre de 1922, a un lado dejaban un inmenso campo de granados, al otro el colegio de San Juan Bosco y algunos corrales de vecinos, construidos por el mismísimo Aníbal González.

De esa manera, alcanzarían al camino del arzobispo y dejarían atrás un tétrico albergue capaz de levantar las peores pesadillas. Les recibe la huerta de la tía María y el mundo se convierte en un sembrado; buscan a los Villagrán, una de las mayores vaquerizas de Sevilla.

El lodo y el barro se incrementa, huele a boñigas de vaca y el paisaje no puede ser más desolador; a pesar de alejarse del cinturón de la miseria que rodea la ciudad.

Chabolas y un asentamiento que apenas se sostiene les da la bienvenida, lo primero será apuntalar el chamizo y cubrir el techo con lo primero que encuentren; ya tendrán tiempo para acerarse a la laguna del Burón o a la charca de los patos a por alguna carpa para el almuerzo.

Dicen que la fuente del arzobispo mana la mejor agua de Sevilla, por lo que no es extraño el continuo trajín en el que no faltan los carros ni los borricos con sus alforjas y cantaras.

A lo lejos queda el cortijo de Calonge, pero antes se abre el prado más bonito del mundo que reventará de flores en primavera y a cuyos márgenes crecerá el mejor paloduz de la tierra.

2 comentarios:

  1. El paso del tiempo amigo mío. Imagino a Manuela por esos lugares ahora tan distintos y no puedo dejar de pensar en que también ahora el ser humano lo es. Cuánta valentía y determinación se necesitaba para todo. Besos 😘😘

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    1. Así era la vida, realmente una odisea. Aprendamos de quienes transitaron antes que nosotros.

      Ricardo.

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