jueves, 8 de diciembre de 2022

Madeleine, la princesa azul.


Durante el verano de 1904 Picasso tuvo una relación con Madeleine, la cual aparece en varios de sus dibujos y pinturas.

Este es el punto de partida por una vida sentimental que marcaría la obra del maestro y, de paso, dejaría bastantes cadáveres por el camino.

Madeleine es un misterio y como todos los misterios fascina. Ella llegó antes que Fernande, sin embargo, Picasso continuó pintándola tras abandonar la relación.

Le fascinaba su delgadez y la extrema fragilidad que muestra en sus retratos. Con la bella modelo, Picasso avanza en el azul y en los tonos pastel.

Madeleine representa la sexualidad, una sexualidad mortífera y de la que Picasso tardaría en recuperarse. El suicidio de su amigo Casagemas en el café “l’Hyppodrome”, de París, le había tocado profundamente y el hecho de regresar a París representaba enfrentarse a esa relación virulenta que mantenía el pintor con la muerte.

Se sabe poco de Madeleine, ya lo he dicho; ella era la madre de todos los misterios. La princesa azul estaba allí para dulcificar el mundo cochambroso y sucio de Montmartre, ella representaba la musa y su atmósfera, la poesía y en cierto grado el abandono ante lo inalcanzable.

En la Luna en el Sauce, ella representa la primera de las transgresiones. Simone confiesa su amor a Manuela, un amor que nunca conseguirá superar a lo largo de toda su vida, y todo esto sucede en el lugar más alejado del mundo; una feria de Sevilla de 1906…

Mañana os mostraré un cuadro de Picasso, tras el que se esconde una maldad profunda y que desencadenó el deterioro psíquico de Madeleine, hasta llevarla al suicidio

2 comentarios:

  1. Suena hermoso lo de princesa azul, pero la historia que hay detrás es triste. Besos :D

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    1. Lo de la princesa azul se lo puse yo, al fin y al cabo la palabra princesa siempre me lleva a sinónimo de tristeza.

      Besos, Ricardo.

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