miércoles, 18 de mayo de 2022

La Bella y la Bestia, algunas consideraciones sueltas.

 

«Fabula ancestral, sueño hecho verdad, belleza y fealdad, 
juntos hallaran más que una amistad»

Del film "La Bella y la Bestia"

*** 

Nos encontramos con las tres hermanas de siempre, dos de ellas aspiran a una vida luctuosa y material, mientras la tercera, en este caso la más pequeña, su mirada deriva hacia un sentido más profundo de las cosas.

En este caso y dado la multitud de versiones del cuento seguiremos la más popular y que ha dado lugar a las distintas interpretaciones cinematográficas. Me refiero a la versión de la escritora Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, en 1740.

La historia comienza cuando el padre sale en viaje de negocios y solicita a cada una de las hijas le demande un regalo. Una de las hijas le pide un traje de oro, la otra un vestido de plata y la tercera y más pequeña de todas, una rosa que habla.

Volvemos a repetir la imagen del bondadoso padre viudo de tantísimos cuentos. Pero en este caso no se casará de nuevo con madrastra alguna, nada de eso. El móvil consistirá en un viaje y el encuentro con un lugar mágico y velado para el hombre común. Dicho viaje será el hilo conductor y la aproximación a un mundo paralelo y sobrenatural, eje en el cual se sustentará la trama.


Tras el viaje nos encontramos con el primer símbolo de gran importancia en la rosa que, en este caso será blanca y además con el atributo del habla.

La rosa es símbolo de Afrodita, la diosa del amor, del corazón de Cristo y de misterios insondables en la filosofía Rosacruz. La rosa también simboliza el laberinto, la juventud eterna que nos diría Mircea Eliade, la rosa es el misterio. Por lo que la niña pequeña solicita al padre un objeto que le facilite el encuentro con el misterio y su sabiduría. De ahí el atributo del habla y con ello la comunicación, pero no olvidemos que también la rosa fue signo de reconquista.

El encuentro con el lobo blanco o la bestia que la retiene, intercambiándola con la figura del padre, representa el sacrificio. Todo proceso iniciático implica el sacrificio, conllevando con ello incluso la vida.

Los más modernos ven un simple Síndrome de Estocolmo en todo este intrincado, y puede que desde el mundo de lo psicológico sea cierto. Si algo tienen los cuentos de hadas es la pluralidad de significados en sus historias. En este caso advertimos del motivo oculto que se nos pasa inadvertido a día de hoy y que fue sin duda el origen de la historia.


La presencia de relojes en el castillo mantiene la imagen del tiempo de manera constante. En un mundo de fantasía apartado del resto de la humanidad, surgen las barreras que hacen de fronteras en forma de espinas y raíces retorcidas, haciendo imposible escapar a la protagonista, recuérdese La Bella Durmiente y tantos otros cuentos.

Es la misma naturaleza quien impide la fuga, inmovilizándola y dándose el encuentro entre la Bestia y la frágil muchacha.

La Bestia representa los instintos más viscerales del ser, la materia grotesca y primitiva antes de ser modelada. En ella se manifiesta lo contrario a las formas más elevadas y sensitivas de la identidad humana.

El encuentro entre ambos estados derivará en la trama definitiva. La incomprensión, el recelo, el tremendo dolor y soledad de la Bestia, irán declinando el favor de la muchacha. Levantando un vínculo que concluirá en un profundo y mutuo entendimiento.

Será ella la destinada a redimirlo, su atención en principio y amor después le harán resurgir de manera progresiva, mientras los pétalos de la rosa irán marchitándose uno a uno como símbolo del recorrido del tiempo.


Concluyendo en el beso y el dolor por la pérdida de su ser amado. Entonces la materia primitiva será creada de nuevo.

La Bella y la Bestia serán entonces uno solo, cómo en cada cuento de hadas. El encuentro definitivo entre ambos representará el proceso de Bella que transformará la más burda materia en sensibilidad y delicadeza.

2 comentarios:

  1. Siempre me gustó esta historia. De pequeña vi una adaptación cinematográfica muy antigua y me fascinó. Me llamó la atención muchísimo más que cualquier otro cuento clásico. Blancanieves, La Cenicienta... siempre un príncipe dispuesto a salvar con un beso. Pero en el caso de la Bella y la Bestia era al contrario. Ella, amante de los libros y sensible, era la que besaba a alguien de aspecto terrorífico pero de corazón noble... Supongo que de él me atrajo la libertad, si bien comprendí a lo largo de la historia que no era así. Al contrario, era preso de muchas circunstancias y su propia maldición.
    Lo dicho, mi cuento favorito. ¿Se nota, verdad?
    Besos :D

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    1. Menuda historia, menudo arquetipo, junto a la sombra de Jung, podría dar para muchas páginas.

      Saludos, Ricardo.

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