martes, 31 de octubre de 2023

El día en que Peter Pan y Alicia, al fin se conocieron.


Esto que contaré a continuación sucedió de verdad. Supondría la unión de dos historias, dos cuentos, dos personajes. Prestad atención porque no la repetiré dos veces, y a los incautos y economistas les invitaría a abandonar la página; sencillamente este no es su sitio. Sin embargo, a los matemáticos no; curiosamente tienen un lugar reservado en ella.

En 1926, dos personajes de cuentos infantiles se conocieron por primera vez en una subasta en Nueva York.

Alicia Liddell, la inspiración para el personaje de Alicia en el País de las Maravillas, se veía obligada a vender el manuscrito original del cuento para poder pagar sus deudas.

Peter Davies, el niño que inspiró a J. M. Barrie para crear a Peter Pan, no había recibido ninguna herencia del autor, por lo que Peter, era un mero invitado a la subasta.

Alicia tenía 80 años y durante toda su larga vida había llevado a cuestas el estigma de Alicia, que le había pesado; dicho título no había supuesto ningún honor; más bien se podría afirmar lo contrario.

Peter tenía tan solo 29 años y comenzaba a pesarle el personaje al que se le había asociado durante toda su vida y por el cual sería recordado tras su muerte.


Otra cosa que nadie sabe y yo les voy a contar es que los niños perdidos eran cinco: Slightly, el líder de la banda. Tootles, el más pequeño y sensible. Nibs, el más inteligente. Curly, el más valiente. Y luego estaban los gemelos, dos niños idénticos en los que, el uno terminaba las oraciones del otro.

Los hermanos de Peter eran cuatro: George, el mayor de todos, Jack, el segundo, Michael, el tercero, y Nico, el más pequeño de todos.

George, el hermano mayor, murió combatiendo en la I Guerra Mundial, con apenas 21 años. A su misma edad, seis años después, murió Michael, ahogado junto a un amigo en lo que parecía un pacto suicida por un amor imposible entre ambos. Jack, el segundo de los hermanos, se convirtió en escritor y editor. Y por último nos queda Nico, el más pequeño de la saga. Que al igual que Jack también se convirtió en escritor y actor.

Cuatro más el amigo suicida de Michael suman cinco, sin contar con Peter: 

¡Qué le hubiese gustado esta suma al bueno de Lewis Carroll!

¡Qué fino J. M. Barrie al acertar con lo de los hermanos gemelos! 

La relación de Michael y su amigo fue un amor verdadero, y es algo que solo sucede en los cuentos de hadas.

Por lo tanto; cinco niños perdidos. Ya en otra ocasión os contaré la historia de Jack y de Nico, que, en principio parece ser que fueron los que se salvaron de cierta maldición, pero… de eso nunca se sabe, ¿verdad?


De la reunión de los dos protagonistas más populares de la historia apenas se conocen detalles. Tan solo que se sentaron juntos. Alicia estaba muy mayor, por lo que Peter tomó asiento frente a ella. Se cuenta que apenas cruzaron palabras entre ambos, pero eso sí, Alice tomó las manos de Peter y lloró mucho.

Quizás viera cuanto se avecinaba, quizás echaba de menos al sobrero loco o necesitase de esa pócima mágica que le hacía empequeñecer. Pero lo más seguro es que dicha fiesta; supuso la despedida del manuscrito de Lewis, ese que le regaló cuando apenas era una niña, y que ahora le era arrebatado por la reina y el rey de corazones. Esa reina que le mando cortar su cabeza en el cuento.

¡Poderoso es don dinero!

Quizás Alice, necesitó, más que nunca de un espejo o de un agujero en el suelo para poder escapar. Aunque, lo más seguro es que el conejo blanco le susurrase al oído el devenir del joven Peter; ese joven que se suicidaría dentro de muy poco, en la estación de Sloane Square, arrojándose bajo las ruedas del metro de Londres.


Alice, nos dejó el 16 de noviembre de 1934, en Westerham, Reino Unido. Semanas antes, le había confesado a su hermana Ina, que estaba «cansada de ser Alicia en el País de las Maravillas».

Mi hija Marta, ha prometido llevarme a su tumba, en la iglesia de San Miguel, en el pueblo de Daresbury, en Cheshire. Quiero llevarle un ramo de flores.

Me ha contado un señor con chistera que en su tumba se puede leer:

«En memoria de una vida feliz...»

2 comentarios:

  1. Me encanta Ricardo, está más que claro que las coincidencias y las circunstancias de la vida se dan la mano y ayudan a que la realidad supere a la ficción. Besos :D

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    1. Situaciones extrañas, que no se encuentran en el guion. Una historia más que triste, por ambas vidas.
      En fin, la vida que no deja de sorprendernos.

      Besos, Ricardo.

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