jueves, 17 de febrero de 2022

El Altar de la Peña


«En cuanto llegué creí verme en un delicioso paraíso, del que salían cuatro ríos que regaban toda la tierra; o en un monte elevado desde donde con el favor de Dios, con el auxilio de las lenguas antiguas, y con cierta luz que me alumbra, me pareció ver ya algún rastro o semejanza de la gloria de Cristo, cuya hermosura me dejó tan encantado y preso que desde aquel día me propuse, libre de otros cuidados, entregarme en la soledad a la contemplación de aquella grandeza y claridad que ya descubría y consagrar mi vida entera sólo a esto».

Benito Arias Montano


Una vez dije; si existieran las hadas y los elfos estos resistirían en la Peña de Arias Montano, de eso hace muchos años y la vida ha cambiado considerablemente.

La necesidad de mantener unos principios hacen que cada vez me aleje un pasito más de cuando la sociedad me ofrece.

Soy un apasionado de la vida y de la obra de Arias Montano y cada vez entiendo más su decisión de huir de la corte de Felipe II y de refugiarse en esta cueva donde aún se mantiene, tallado en piedra, el asiento desde donde meditaba y presenciaba el amanecer.

A la entrada de la cueva se levanta esa extraña barca de piedra; altar céltico para algunos arqueólogos y para otros, los más atrevidos, de bastante más antigüedad. En las profundidades de Peña existe un lago, hoy sin apenas agua, y en sus orillas se han encontrado estatuillas que representan a la gran Diosa; aquella que imperó en occidente, antes de la llegada de las invasiones romanas.

Muchos, relacionan la Peña como el último reducto atlante y a diversos cultos de las cavernas. Lo que está claro es que sin duda debió florecer una gran civilización en ese lugar. El altar, hoy olvidado, tuvo sus momentos de esplendor, cuando en el amanecer del solsticio de verano se inundaba de agua y regaba su superficie con polvo de oro; para recibir los poderosos rayos de sol de ese día y cuyos reflejos pudieran decorar la caverna.

2 comentarios:

  1. Ha de ser un lugar realmente mágico. A pesar de su relativa cercanía nunca he visitado esa zona. Quizás me anime en algún fin de semana próximo, antes de que nuestra calor andaluza apriete.
    Besos :D

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  2. Sí un lugar de los pocos que van quedando, donde la energía palpita por sí sola. Un lugar plagado de leyendas desde el principio de los tiempos.

    Besos, Ricardo.

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