viernes, 10 de diciembre de 2021

El hombre de la Arena, de Hoffman (Interpretación personal)


Todas las imágenes pertenecen a genial Mark Ryden
Obras que pudimos admirar en el CAC de Málaga.

¡Vamos niños a la cama, que está a punto de llegar el hombre de la arena!


Acabo de terminar de leer «El hombre de la arena», el célebre relato de E. T. A. Hoffmann. Publicado en 1817 en sus «Cuentos nocturnos» y que es el relato más representativo del máximo autor del género del romanticismo negro durante el siglo XIX.

Se trata de un relato, y no de un cuento ya que no presenta las características como para serlo.

Hoffman tiene como característica el haber sabido reflejar en su obra el lado más siniestro del Freud, recogiendo el testigo de una corriente romántica que viene de principios de siglo XX.


Teoría de lo siniestro por Freud

Siniestro; algo angustioso que genera el ser humano el miedo.

Lo siniestro es definido como aquella suerte de espanto que afecta las cosas conocidas y familiares. Freud estudia que situaciones concretas, provocan en el ser humano esa sensación.

Que un ser inanimado, pase a ser por efecto un ser viviente.

La impresión de seres vivos que pueden despertar en nosotros, criaturas que no lo son. (Figuras de cera, muñecas, autómatas).

—La amputación de los ojos.

Perder la vista es un motivo de angustia infantil, que persiste en los adultos. Hecho que idea el tema de la castración (Complejo de Edipo)

—La idea del doble.

Encontrarnos a una persona idéntica a nosotros, intensificándose la angustia y además si conseguimos conectar con esa persona. Participando en los pensamientos de la otra persona y perdiendo el dominio del yo. Colocando en nuestro lugar a ese yo ajeno. provocando de nuevo la angustia. (ejemplo «El hombre duplicado» de Saramago).

—Repetición de lo semejante y el retorno a situaciones ya vividas.

Casos concretos que nos provocan angustia; presentimientos, el temor al mal de ojo, todo lo relacionado con el tema de la muerte. 

Lo angustioso tiene que ser algo reprimido y que retorna, que lo siniestro no es nada nuevo sino algo familiar en nuestra psique y que se ha vuelto extraño porque ha sido reprimido. Ese retorno es lo que provoca que esa situación normal, se convierta en siniestra. Ese complejo infantil reprimido o cierta convicción cognitiva que creíamos superada y vuelve a retornar.


El relato narra la vida de un estudiante, Nathanaël, quien se encuentra traumatizado por la muerte de su padre, ocurrida durante su infancia. A pesar de estar comprometido, se enamora de una autómata llamada Olimpia, construida por Spalanzani y un cómplice. Nathanael cree que ésta es real. El descubrimiento del truco lo lleva a la locura y finalmente hasta la muerte.

En el estudio introductorio del hombre de la arena, Freud hace un análisis sobre lo siniestro. Él manifiesta que lo ordinario o común se torna siniestro cuando lo elemental se hace extraño. Un simple sonido se puede verter en el sonido más escalofriante si le denotamos una sensación molesta a nuestra cotidianidad. Lo siniestro puede existir en nuestra casa: una lluvia constante y molesta, el ruido de un gato a la medianoche, un lugar oscuro en la habitación, las sombras proyectadas en la pared pueden turbar al individuo si su estado anímico está por los suelos o es presa de tensiones provocadas por trabajos de análisis literario.


Otra manifestación del mal que podemos encontrar en el Hombre de la arena, es el terror infantil. Tradicionalmente las imágenes de demonios, cocos, hombres del saco, son formas represivas que los padres inculcan a los niños para generar un sometimiento o un terror nocturno. En la mayoría de los casos experimentamos lo siniestro cuando reforzamos nuestros temores con los espectros que nos inventan nuestros tutores.

El arenero es un símbolo de terror que se presenta desde la infancia en Nataniel, terror que lo acompañará a lo largo de su existencia. Como no puede destruir ese terror infantil. Lo evade por medio de la locura involuntaria, locura que no lo salva de su final trágico. Presa de sus temores y recuerdos el estudiante se suicida desde el campanario gritando; — ¡Ah, bellos ojos… bellos ojos!


Según Freud, el mito o leyenda del arenero que se lleva los ojos de los niños que se portan mal no es más que un temor al fenómeno de la castración. Hoffmann a lo largo de sus historias amalgama lo desconocido con lo imprevisible para generar la sensación más aproximada al terror o al miedo que todo humano experimenta en su interior. El mal, no necesariamente tiene que reflejarse con asesinatos, sangre, seres monstruosos, etc., lo siniestro o terrorífico se nutre de los miedos y fantasías del ser humano. Lo siniestro o malévolo según el estudio preliminar del hombre de la arena se vislumbra cuando lo cotidiano, familiar o doméstico se torna en siniestro, y las cosas más naturales como el sonido se hace sobre natural cuando a ese sonido se le atribuyen otras interpretaciones.


Algunas frases del relato

«El hombre de la arena me había abierto las puertas al mundo de lo maravilloso, al mundo de la aventura y la fantasía, que ya de por sí arraiga con tanta facilidad en el mundo de los niños»

«El hombre de la arena, el hombre de la arena no era otro más que Copelius, que tantas veces venía a comer con nosotros»

«Y así maldecíamos de todo corazón a aquel hombre horrible y enemigo que tan conscientemente y con toda alevosía procuraba envenenar hasta el más insignificante de nuestros goces.»

«Maestro, maestro, déjale los ojos a mi Nathanael ¡Dejádselos!»

«Que el chico conserve los ojos para que lloren las penas de este mundo»

«Mis ojos no era lo que ardía en tu pecho, sino dos gotas ardientes en su propio corazón»

«Me han robado mi mejor autómata, los ojos le han quitado los ojos»

«¡Hermosos ojos, hermosos ojos y saltó al vacío...!»

2 comentarios:

  1. Hola Ricardo, espeluznante. Las imágenes están repletas de simbología, son hermosas, melancólicas, tristes... un reflejo sin lugar a dudas de esta historia que nos narras. Los miedos que subyacen en el subconsciente y que nos acompañan durante toda la vida. Besos :)

    ResponderEliminar
  2. Es de lo mejor de Hoffman, este relato ha dado hasta para video juegos. Quien se lo diría al romantico de Hoffman.

    Besos, Ricardo.

    ResponderEliminar