domingo, 3 de octubre de 2021

Palabras de Nicolás Roherich.


Su nombre significa Rico en Gloria. Nació en San Petersburgo, Rusia. El 9 de octubre de 1874 y ya desde su más tierna infancia sintió un gran amor y afinidad con la naturaleza, de la cual gozaba en la casa de campo de sus padres llamada Isvara y cuyo nombre en sánscrito significa «Espíritu Divino». Allí donde él mismo dijera: «Todo lo especial, todo lo agradable y memorable, está conectado con los meses de verano en Isvara». Ese fue el lugar donde despertara una profunda apreciación de la belleza en todas sus formas y un sincero deseo de conocimiento.

Estas cualidades innatas encontraron expresión en una prodigiosa y multifacética carrera, cuyos frutos son más de siete mil cuadros y numerosos libros como Altai-Himalaya; El invencible y Shambhala, entre otros. Hasta la hora de su muerte en el Himalaya, en 1947

La complejidad de su talento hizo de Nicholas Roerich un ser excepcional, convencido de que la evolución depende de la síntesis del conocimiento en todos los campos. Él creía fundamentalmente lograr la unidad dentro de la diversidad. Es con este ideal que crea la Bandera de la Paz, que unifica en lo más elevado y sagrado a todos los seres humanos. Sus logros humanitarios le valieron la nominación para el Premio Nobel de la Paz.


«El arte unificará a toda la humanidad. El arte es uno – indivisible. Tiene numerosas ramas y, sin embargo, todas son una el arte es la manifestación de la síntesis universal. El arte es de todos».

«Cada uno llegará a disfrutar del arte verdadero. Las puertas de la fuente sagrada deben estar bien abiertas a todos y la luz del arte influirá en muchos corazones con un nuevo amor. Al principio este sentimiento será inconsciente, pero más tarde purificará a la conciencia humana. ¡Cuántos jóvenes corazones buscan lo que es cierto y bello! Llevad el arte al pueblo a quien pertenece».


«Tendríamos que tener no solo museos, teatros universidades, bibliotecas públicas, estaciones de ferrocarril y hospitales decorados y embellecidos, sino incluso las prisiones. Y entonces llegaríamos a no necesitar las prisiones. Sabed que la vida del espíritu es privilegio del eremita. Ella puede ser obtenida aquí por nosotros y la conciencia de la vida del alma debe abrir para nosotros nuevas posibilidades cotidianas para la creación...Recordad que ha llegado la hora de armonizar nuestros centros. Esto va a devenir de la más grande importancia, en el conflicto con la civilización mecánica que de una forma totalmente falsa es llamada cultura. El espíritu enterrado bajo detalles triviales de la vida cotidiana y envilecido de forma bárbara eleva ya su cabeza».

«La verdadera paz, la verdadera unidad, es el deseo del corazón humano. El hombre lucha por trabajar creativa y activamente, ya que su trabajo es fuente de alegría».


«Querer amar y abrirse a la creación de la sublime belleza. En la más alta comprensión de la Belleza y la Sabiduría, todas las divisiones convencionales desaparecen. El corazón habla su propia lengua, quiere disfrutar con aquello que es común a todos y todo lo eleva y lo conduce a un futuro resplandeciente. Todos los símbolos y vestigios de la humanidad contienen el mismo significado».

Nicolás Roherich, junto a Roosevelt,
en Washington en la Tercera Convención para la Paz.
15 de abril de 1935 en la Casa Blanca.

1 comentario:

  1. Sus cuadros transmiten mucha luz, tranquilidad y creatividad. Son sumamente coloridos e irradian energía. Besos :D

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