viernes, 8 de octubre de 2021

La sorprendente historia de Franz Xaver Messerschmidt

«Alguna gente no enloquece nunca.
Qué vida tan verdaderamente horrible
deben tener»

Charles Bukowski

Se cuenta que el príncipe Eugenio Francisco, Príncipe de Saboya-Carignan, murió de pulmonía en Viena mientras dormía, después de pasar una noche jugando a las cartas con su vieja amiga la Condesa de Batthyany. La leyenda afirma que un león que mantenía vivo en palacio, también murió esa misma noche. Está enterrado en la capilla de honor de la Catedral vienesa de San Esteban. Corría por entonces el año de 1736.

En esa misma noche, y a pocos metros de allí; nació nuestro artista, Franz Xaver Messerschnidt. Creció en Munich, en casa de su tío el escultor Johann Baptist Straub, quien fuera su primer maestro.


A finales de 1755 se matriculó en la Academia de Bellas Artes de Viena, y se convirtió en alumno de Jacob Schletterer. Se graduó y consiguió trabajo en la Casa Imperial. En el salón de la Construcción en 1760-1763, realizó sus obras más conocidas; los bustos de bronce de la pareja imperial y algunos relieves que representan al heredero de la corona y su esposa. Uniéndose al Barroco tardío, y bajo la influencia determinante de Baltasar Fernando Moll. A esta tendencia pertenecen las dos estatuas de tamaño natural que representa a la pareja imperial, encargado dicho trabajo por María Teresa de Austria y llevado a cabo entre 1764 y 1766. Es de mencionar algunos otros retratos de temas religiosos. Más una serie de estatuas por encargo de la princesa de Saboya, que han sobrevivido a nuestros días.

El barroco puso fin a su obra en 1769 con un busto del médico de la corte Gerard van Swieten, por encargo de la misma Emperatriz. Al tiempo que hicieron aparición sus primeras obras de estilo Neoclásico, debido a la experiencia adquirida en 1765 durante un viaje de estudios a Roma. A partir de entonces, se obsesionó por las facciones y fisonomía del rostro, influenciado por retratos de la vieja Roma. Siendo digno de mencionar los trabajos realizados entre principios del año 1769-1770, que representan al conocido médico Franz Anton Mesmer.


Franz, que debía estar hasta la sopa de esoterismos y de círculos extravagantes, se hizo seguidor y discípulo de Hermes Trimegisto, autor del libro de culto el Kybalion. Comenzando a manifestar alteraciones en la personalidad que derivaron en esquizofrenia. Admirador de la Golden Ratio y de aquello que los artistas del renacimiento llamaban la divina proporción. Que utilizaban, según decían ellos, para la constituir la belleza y el equilibrio en el diseño de la obra de arte. El divino Leonardo tendría mucho que decirnos referente a todo esto.

Comenzó a padecer de agudos trastornos digestivos; opinando los historiadores de hoy, que bien podía haber padecido la enfermedad de Crohn. Que más o menos, y con el desconocimiento del que escribe, se podría definir como una inflamación de los intestinos.


Arruinado y acosado por sus obsesiones, Messerschmidt lo vendió todo y volvió a su pueblo natal, Wiesensteig. Refugiándose en una cabaña construida en las afueras.

Allí pasó los últimos nueve años de vida, Alimentándose de leche de vaca y carne de cordero, pues ya recién cumplidos los 38 años brotó de manera permanente la locura.

Y es obvio que como artista loco fue rechazado por todo el mundo, muriendo 9 años más tarde, exactamente a los 47 años. A lo largo de ese tiempo realizó 60 esculturas de una calidad sorprendente y cuyo tema fueron los decenas de gestos primordiales que somos capaces de formar con nuestro rostro los seres humanos…


Se decía que hablaba con fantasmas y que se pellizcaba frente al espejo, con el fin de encontrar las muecas o gestos esenciales en el ser humano. Se contaba que mantenía un contacto astral con su maestro Hermes. Hasta el fin de su vida mantuvo una postal o dibujo de Egipto donde residía el poder máximo del conocimiento áureo.

El filósofo Friedrich Nicolai, editor e historiador austriaco, le visitó en su casa en 1781, dos años antes de morir, describiendo a un hombre extraño que se pellizcaba frente al espejo y que gesticulaba extrañamente con el fin de forzar el rostro y de llegar a componer una incomprensible teoría de las proporciones que, según él, gobernaban el mundo. El artista buscaba de manera afanosa los 64 gestos primordiales. Los que, pacientemente, fue modelando en sus esculturas primorosas y alucinadas.

Como curiosidad, decir que Friedrich Nicolai atribuyó parte de la locura de Franz Xaver Messerschmidt a su castidad...

Cuando le preguntó Friedrich por qué ocultaba siempre el labio inferior en sus esculturas, el artista le contestó: —Porque ningún animal de la naturaleza lo enseña.


Una exposición de gran envergadura inunda París, y en los bajos de Louvre pueden observarse los tremendos rostros de Franz Xaver Messerschmidt.

Impresionantes, fuera de toda lógica y de lo que usualmente denominamos como coherente. Esculpidos en un tiempo que sin duda no era su tiempo, pues su estilo atrevido superó el límite temporal de lo creativo; de aquello que marcan las modas y la actualidad de los tiempos.

Todos los bustos fueron creados en su cabaña de Baviera, a finales del 1700.

Un hombre que reza a un alquimista de leyenda, un mago del antiguo culto de las pirámides que habla con espectros, que le informan de la proporción perfecta de las gesticulaciones humanas, tan solo me atrevería a hacer una observación; ¿Quién fue este Franz Xaver Messerschmidt?

1 comentario:

  1. Hola Ricardo. ¿Quién fue? Sin lugar a dudas un genio que nació en una época anterior a aquella en la que comprendieran que hay que tener una habilidad especial para hacer lo que él hacía. Lo he imaginado frente al espejo adoptando las formas necesarias para después hacer sus esculturas. Esculturas por otra parte que llaman sumamente la atención. Besos :)

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