sábado, 23 de octubre de 2021

El otro lado del puente

 


Cruzarlo significaría para él una gran aventura, de eso no cabe duda alguna. El miedo paralizaba sus piernas, le costaba avanzar y dudaba a cada paso que daba.

Tenía miedo.

No había opción y atrás dejaba más cosas para morir que para vivir. Quedaba una trayectoria que con el desgaste de los años había desmontado cualquier posibilidad de continuidad.

Se dice que cuando se cruza un puente se salva cierta una dificultad.

Algunos puentes son viejos y otros se acaban de levantar… cruzan ríos, vaguadas, desfiladeros o cualquier tipo zona comprometida.

Tenía miedo.

Tras cruzar un puente nace una nueva senda siendo lo más probable que la naturaleza de las cosas cambien y con la posibilitad de poder descubrir situaciones y escenarios diferentes.

Él tenía miedo ahora que se hallaba justo en medio del pasaje y, si lo pensaba fríamente, quizás hubiese preferido no conocer la existencia del puente y morir al inicio del mismo. Así no hubiese tenido la tentación de cruzarlo.

Lo había intentado muchas veces, pero siempre había fracasado.

Tenía miedo.

Ahora, tenía la certeza de que, si no lo cruzaba, su alma se consumiría sin remedio alguno y eso lo motivó en dar un primer paso. Cerró los ojos y llevó a cabo un primer movimiento; atreviéndose Avanzaba inseguro y con peso en las piernas, hasta que cierto airecillo le acarició el rostro y se animó a proseguir.

Conforme avanzaba los temores se fueron diluyendo y del miedo pasó al júbilo. Las dudas se disiparon y aceleró el paso, hasta llegado el momento en que podía percibir con toda claridad el extremo final del puente y ahora sí que deseaba alcanzarlo rápidamente.

Se sintió animado, al descubrir que el miedo se encontraba detrás y justo al inicio, al otro lado del puente.

Un relato de R. Reina Martel

2 comentarios:

  1. Qué preciosidad Ricardo. Cruzar puentes es toda una simbología. Hay un puente cercano a mi localidad que me trae unos recuerdos muy hermosos de una historia similar a la que narras.
    También yo me atreví a cruzarlo.
    Y jamás me he alegrado tanto de nada.
    Besos :D

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  2. Tu sabes de eso Margarita, cada puente que se cruza es un desafío.

    Besos, Ricardo.

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