miércoles, 13 de octubre de 2021

Tugpa, la sopa sagrada del Tíbet


Convivir con un lama tibetano, conlleva la posibilidad de intercambiar costumbres más que diversas. Y si a ello le sumamos la relación entre culturas tan dispares, como son las del sur de España con las tradiciones y hábitos alimentarios del Himalaya, ni que decir tiene.

Geshe Tamding Gyatso, fue mi maestro durante un tiempo de mi vida. Conviví con él, durante algunos meses al año. Además de su profunda sabiduría he de reconocer que me dejó pequeños hábitos que, de una manera u otra, han enriquecido mi vida. Como ejemplo de ello os presento esta rica sopa.

No es que sea milagrosa ni nada de eso, lo que sucede es que un hombre de mi edad, comienza a darle la merecida importancia a los recuerdos amables que atesora.

Geshe-la, nos contaba sobre tradición culinaria del Tíbet. Sostenida en unos productos básicos y que se entre mezclaban, una y otra vez. Llamándonos poderosamente la atención, la adversidad que este pueblo sentía sobre el pescado y cualquier producto derivado del mar.

Pero vayamos a la receta que es lo que nos interesa. Advierto que no discutiré con los puristas y sabiondos de la tradición. Limitándome a relatar la receta que cada noche elaboraba Geshe Tamding en la cocina.


INGREDIENTES

Aceite de oliva virgen extra

Puerro

Patata

Carne de ternera picada

Col blanca

Especias diversas como;

Curry, Jengibre, Cúrcuma, Pimentón, Comino, chile o guindilla molida.

Pasta, como fideos orientales o quínoa

Cebollino o Cilandro

Pimienta negra

Sal


ELABORACIÓN

Pelamos las patatas y limpiamos los puerros retirando las hojas más duras y las que presenten signos de mal estado.

Sofreímos hasta que dore el puerro, a fuego muy suave para que no se queme.

Añadimos las patatas cortadas.

Agregamos la carne de ternera picada

Removemos hasta asegurarnos que la carne queda sofrita y suelta.

Añadimos el agua necesaria y dejamos hervir. 

Bajamos el fuego y espumamos las impurezas que broten de la superficie.

Sacamos toda la grasa que suelte la carne.

Mientras, vamos picando la col blanca muy finita o en juliana. Sed generosos con la col que ha de cubrir por entero la superficie de la sopa.

Remover con la espumadera para que todo quede ligado.

Ya tenemos la sopa hirviendo. Tenemos que intentar concentrar el sabor lo máximo posible. Media hora estaría bien para cuatro comensales.

Una vez enternecida la col y la carne, les toca turno a las especias.

Para ello, o bien compramos un compuesto de especias orientales y que, a fin de cuentas, resulta lo más sencillo o bien decidimos añadirlas de una en una. Como por ejemplo el jengibre (natural y rallado), cúrcuma, curry, comino y pimentón.

Dejamos hervir y añadimos la pasta, tal como fideos asiáticos o quínoa.

Ghese-la, de manera ritual confeccionaba lo que él llamaba «Momos» y que resultaba ser una pasta de harina y agua. En un bol, los elaboraba mientras recitaba oraciones a la vez que le daba forma de pequeños anillitos que cocía en la sopa.

Para rematarla una picada de cebollinos o cilandro, además del picante.

Punto de sal y pizca de pimienta negra. 


OBSERVACIONES

Se le puede añadir uno o dos huevos batidos al final de la sopa, también una pastillita (media mejor) de caldo concentrado. La especia que suelo utilizar se llama «Ras el hanout» y que no es difícil de encontrar. Procedente de Marruecos nos puede proporcionar intensos aromas.

Algo de pollo también le vendría de lujo al caldo y la sopa

El picante, recuerdo que siempre resultaba un problema, pues no encontrábamos ninguno que satisficiera al Lama. Ya que según su gusto ninguno estimulaba en demasía.

Cuestión que se resolvió con un pequeño cuenco apartado de la sopa y con su correspondiente cucharilla de café, para que cada cual se lo sirviese a su gusto.

Comprobamos la importancia de esta sopa para la comunidad de monjes.

Hidratos de carbono, vitaminas, grasa, proteínas, además del calor corporal. En Tíbet es frecuente que las temperaturas ronden bajo cero....

Ellos utilizan la carne de yak y que viene a ser parecida a la de buey. Un ejemplar de largo pelo que desde el inicio de la historia fue domesticado. Utilizándose como animal de carga y proporcionando carne, mantequilla, además de lana un tanto áspera, pero que permite elaborar mantas, alfombras, cuerdas y otros objetos. Los excrementos secos son utilizados como combustible, muy apreciado en las zonas pobres en maderas.



2 comentarios:

  1. No es por nada Ricardo, pero ha de estar delicioso y sentar súper bien. Es de ese tipo de alimentos que llenan el cuerpo y rozan el alma. Gracias por compartirlo. Besos :D

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    1. Es una sopa que lleva media vida conmigo, sobre todo en invierno. Está muy rica y levanta el ánimo.

      Besos, Ricardo.

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