William
Butler Yeats
Gusto
La
dama coge dulces de una bandeja que delante de ella sostiene una doncella. Sus
ojos están en un periquito que lleva en su mano izquierda. El león y el
unicornio se alzan sobre sus patas traseras llegando a los banderines que
enmarcan a la dama a ambos lados. El mono está a sus pies, comiendo uno de los
confites.
(El Gusto): león y unicornio encuadran a la dama cuya vista se vuelve hacia el perrillo que la contempla, mientras con la otra mano se dispone a recoger una golosina que le tiende su sirviente.
Oído
La
dama toca un órgano portátil sobre lo alto de una mesa cubierta con una
alfombra turca. Su doncella está en pie, al otro lado, y opera el fuelle. El
león y el unicornio de nuevo están enmarcando la escena sosteniendo los
banderines. Lo mismo que en los demás tapices, el unicornio está a la izquierda
de la dama y el león a la derecha - un común denominador de todos los tapices.
Vista
La
dama está sentada, sosteniendo un espejo en su mano derecha. El unicornio se
arrodilla en el suelo, con las patas delanteras apoyadas en el regazo de la
dama, desde donde mira su reflejo en el espejo. El león a la izquierda sostiene
un banderín. El unicornio posa sus patas de manera familiar sobre las rodillas
de la dama y se contempla en el espejo que ella le presenta.
Olfato
La dama está de pie, haciendo una corona de flores. Su doncella sostiene un cesto con flores para que ella las coja fácilmente. De nuevo, el león y el unicornio enmarcan a la dama mientras sostienen los banderines. El mono ha robado una flor que está oliendo, lo que da la clave de la alegoría.
Tacto
La
dama se alza con una mano tocando el cuerno del unicornio, y con la otra
sostiene el banderín. El león se encuentra a un lado y se queda mirando.
La dama, retratada de una manera soberbia y con absoluta maestría, sostiene en una mano un estandarte, mientras con la otra toca amorosamente el cuerno del unicornio.
Este tapiz es más ancho que los otros, y tiene un estilo algo diferente. La dama se alza enfrente de una tienda, en lo alto de la cual se puede leer À Mon Seul Désir, un lema oscuro, interpretado de manera diversa como mi (único) deseo; sólo según mi deseo o sólo por deseo mío. Su doncella está de pie a la derecha, sosteniendo un cofre abierto. La dama está colocando el collar que lleva en los otros tapices en el cofre. A su derecha hay un banco bajo donde aparece un perro sobre un cojín. El unicornio y el león se alzan en sus posiciones habituales enmarcando a la dama mientras sostienen los banderines.
Este tapiz ha suscitado una serie de interpretaciones. Una interpretación ve a la dama que coloca el collar en el cofre como una renuncia a las pasiones suscitadas por los otros sentidos, y como una afirmación de su libre albedrío. Otra ve el tapiz como una representación de un sexto sentido del entendimiento (derivada de los sermones de Jean Gerson de la Universidad de París, h. 1420). Otras interpretaciones diversas ven el tapiz como una representación del amor o la virginidad. También se debate si la dama en À Mon Seul Désir está cogiendo o dejando el collar.
Son una auténtica preciosidad. Me han recordado a un inmenso tapiz que vi en un castillo de Escocia, donde al entrar en un salón del trono, un inmenso unicornio blanco con la correspondiente dama a su lado, te daba la bienvenida.
ResponderEliminarComo siempre, una entrada mágica. Besos :D
Sabes cuanto me acerca la figura del unicornio. Lo hallé en París, allí donde caben todos los reinos mágicos.
ResponderEliminarBesos, Ricardo.