domingo, 26 de septiembre de 2021

Unicornios en París

«A esa música he de acercarme...
Dulce y maravillosa música,
Cuando los pasos de los Unicornios.
Hacen retumbar la montaña bajo sus cascos».

William Butler Yeats


Estuvimos en Cluny, la antigua abadía benedictina, y termas romanas ubicada en el corazón del barrio latino de París. Allí pudimos observar los tapices y un curioso cuerno supuestamente verdadero de un Unicornio. Motivada mi visita, esta vez, tras la lectura de la novela de Tracy Chevalier.

También, recuerdo que había una tienda de antigüedades y elementos extraños, justo en un lateral de la abadía. Donde me vendían otro supuesto cuerno y esta vez el verdadero por unos 150 €. Aquello se quedó grabado en mi retina y decidí volver a Cluny, en cuanto hubiese posibilidades para ello. La tienda ya no existe, pero el palacio se mantiene aportando una sugerente carga magnética.

Cluny, lugar mágico donde los haya; convertido hoy en un verdadero templo de adoración hacia el mito del Unicornio. Lo cierto es que siempre sentí una especie de atracción por tan mítico animal, empapándome todos los libros que se cruzaban en mi camino sobre el tema, de los que recomendaría De Hitoria et Veritate Unicornis de Peer Abat y Unicornios de Robert Vavra.


Los tapices de La Dama y el Unicornio son de origen flamenco (de finales del siglo XV, tejidos en lana y seda) fueron descubiertos por Próspero Merimée en 1841 en el Castillo de Boussac, y entraron en la leyenda inmediatamente gracias a los escritos de George Sand, contratada después para describirlos.

Lo extraordinario es que hayan conservado su color y su textura intactas. Se trata de seis piezas. Cinco de ellas describen los cinco sentidos; la sexta, puede que el sentido oculto o sexto sentido y recibe el nombre de A mon seul désir y se distingue de las demás no sólo por su tamaño, también por su extraña factura.

Los animales fantásticos, míticos, el león y el unicornio, llevan las armas que permiten identificar como su dueño al comandante Jean Le Viste, personaje muy cercano al rey Carlos VII, aquel que fuera coronado en Reims tras las victorias de la doncella de Orleáns, Juana de Arco. Los pájaros, las liebres, habitan los fondos de los tapices, otorgándoles un ambiente de sueño feérico.

Para la directora del museo, Elisabeth Taburet-Delahaye, "el misterio reside en muchos ámbitos", entre ellos el de la iconografía, que generalmente se ha interpretado como representación de los cinco sentidos y de un sexto, sobre el que ella se interroga cuál podría ser, "¿un sentido interno?". No se sabe a ciencia cierta quién los encargó ni quién los crearon Los enigmas de estas telas también van más allá de su desconocida autoría, dado que no se sabe a ciencia cierta quién los encargó. Aunque los escudos de armas que aparecen una y otra vez pertenecen a la familia Le Viste, se desconoce qué miembro pudo haberlos solicitado.

Gusto

La dama coge dulces de una bandeja que delante de ella sostiene una doncella. Sus ojos están en un periquito que lleva en su mano izquierda. El león y el unicornio se alzan sobre sus patas traseras llegando a los banderines que enmarcan a la dama a ambos lados. El mono está a sus pies, comiendo uno de los confites.

 (El Gusto): león y unicornio encuadran a la dama cuya vista se vuelve hacia el perrillo que la contempla, mientras con la otra mano se dispone a recoger una golosina que le tiende su sirviente.

Oído

La dama toca un órgano portátil sobre lo alto de una mesa cubierta con una alfombra turca. Su doncella está en pie, al otro lado, y opera el fuelle. El león y el unicornio de nuevo están enmarcando la escena sosteniendo los banderines. Lo mismo que en los demás tapices, el unicornio está a la izquierda de la dama y el león a la derecha - un común denominador de todos los tapices.

Vista

La dama está sentada, sosteniendo un espejo en su mano derecha. El unicornio se arrodilla en el suelo, con las patas delanteras apoyadas en el regazo de la dama, desde donde mira su reflejo en el espejo. El león a la izquierda sostiene un banderín. El unicornio posa sus patas de manera familiar sobre las rodillas de la dama y se contempla en el espejo que ella le presenta.

Olfato

La dama está de pie, haciendo una corona de flores. Su doncella sostiene un cesto con flores para que ella las coja fácilmente. De nuevo, el león y el unicornio enmarcan a la dama mientras sostienen los banderines. El mono ha robado una flor que está oliendo, lo que da la clave de la alegoría. 

Tacto

La dama se alza con una mano tocando el cuerno del unicornio, y con la otra sostiene el banderín. El león se encuentra a un lado y se queda mirando.

La dama, retratada de una manera soberbia y con absoluta maestría, sostiene en una mano un estandarte, mientras con la otra toca amorosamente el cuerno del unicornio.


À Mon Seul Désir
(Solo por Deseo Mío)

Este tapiz es más ancho que los otros, y tiene un estilo algo diferente. La dama se alza enfrente de una tienda, en lo alto de la cual se puede leer À Mon Seul Désir, un lema oscuro, interpretado de manera diversa como mi (único) deseo; sólo según mi deseo o sólo por deseo mío. Su doncella está de pie a la derecha, sosteniendo un cofre abierto. La dama está colocando el collar que lleva en los otros tapices en el cofre. A su derecha hay un banco bajo donde aparece un perro sobre un cojín. El unicornio y el león se alzan en sus posiciones habituales enmarcando a la dama mientras sostienen los banderines.

Este tapiz ha suscitado una serie de interpretaciones. Una interpretación ve a la dama que coloca el collar en el cofre como una renuncia a las pasiones suscitadas por los otros sentidos, y como una afirmación de su libre albedrío. Otra ve el tapiz como una representación de un sexto sentido del entendimiento (derivada de los sermones de Jean Gerson de la Universidad de París, h. 1420). Otras interpretaciones diversas ven el tapiz como una representación del amor o la virginidad. También se debate si la dama en À Mon Seul Désir está cogiendo o dejando el collar.

2 comentarios:

  1. Son una auténtica preciosidad. Me han recordado a un inmenso tapiz que vi en un castillo de Escocia, donde al entrar en un salón del trono, un inmenso unicornio blanco con la correspondiente dama a su lado, te daba la bienvenida.
    Como siempre, una entrada mágica. Besos :D

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  2. Sabes cuanto me acerca la figura del unicornio. Lo hallé en París, allí donde caben todos los reinos mágicos.

    Besos, Ricardo.

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