viernes, 13 de mayo de 2022

Primavera de flores

 

Desde la publicación de «Las Granjas Paradisos», podría decir que todo se ha acelerado; presentaciones, eventos, charlas…

Uno necesita detenerse y dejar la mente tranquilita por unos días, demasiado revuelo en el interior.

Ayer tarde estuve en el Viso del Alcor, asistiendo a la presentación del libro «La luz que tuvimos» de Antonio Manuel. Presentación gloriosa donde las haya y no lo digo por el libro, dado que aún no lo he leído, me refiero a la calidad humana que brotaba del ponente. Con un lenguaje que rallaba lo poético nos introdujo en un marco, tanto jurídico cómo pleno en añoranzas, y en donde las palabras jugaban a encontrar un significado arcano y olvidado en el tiempo.

Córdoba lejana y sola…

Ahora toca Málaga, donde espero descansar y recuperar fuerzas. Visitaré el CAC, lugar que supuso un antes y un después en mi concepción de lo poético y las formas. Tomaré café en Calle de Bruselas, firmaré libros y me llegaré a la parroquia de San juan Bautista, cuya portada desata en mí, la más plena de las fantasías.

Pasearé, tomaré un helado de vainilla y más tarde un cartuchito de almendras. En la mañana me asomaré al puerto y me sumergiré en el ambiente, para de vez en cuando, levantar mi mirada hacia La Alcazaba, lugar que desata en mí, la más plena de las fantasías...

Tomaré una cerveza fría al mediodía, veré la gente pasar y sí tengo suerte, oiré a una chica joven y hermosa tocar el violín, durante el desayuno, muy temprano y frente al mar…

Y entonces, ya no habrá fantasía que valga, pero tampoco realidad. Ese es el oficio de quien escribe, mantenerse en un lugar donde nada es cuanto aparenta ser y, a su vez, todo lo es…

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