Muy pronto abordaremos su cronología, fue casualidad que ayer mismo se cruzara en mi camino, la escritora y, reconozco que, me dejó profundamente abatido esta carta de suicidio, por lo que he decidido traerla a esta Casa en el árbol, para que habite entre nosotros por siempre.
La vida de la escritora inglesa estuvo plagada de trastornos
mentales: padecía lo que hoy podría calificarse como trastorno bipolar, y desde
muy joven sufrió de crisis nerviosas y depresivas.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial, junto a la destrucción de
su casa en Londres, el aislamiento de su marido, Leonard, en la Guardia
Nacional, unida a la soledad que sintió después de terminar su última novela «Entre
Actos», la llevaron a padecer una profunda depresión.
«Amar, nos separa de los demás».
Virginia Woolf se llenó los bolsillos de su abrigo de piedras y se lanzó al río Ouse. Su cuerpo no fue hallado hasta casi un mes después y actualmente, sus restos reposan bajo un árbol en Rodmell.
Vaya pues nuestro homenaje y admiración para tan gran escritora.
Querido:
Creo que voy a enloquecer de nuevo. Siento que no podemos
atravesar otro de esos tiempos horribles. Y esta vez no me recuperaré. Comienzo
a escuchar voces y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que creo que
es lo mejor.
Tú me has dado la mayor de las felicidades posibles. Has sido, en todos los sentidos, todo lo que alguien puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que llegó esta enfermedad. Y ya no puedo seguir peleando.
Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí podrás trabajar. Y lo harás, lo sé.
Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto con propiedad. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida a ti.
Has sido totalmente paciente conmigo... e increíblemente bueno. Quiero decirlo, aunque todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera salvarme solo podrías haber sido tú.
Todo se ha
marchado de mí, salvo la certeza de tu bondad. Y no puedo seguir arruinando tu
vida durante más tiempo. No creo que dos personas puedan ser más felices de lo
que nosotros hemos sido.
V.
Muy profundo, para reflexionar. Gracias, Ricardo.
ResponderEliminarMe gustan todas tus entradas, lo sabes. Pero en esta he detectado algo especial, tal vez me he dejado llevar por el momento o por las hermosos casualidades que a veces surgen. Llevo unos días pensando en Virginia y en su habitación propia... Lástima el como el ser humano se ve al límite hasta no poder más y termina sintiendo tal peso en el corazón que lleva a cabo el acto final de acabar con su propia vida. Besos :D
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