viernes, 22 de abril de 2022

Los disparos de Niki

 

«Sin el arte, habría acabado en el asilo».

Niki de Saint Phalle

Niki, nace un 29 de octubre de 1930 a las 6:40 en Neuilly -sur-Seine (París)

Su padre, fue conde y banquero francés. Se arruinaría con la gran depresión de 1929.

Niki no tuvo una infancia feliz, dado que nada más nacer comenzó un eterno peregrinaje de idas y venidas, que tanto la marcarían en el futuro.

Muy pronto es enviada a casa de sus abuelos paternos, a un viejo castillo medieval en la Niévre, donde pasaría los primeros tres años de su vida.

Sin interrupción alguna, otro arcaico castillo le vuelve a dar cobijo, esta vez el histórico Castillo de Filerva, perteneciente a su abuelo materno.

Es posible que, de tanta oscuridad y tan exóticas residencias, heredase Niki su afición por los viejos monstruos y las antiguas películas de terror.

Y como si todo formase parte de una fábula, Niki cruzó el océano en 1937 para alejarse de los fantasmas que por entonces amenazaban Europa, pasando a vivir en un moderno apartamento en Nueva York.


Se dice que Niki fue violada por su padre, según testimonios de su nieta Bloum Cárdenas y que mantuvo siempre una muy mala relación con su madre, debido a una estricta educación y la denotada moralidad burguesa que imperaba en la familia.

Ese continuo ir y venir en su vida, junto a la inestabilidad psíquica de la familia, fruto, sin duda, de un rancio clan anclado en un pasado y sin lugar en el mundo que se avecinaba, terminaron de trastornar a la joven Niki.

Niki fue expulsada de la escuela pública del barrio de Saint Phalle, donde vivía con sus abuelos en 1941, volviendo, una vez más, a vivir junto a sus padres un verdadero infierno.


Niki de Saint Phalle

Aparece por esa época en su vida los escritos de Edgar Allan Poe, Shakespeare y la tragedia griega. Participa en obras de teatro, escribe sus primeros escarceos literarios.

En 1942 vuelve a ser expulsada de la escuela Brearley, en New York y al pintar de rojo brillante una estatua del colegio. El director exige a la familia el tratamiento psiquiátrico de Niki.

Sus padres, la internan en Suffren, New York.

Ya en 1948 se presta a ejercer de modelo y sus fotografías aparecen en la revista Vogue.

A los 18 años huye de casa con Harry Mathews, que tan solo tiene solo 19 años y que parte con la armada de Estados Unidos.

Se casan por la iglesia francesa en 1950, a petición de sus padres.


«La vida... nunca aparece en la forma en que uno se la imagina. Te sorprende y te hace reír o llorar cuando menos te lo esperas».

Comienza ahí el fin de un mal sueño y el inicio de una vida bohemia y de búsqueda de identidad y mientras Harry, estudia música en Harvard, Niki comienza a pintar acuarelas y gouaches.

En abril de 1951 nace su hija Laura en Boston

En 1953 abandona América y vuelve al París natal, donde Harry continua con sus estudios musicales, pues sueña con ser director de orquesta, y Niki comienza a estudiar teatro. En verano de ese mismo año, la familia se traslada a España e Italia, donde visita museos, catedrales y cultura.

En 1953 todo cambia, pues Niki es hospitalizada en Niza a raíz de una crisis nerviosa severa. Entonces, el dibujo le sirve de terapia, razón por la que ella descubre que no puede ser otra cosa en la vida más que artista.

Deja los estudios de teatro y se adentra en el modelado y la pintura.


La vida cambió para Niki tras su visita al Parque Güell en Barcelona en 1955 y al descubrir el universo pragmático de Gaudí. Razón por la que, su mirada artística se volvió fresca de repente, el colorido y las curvas tomo una dimensión nueva, más allá del marco conceptual que le ofrecía el arte tradicional.

El universo de Niki comenzó a teñirse de colores y sinuosas maneras geométricas.

A su vuelta a París descubre a Rousseau, Klee, Matisse, Picasso y Jackson Pollock, entre otros.

En 1960 se separa de Harry, y se marcha a vivir con Jean Tinguely, creador de la escultura en movimiento. Le pide a este que le forje la estructura para su primera pieza de yeso y en 1961 organiza en el «Impasse Ronsin», la primera secuencia de «Los disparos»

Niki invita a sus amigos a disparar sobre esculturas y relieves de yeso, los disparos llevan una carga de colores que al impactar sobre la obra ofrecen una nueva posibilidad pictórica. Los famosos disparos de Niki revolucionan el arte moderno.

Además de ofrecer la posibilidad al espectador de formar parte de la obra. Le llamó el «Shooting Painting». Ejercicio de terapia con el que se liberaba la energía rebelde a través de cierta agresividad contenida.


«La pintura al óleo, llegó a su fin, está acabada. Aquello que nos interesa ahora, es la muerte».

Una vez más, volvemos a entrar de lleno en el terreno de lo terapéutico, dada la liberación de la tensión y el desahogo que Niki ofrecía al lanzar con toda la furia de la persona, su rebeldía y lo estancado.

Un disparo expresa mucho más que una obra, un disparo representa liberarse de lo contenido, de nuestra agua estancada y maloliente. Un disparo, explota y revienta, transformando la cólera en color.


«En Gaudí conocí a mi maestro y, al mismo tiempo, mi destino. Mi mente y mi cuerpo se sacudían con escalofríos al contemplar su obra y tuve la certeza que un día yo también crearía algo fantástico».

El 15 de mayo de 1998, se produjo la inauguración del Jardín del Tarot, atrás quedaron diecisiete años de arduo trabajo. Su compañero y amor de vida Jean Tinguely realizó la parte técnica de las esculturas, construidas en hormigón armado y revestidas en mosaico de vidrios de colores y cerámicas. El jardín del Tarot se encuentra en Garvavicchio, muy cerca de Florencia. Es un jardín poblado de magia e inspirado en las cartas del Tarot; el mago, junto a un universo esotérico y onírico de un país de Oz.

La fuente de Stravinsky, junto al Centro Pompidou fue inaugurada un 16 de marzo de 1983, encargada por Jacques Chirac, por entonces alcalde de París. El encargo fue para Jean Tingely, disponiendo este como condición, la participación en el proyecto de su pareja, Niki de Saint.

Distribuidas por la fuente y dando la sensación de flotar sobre el agua, se mantienen 16 esculturas dotadas de un movimiento sinuoso, entre surtidores de agua, esculturas de aluminio y acero.

En el silencio de la mañana, antes de que los turistas hagan aparición se puede uno dejar llevar por la música extraña, por el sonido de las ondas y caídas del agua. Es algo inusual, el silencio que habita en la plaza, lo chirridos del acero y las desbordantes figuras que bailan como fantasmas espectrales bajo el tubular centro Pompidou.

El jardín del Tarot representa lo contrario; magia primitiva, una naturaleza salvaje de vegetales y rocas.

La fuente lo onírico, el ensueño, la sinrazón y lo irracional, expuesto en el corazón de la ciudad de la luz.

«La vida es un juego de cartas, nacemos sin saber las reglas, sin embargo, tenemos que jugar nuestra mano a lo largo de los siglos y la poesía, los filósofos, los alquimistas y los artistas se han dedicado a descubrir su significado».

Esos son los legados de amor y las obras que nos han dejado la pareja Tinguely y Niki. Obras producidas por una imaginación desbordante en la historia del arte moderno, hoy incomprendidas, y casi olvidadas...

Niki, pasó a vivir en el interior de la figura «La Emperatriz» en su jardín del tarot.

Niki nos dejó definitivamente el 21 de mayo del 2002, en San Diego. Debido a una enfermedad pulmonar, causada por los gases tóxicos producidos durante el pulido de poliéster de sus figuras.


«Yo era la madre, en el interior de la madre».

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