Lleva toda una semana en combustión, se trata de una gigantesca alpaca de paja que arde entre la carretera que une Carmona y Marchena.
El primer día que la vi me asusté, pensé que era una montaña que había entrado en erupción, y es que, entre la tenue luz que se filtraba en el amanecer y la voz de Eva Cassidy, reconozco que el espectáculo no dejaba de ser delirante.
Pasaron los días y continúo lloviendo con ganas, pero el fuego no cedía y uno aguardaba llegar con sumo interés a ese punto de la carretera donde las llamas encendían una oscuridad que ganaba por entero a la tierra. En principio llegué a pensar que podía haber sido un avión militar procedente de la base de Morón, pero no, esa base ha quedado silenciada y ya no cruzan sobre mi cabeza esos dragones modernos llamados F-18.
Anoche, aún continuaba ardiendo la montaña, pequeños puntos de luz la delataban, y a pesar de cuanto ha llovido aún mantiene el fuego en sus entrañas. Entonces me vino un soneto de William Shakespeare que dice; «Enciende un sueño y déjalo arder en ti». Me pareció de lo más elocuente y, sin duda, de gran ayuda como recurso; «Enciende un fuego y déjalo arder en ti...».
Inmediatamente apagué la radio he intenté memorizar el Réquiem de Mozart mientras alcanzaba Marchena, y entonces el milagro se hizo y ya no me importó nada más que el instante; ese instante que lo devora todo y en el que sobra todo presente, pasado y futuro.
Cuando aparqué el coche y abrí la puerta me llegó, de forma milagrosa, aquella frase de la película «Amadeus» y en la que Salieri le pregunta a Mozart; ¿Usted cree en eso? ¿En un fuego inextinguible que le consuma eternamente?
Es evidente que se trata de un misterio interesante, además de dejar patente que cuando un fuego es auténtico no hay quien lo apague. Besos :)
ResponderEliminarNi con un extintor. El fuego es creación, además de destrucción. La vida y la muerte en un solo elemento.
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