jueves, 17 de junio de 2021

Corazón de Cebolla, un cuento iniciático.

Foto Carl Wagner

«A lágrimas de cebolla, y caricias de jumento, mucho tiento»

Proverbio Popular
Había una vez un huerto lleno de hortalizas, flores, árboles frutales y toda clase de plantas aromáticas. Como en todos los huertos había mucho frescor y agrado. Dando auténtico placer el sentarse plácidamente bajo la sombra de cualquier árbol a contemplar su variopinto colorido, oler sus múltiples aromas o tan solo quedarse uno embelesado oyendo el canto de los pájaros

Un buen día comenzaron a nacer cebollas muy extrañas, pues cada una de ellas poseía un color y tonalidad diferente; rojas, amarillas, anaranjadas, púrpuras, verdes, azules, violetas...

El caso es que los colores eran irisados. deslumbradores, centelleantes a su vez; como una sonrisa o el color o el aroma de un cálido recuerdo. Tras investigarse la causa de aquel misterioso misterio, se descubrió que la raíz residía en el corazón mismo de las cebollas.


Cada cebolla poseía un único e irreemplazable corazón y cada corazón correspondía a una piedra preciosa. Una era un topacio, otra un rubí, una esmeralda, un lapislázuli o una aguamarina...

Por una incomprensible razón, que nadie supo de donde vino, se comenzó a decir entre la población de que aquello era peligroso, inadecuado y vergonzoso.

Entonces, las preciosas cebollas no tuvieron más remedio que ocultar su piedra preciosa con capas y más capas de cebolla. Cada vez más oscuras, más inhóspitas y feas. Tenían que disimular como eran estas por dentro. Hasta que terminaron convirtiéndose en unas cebollas vulgares y corrientes.


Nicholas Roerich (1874-1947)

Cierto día, pasó por allí un sabio que gustaba de sentarse a la sombra, junto al huerto y que como era tan sabio conocía el lenguaje de todas las cebollas...

Y empezó a preguntarles una a una; 

    — ¿Por qué no te muestras realmente tal como eres?

A lo que ellas le respondieron:

    —Me obligaron a ser así... me fueron colocando capas... incluso yo me puse algunas para que no pudieran hablar de mí.

Algunas cebollas tenían hasta diez capas y ya ni se acordaban de por qué tenían tantas capas. Y el sabio comenzó a llorar, y cuando la gente lo vio llorando, pensaron que bien pudiera ser que llorar ante las cebollas debía ser propio de seres muy inteligentes.

Por eso todo el mundo sigue imitando al sabio y continúan llorando cuando pelan las cebollas; desconociendo que, bajo una multitud de capas, las cebollas esconden un corazón precioso, único e irreemplazable.


Carl Wagner

1 comentario:

  1. Es un cuento precioso que bien podría aplicarse a los mismos seres humanos. Me ha encantado Ricardo, lo cierto es que es iniciático a la par que hermosísimo. Ojalá esas piedras preciosas que se ocultan tras tantas capas, decidan salir a la luz. Besos :D

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