Si cierro mis ojos, aún puedo evocar mi imagen y verlo; todo vestido de blanco y con una dignidad digna de las mejores historias.
Queríamos cambiar el mundo y lo más importante de todo; queríamos cambiarnos a nosotros mismos.
Entre aquella multitud de unas 3.000 personas, llegadas de todos los rincones del mundo, había una decencia incomprensible para los tiempos que corren.
Queríamos oír a quien sabe más que nosotros. Increíble, ¿verdad?
Además, éramos capaces de reconocer a quien ha recorrido un camino y tiene algo que decirnos. ¡Qué cuestión tan difícil!
Todos deseábamos emprender una vía; llámese espiritual o de conocimiento, que en suma no representa más que el camino hacia la felicidad.
Fue en Saanen, Suiza y más concretamente un jueves 25 de julio de 1985.
Ese día lució el sol y Krishnamurti debatió sobre una pregunta simple y que sorprendentemente no aporta ningún dividendo; ¿Qué es la belleza?
Doy gracias de que existan personas de esta belleza, nunca mejor dicho. Besos Ricardo :)
ResponderEliminarDe vez en cuando toca la flauta, querida Margarita.
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